Textos clásicos


Pedro López de Ayala

Libro de la caza de las aves

Introducción

Entre 1385 y 1386, durante los primeros quince meses que el canciller Pero López de Ayala (1332-1407) estuvo preso en el castillo de Óvidos, despuess de ser apresado tras la batalla de Aljubarrota (14 de agosto de 1385), compuso el más famoso y difundido libro español de cetrería. Lo escribió porque:

en esta arte e çiençia dela caça delas aves oy e vi muchas dubdas […] [e] acorde de trabajar por non estar oçioso de poner en este pequeño libro todo aquello que mas çierto falle (fols. 3v-4r)

Este pequeño libro no es otro que el Libro de la caça de las aves. Obra que nos ha llegado, que se sepa, en treinta y un manuscritos copiados entre los siglos XV y XIX1, pero no conoció las prensas hasta 1869, y además de un modo un tanto complicado. La Sociedad de Bibliófilos Españoles encargó a Emilio Lafuente Alcántara que preparara una edición de dicha obra, pero la muerte le sobrevino cuando ya se habían compuestos e impresos los primeros cuadernillos y hubo de concluirla Pascual de Gayangos2, según el parecer de algunos no muy elegantemente. El primer defecto que se le achaca es que no está claro qué manuscrito emplearon. Hablan de uno propiedad del conde de Altamira3, pero nadie sabe cuál fue, tan solo que fue vendido en Francia, y ninguno de los dos manuscritos que hay o ha habido en ese país (París, BNF, ms. esp. 292, Musée de la Chasse et de la Nature, ms. 63.100.2 y el de colección Krahe, olim Jeanson) se asemeja al texto publicado, aunque el último y la edición comparten una característica: ambos tienen el colofón, ausente en todos los demás manuscritos, lo que había hecho que Madeleine Montandon-Hummel lo considerara apócrifo4.

Otro problema que surgió de esta primera edición, resuelto en la siguiente, publicada por José Gutiérrez de la Vega5 y que fue reavivado poco más de un siglo después por Madelaine Montandon-Hummel, es el del título. Lafuente y Gayangos le dieron el de Libro de las aves de caça, que a Gutiérrez de la Vega le pareció erróneo ya que no aparecía en ningún lugar de la obra, pero sí lo hacía el de Libro de la caça de las aves, y porque

al leer Libro de la Aves de Caza, parece que tenemos en la mano un tratado especial de historia natural, y no una obra de cetrería; porque las aves de caza son aquellos subgéneros de la familia de las aves diurnas, del orden de las de rapiña, que se usan para la cetrería, cuando el objeto del libro no son dichas aves, sino que éstas son el medio para practicar la caza6

título aceptado por bibliógrafos, eruditos y editores hasta la aparición de la edición de Montandon-Hummel, en la que se niega la validez a dicho título, y se propone el genérico y nada individualizante de Libro de cetrería ya que lo llevan nueve códices y sólo cuatro el de Libro de la caça, elegido por Gutiérrez de la Vega7, aunque el mismo Gutiérrez de la Vega reconoce que en algunos [códices] se titula Libro de cetrería8. Esto es exagerado puesto que, si bien es verdad que dichos manuscritos presentan algo que se pueda pensar que es el título Libro de cetrería, también lo es que no lo hace en el cuerpo del texto, sino en añadidos marginales incluidos por los copistas. En cambio, el de Libro de la caça de las aves sí se documenta en el cuerpo del texto, p. ej.:

vn pequeñjo escripto en que departira de la caça de las aves (ms. 16392, fol. 3r)

E como por muchas vegadas fui alegre e consolado de uos en la caça de las aues asy como de aquel que toue sienpre en ella por maestro & señyor e por quanto señyor en esta arte & çiençia de la caça de las aues oy & vi muchas dubdas asi en el departir de los plumajes & condiçiones & naturas de las aues (fol. 3v)

E en este libro tomare esta orden primera mente mostrare qual fue la razon que moujo los nombres a la caça de las aues despues porne por capitulos çiertos todo lo que aprendi & vi e oy en esta arte (fol. 4r)

Otro si en la caça de las aues ha otros bienes (fol. 5r).

Marcela Ciceri en su reseña a la edición de John Cummins9, discute el título basándose en la inadecuación del mismo al contenido, y cree más acertado el que propusieran Lafuente y Gayangos: noto anche, secondo la prima edizione moderna di E. Lafuente e P. de Gayangos, come Libro de las aves de caça, titolo che meglio corrisponde al contenuto10, lo cual indica que no ha tenido en cuenta los argumentos de Gutiérrez de la Vega. Y por si esto fuera poco, Philip Ward dice que es perhaps better known as the Libro de cetrería11. No sé de donde proceda esta información, pero no es acertada, pues se suele decir que Ayala compuso un libro de cetrería, pero no que ése fuese su título, aunque no sea raro verlo en historias de la literatura y en algunos trabajos sobre la vida y obra del Canciller.

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Contenido

El Libro de la caça de las aves está constituido por tres partes fundamentales. La primera, capítulos 1-7 y 41-45 en los que habla con todo detalle de las diversas aves de rapiña, comienza por describir y diferenciar las auténticas aves de rapiña de las que no lo son (cap. I), para seguir con cada una de las especies y su distribución geográfica. La segunda sección, dedicada a la enseñanza y entrenamiento de las aves de caza, ocupa un único capítulo, el VIII, que además de ser el más extenso de todos, está totalmente cuajado de anécdotas cinegéticas de otros tiempos mejores -recuérdese que cuando escribe esta obra e inicia la que le otorgaría un lugar eminente en la historia de la literatura española, el Libro del rimado de Palacio, está encarcelado-. La tercera es la médico-farmacéutica. En ella sigue un esquema lógico: primero describe y explica las causas de la enfermedad o herida -«Acaesce algunas vegadas» (fol. 66r), «Por muchas maneras acaesce» (fol. 29v), «Muchas vezes acaesce» (fol. 30v)-, después expone los síntomas -«e conosçerloas en esto» (fol. 25r), «E tu conoceras esta dolencia en esta manera» (fol. 26r), «E veras sus señales» (fol. 29v)-, para en último lugar ofrecer los remedios- «E esta dolencia se cura assy» (fol. 26r), «E quando esto vieres faras asy» (fol. 29v)-, y debido a las complicaciones que podían surgir -«Otro sy deues saber que desta agua faze otra peor» (fol. 26v)-, se pueden encadenar uno tras otro. Esporádicamente incluye recomendaciones para mantener más sanas las aves de caza. Al final hay tres capítulos que son una auténtica novedad, y que se harán tópicos en la producción cetrera posterior. Uno lo dedica a lo que llama «el passo de las aves» (cap. XLV), es decir, a los movimientos migratorios y a qué se deben, con lo que quizá nos encontramos ante el primer estudio ornitológico en español, aunque hay razones para pensar que este capítulo y el primero pudieran estar motivados por la lectura del De arte venandi cum avibus de Federico II, quien dedica algunos capítulos del libro primero a «De divisiones generaliter avium in aquaticas, terrestres et medias, item in rapaces et non rapaces» y otro a «De transitu avium, quem facient fugiendo frigus»12, sin embargo se individualiza y embellece gracias a las anécdotas con las que ilustra sus afirmaciones, especialmente en el capítulo sobre la migración.

En otro, el XLVII, expone el «feramental del mjsteryo» (fol. 80v), que no solo incluye caperuzas, lonjas, pihuelas, gañivetes, luvas, etc., sino también las drogas y simples necesarios para tratar y curar las aves de caza, tema al que dedica la tercera parte del libro (caps. IX-XL y XLVI). Esta parte no es original del Canciller, pues traduce el Livro de falcoaria de Pero Menino, «falconero … del Rey don Ferando de Portugal» (fol. 8v).

Que Pero López de Ayala no fue totalmente original es algo que se comenzó a sospechar a finales del siglo XIX, y así se lo temía, Francisco de Uhagón, uno de sus mayores admiradores:

la sorpresa que nos pruebe […] no ser el Canciller D. Pedro López de Ayala el verdadero autor de todo el libro que como suyo corre desde principios del siglo XV13.

Carolina Michaëlis de Vasconcelos14 lo desveló totalmente cuando constato las relaciones que existían entre las obras de Mestre Giraldo -en verdad Pero Menino, pues atribuyó a aquél el Livro de falcoaria-, Pero López de Ayala y Diogo Fernandes Ferreira, hecho que no se tendría en cuenta hasta 1930, cuando Rodrigues Lapa publicó su edición del Livro de falcoaria de Pero Menino. Pero el Canciller no se limitó a traducir, sino que, como muy bien aclara Rodrigues Lapa, Ayala introdujo «de vez em quando, algum pequenoacrescentamento de sua lavra, ou esclarecendo um ou outro passo mais laconico»15, como se evidencia en la versión modernizada de Fradejas Lebrero16 en la que lo que traducción de Menino está impreso en cursivas. Montandon-Hummel acusa a Pero López -sin ningún recato ni apuro- de haber destruido, con sus añadidos, la belleza de la obra de Menino, puesto que «estropea el estilo fluido y conciso del escritor portugués con sus reiteraciones y añadidos que complican la expresión»17; y también lo acusa de robarle la fama a Menino que debería haber sido quien la llevara, pues «con la obra de Pero Menino ganó Ayala prestigio por haber introducido unos nuevos conocimientos de patología cetrera en España, y al autor portugués se le privó de la fama de ser el verdadero innovador». No voy a discutir la innovación que pudiera haber en la obra de Menino, pero si nos atenemos a lo que se desprende de la lectura de los libros de cetrería, lo más probable es que Menino copiara de algún otro autor anterior. En cualquier caso, el Libro de la caza de las aves es obra «de Pero López, y lo es en el sentido de que la fusión de lo traducido y la nueva materia incorporada imprime un sello característico e individualizante»18.

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Traducciones

Acabamos de ver que la obra de Ayala procede de un texto portugués, pero la cuestión de las traducciones no quedó ahí. A principios del siglo XV, un tal Gonzalo Rodríguez de Escobas o Escobar comenzó a traducir al castellano la obra de Menino, y pronto se dio cuenta de que estaba traduciendo algo que ya había sido vertido al castellano, por lo que abandonó su empresa, que nos ha llegado recogida en el ms. II-1360 de la Biblioteca del Palacio Real de Madrid y fue editada por Gunnar Tilander19 y un fragmento más por José Manuel Fradejas Rueda20 que Tilander no pudo consultar ya que había sido robado de la Biblioteca Real en los años veinte del siglo pasado.

Antes de 1566, Rodrigues Lapa cree que en el siglo XV, el Libro de la caça de las aves fue traducido al portugués, posiblemente por orden de João da Costa, bajo el título de Livro de citraria, conservado en el ms. Sloane 821 de la British Library y editado por Jan Alan Nelson21. En 1616 se publica en Lisboa el Arte da caça de altaneria de Diogo Fernandes Ferreira, el cual contiene una nueva traducción al portugués del libro del Canciller. No contentos con esto, nueve años más tarde la obra de Ferreira se vierte al castellano de la mano de Juan Baptista de Morales (Madrid, Biblioteca Nacional de España, ms. 4241). Así, pues, un original portugués fue traducido independientemente al castellano en dos ocasiones, y del castellano fue retraducido al portugués en otras dos, para finalmente volver al castellano.

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Influencias

La influencia de la obra de Ayala no se limitó a ese vaivén de traducciones, sino que fue la fuente de inspiración de la literatura, e incluso práctica, cetrera española hasta la actualidad.

Juan de Sahagún

Durante el reinado de Juan II de Castilla (1405-1454), un halconero suyo, Juan de Sahagún, pide permiso al rey para componer un tratado sobre la materia, lo cual hizo basándose en múltiples obras a las que tuvo acceso, pues «en el qual libro non entiendo escriujr cosa njnguna de mj entendimjento njn de mj poco saber mas lo que dios me administrare, y falle escripto enestos libros que se siguen […] E el libro de pero lopes de ayala» (ms. 138 de la Beinecke Library, Yale University, fol. 80v).

La verdad es que se limita a copiar, por diferente estilo, es decir, trastrocando ligeramente el orden de las palabras, gran parte de la obra de Ayala, como con gran alarde y durísimas palabras destacó Uhagón22.

Evangelista

En la época de Enrique IV (1405-1474) vivió un autor muy poco conocido que nos ha legado un Libro de cetrería que no es sino una sátira mordaz de esta arte cinegética, en el que no sólo se burla de las aves, sino también de los cazadores y de sus desvelos para mantenerlas. Paz y Melia23 vio en este tratadito una crítica a la obra de Sahagún, pero una lectura atenta demuestra que si bien hay muchos puntos de contacto entre ambas obras, hay otros en los que se ve claramente que su modelo es el libro del canciller Ayala, ya que algunos de sus chistes están construidos sobre pasajes no utilizados por Sahagún, pero sí por Ayala.

Juan Vallés

El siglo XVI será mucho más prolífico y crítico en el uso del Libro de la caça de las aves. El más interesante de todos ellos es el de Juan Vallés, Tesorero General del Reino de Navarra entre 1524 y 1564, que finalizó su Libro de acetrería y montería en Pamplona, el 1 de agosto de 1556. Es una complejísima obra divida en seis libros, de muy variada extensión en los que se critica, con muy duras palabras, los aspectos médico-farmacológicos de la obra de Ayala:

Pero López de Ayala, en el capítulo diziseis, «De la purga común», ordena que quando el halcón no tiene buena hambre que lo purguen con el tártago, y que dende a dos días le den la zaragatona y tanbién lardones de tocino. Dos errores grandíssimos: el uno dar el tártago […] El otro es que ya que se lo han dado, en lugar de darle medicinas que le conforten el buche y la virtud digestiva, le manda dar la zaragatona y los lardones, cosa que no puede ser más desatinada. Y no solamente aquí comete este yerro, pero en el capítulo veinte y dos, «De las plumas viejas»24.

aunque en algunos casos, cuando el remedio parece correcto y bueno, silencia su fuente. Lo más curioso es que Valles, sin darse cuenta, cita -no diré copia- al Canciller indirectamente, pues lo hace a través de la obra de Sahagún. También toma material para otras partes:

Assimismo confiesso que mucha parte del segundo libro, que tracta de los halcones, saqué de los libros que escrivieron Joan de Saffagún, caçador que fue del Rey don Joan de Castilla, y Pero López de Ayala25.

Luis de Zapata

A finales del siglo, en 1583, Luis de Zapata (1526-1595), noble extremeño, en una situación semejante a la de Pero López (también está encarcelado) dedicó su tiempo a componer un extenso Libro de cetrería en más de cinco mil endecasílabos encadenados. La influencia de Ayala es evidente, pero queda muy desvirtuada debido a las restricciones a las que Zapata se sometió al escribir su tratado en verso, cosa que, según nos cuenta él mismo, le criticó su hijo:

por quanto viendo esta obra en verso fue reprehendida del claro juizio de mi hijo diziendo que era enbargo y superfluos para cafadores los adherentes de la poesia26.

Otras obras

Hay otras obras como el Discurso del falcón esmerejón del conde de Puñonrostro o el Libro de cetrería de caza de azor de Fadrique de Zúñiga y Sotomayor, primer libro español de cetrería que conoció las prensas, de los que se ha dicho que siguen a Pero López de Ayala. Lo cierto es que en ambas obras se le cita: «como podras ver en vn libro que compuso sobre esto Pedro López de Ayala»27; o se recuerda alguna anécdota narrada por Ayala:

y dize que toman la perdiz y que vio esmerejón a Don Phelippe hijo del Rey de Francia Duque de Borgoña y Conde de Flandes, que se le embio el Duque de Brabante, y le dezia el Don Felipe, que aquel hiuierno auia tomado ducientas perdizes y mas28.

e incluso se le critica, aunque veladamente:

Y aun que en los tractados de cetrería para purgar los halcones en semejante disposición, luego los caçadores echan mano de los granos del tártago para darlos a sus aues con que se purguen29.

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1 José Manuel Fradejas Rueda, Bibliotheca cinegetica hispanica: bibliografía crítica de los libros de cetrería y montería hispano-portugueses anteriores a 1799, Londres: Grant & Cutler, 1991 y en el Suplemento 1, Woodbridge: Tamesis, 2003.

2 Emilio Lafuente Alcántara y Pascual de Gayangos (eds.), El libro de las aves de caça del canciller Pero López de Ayala con las glosas del Duque de Alburquerque. Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1869, p. vi.

3 Lafuente Alcántara y de Gayangos (eds.), El libro..., 1869, p. xvi.

4 Madeleine Montandon-Hummel (ed.), Pero López de Ayala, Libro de cetrería": edición basada en los códices del siglo xv. Basilea: Discount Print, tesis doctoral, 1986.

5 José Gutiérrez de la Vega (ed.), Libros de cetrería de el Príncipe y el Canciller. Madrid: M. Tello, 1879 (Biblioteca Venatoria Española, 3).

6 Gutiérrez de la Vega (ed.), Libros de cetrería..., p. xlv.

7 Montandon-Hummel (ed.), Pero López..., p. 424n26.

8 Gutiérrez de la Vega (ed.), Libros de cetrería..., p. xlv.

9 John G. Cummins (ed.), Pero López de Ayala, Libro de la caça de las aves: el ms 16.392 (British Library, Londres), Londres: Tamesis, 1986 (Colección Támesis, B30).

10 Marcela Ciceri, reseña a ed. de John Cummins de Pero López de Ayala, Libro de la caça de las aves: el ms 16.392 (British Library, Londres), Londres: Tamesis, 1986, en Romanische Forschungen, 100 (1988): 469.

11 Phillips Ward, The Oxford Companion to Spanish Literature (Oxford: Clarendon Press, 1978, p. 337.

12 José Manuel Fradejas Rueda y Zacarías Prieto Hernández (trads.), Federico II, El Arte de cetrería, Ciudad del Vaticano: Biblioteca Apostolica Vaticana ó Madrid: Testimonio, 2004, p. 71-77 y 96-103.

13 Francisco de Uhagón, Libros de cetrería del canciller López de Ayala, de Juan de Sant-Fahagún y de don Fadrique de Zúñiga y Sotomayor, Madrid: Ricardo Fe, 1889 (reimpr.: Madrid: Blázquez, 1984; Libros Raros de Caza, 13), p. 19.

14 Carolina Michaëlis de Vasconcelos, «Mestre Giraldo e os seus tratados de alveitaria e cetraria», Revista Lusitana, 13 (1910): 149-432.

15 Manuel Rodrigues Lapa, ed., 1931. Pero Menino, Livro de falcoaria, Coimbra: Universidade, 1931, p. xxx.

16 José Fradejas Lebrero (ed.), Pero López de Ayala, Libro de la caza de las aves. Valencia: Castalia, 1959 y Madrid: Castalia, 1969.

17 Montandon-Hummel (ed.) , Pero López...,p. 12.

18 José Manuel Fradejas Rueda, reseña a la ed. de John Cummins de Pero López de Ayala, Libro de la caça de las aves: el ms 16.392 (British Library, Londres), Londres: Tamesis, 1986, en Epos, 4 (1986): 493.

19 Gunnar Tilander, «Acerca del Livro de falcoaria de Pero Menino», Revista de Filología Española, 23 (1936): 255-74.

20 José Manuel Fradejas Rueda, «Una traducción al castellano de Pero Menino ¿desconocida?», en Proceedings of the Ninth Colloquium, Londres: Department of Hispanic Studies, Queen Mary and Westfield College, 2000 (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 26.), p. 31-41.

21 Jan Alan Nelson, ed., 1964. «A Critical Edition of the Livro de citraria», tesis doctoral (University of North Carolina). DA, 26 (1965): 1653.

22 Uhagón, Libros de cetrería...; José Manuel Fradejas Rueda, «La originalidad en la literatura cinegética», Epos, 2 (1986): 75-88.

23 Antonio Paz y Melia (ed.), «Libro de cetrería de Evangelista y una profecía del mismo, con prólogo, variantes, notas y glosario», Zeitschrift für romanische Philologie, 1 (1877): 222-46.

24 Madrid, Biblioteca Nacional de España, ms. 3382, fols. 5v-6r.

25 Madrid, Biblioteca Nacional de España, ms. 3382, fols. 4v.

26 Madrid, Biblioteca Nacional de España, ms. 7844, fols. 4v-5r.

27 Fadrique de Zúñiga y Sotomayor, Libro de Cetrería / de caça de açor, en el qual / por differente stilo del que tienen los antiguos, que / estan hechos, veran, (los que en esta caça fueren afficionados) / el arte que se ha de tener en el conoscimiento y caça destas / aues, y sus curas, y remedios, enel qual alli mesmo habla / algunas cosas de halcones, y todas aues de Rapiña, y como se han de curar y preseruar para / que no cayan en dolencias / [escudo] / En Salamanca / En casa de Iuan de Canoua / Año, M. D. LXV., II.iii, fol. 70v.

28 Madrid, Biblioteca del Palacio Real, ms. II-1318, fol. 3r.

29 Zúñiga y Sotomayor, Libro de cetrería..., II. vi, fol. 7r.

Creación / última revisión: 06.06.2012