Textos clásicos
Pedro López de Ayala
Libro de la caza de las aves
Prólogo
En el nonbre del Padre e del Fijo e del Spíritu Santo. Amén. Dízenos e amonéstanos el Apóstol que todas las cosas que avemos de fazer fagamos en el nonbre del Señor, porque todo don bueno e acabado de Él viene, e sin Él non puede ser fecha cosa alguna. E por ende, llamando la su ayuda e la su graçia, començaré una pequeña obra para exerçiçio de los omes, por los tirar de oçio e pensamiento e puedan aver, entre los sus enojos e cuidados, algund plazer e recreamiento sin pecado; la qual obra será un pequeño escripto en que departirá de la caça de las aves, e de sus plumages, e dolençias e amelezinamientos.
Al muy honrado padre e señor don Gonçalo de Mena, por la graçia de Dios obispo de la muy noble çibdat de Burgos, Pero López de Ayala, vuestro humil pariente e servidor, me encomiendo en la vuestra merçet.
Señor, dize el filósofo Aristótiles en el ochavo libro de las Éticas, en la filosofía moral, que a los verdaderos amigos, de buena e onesta amistança, non los departe la distançia de logares, que quiere dezir que por estar los amigos verdaderos alongados uno de otro e arredrados por luenga tierra, la verdadera e honesta amistança non se pierde entr'ellos, antes está e dura firme en su virtut. E, señor, grand tienpo ha que fui e soy alongado de la vuestra presençia e vista por luengos departimientos de tierra, enpero sienpre la vuestra buena, verdadera e honesta amistança tovo sienpre en mí toda su virtut. E, señor, como en las quexas e cuidados sea grande consolaçión al paçiente aver memoria de sus amigos, por ende, señor, en la mi grand cuita e quexa que tove de tienpo aquí en la prisión do estó, ove por consolaçión acordarme de la vuestra verdadera amistança. Ca, segund dize sant Isidoro, la verdadera amistança, quando el ombre está en buen estado e seguro, faze las cosas muy más dulçes que son; e si el amigo está en tribulaçión, la buena e verdadera amistança pone en las cosas contrarias e tristes, consolaçión e grand aliviamiento. Ca con la consolaçión del amigo sostiénese el coraçón del atribulado e non puede caer.
E como por muchas vegadas fui alegre e consolado de vos en la caça de las aves, así como de aquel que tove sienpre en ella por maestro e por señor. E por quanto, señor, en esta arte e çiençia de la caça de las aves oí e vi muchas dubdas, ansí en el departimiento de los plumages e condiçiones e naturas de las aves; otrosí en las fazer e ordenar para tomar aquellas presiones que deven; otrosí para las melezinar quando adolesçen o son feridas. E d'esto vi algunos escriptos que departían d'esto, pero non acordavan unos con otros; otrosí vi muchos caçadores departir en ello, e cada uno tenía su opinión, e por esto acordé de trabajar, por non estar oçioso, de poner en este pequeño libro todo aquello que más çierto fallé, así por los libros como por las opiniones de los caçadores, segund la esperiençia que d'este fecho prové e vi. E fecho este pequeño libro, acordé de vos lo enbiar, así como a mi señor e mi maestro, para que lo vos veades, emendedes e tiredes e añadades lo que a la vuestra merçed ploguiere, ca en aquella opinión en que vos quisiéredes e determinaredes, en aquella me acuerdo.
E en este libro tomaré esta orden: primeramente mostraré quál fue la razón que movió los ombres a la caça de las aves; después porné por capítulos çiertos todo lo que aprendí e vi e oí en esta arte, así de los plumages, como naturas e condiçiones de las aves, e dende la plática del falcón neblí, porque es el más noble e más gentil de todos; otrosí, dende porné las dolençias e señales d'ellas, e remedios e melezinamientos para ellas.
Nuestro Señor Dios, quando crió el mundo e fizo el ombre, todas las animalias, por Él criadas, fizo e puso para serviçio del ombre. E por ende, dixo el profeta David, en el verso del Salterio, alabando a Dios de las gracias e merçedes señaladas que fizo al ombre: «todas las obras, Señor, fechas por las tus manos subjuzgaste a serviçio del ombre, aves del çielo, e cetera". E porque los serviçios que el ombre ha de tomar de tales cosas deven ser honestos e con razón, e porque acordaron sienpre todos los sabidores que los ombres deven mucho escusar d'estar oçiosos, ca el oçio es causa e achaque de pecar; ca non se ocupando el ombre de algunas cosas buenas e onestas, násçele, dende, pensamiento en el coraçón, del qual pensamiento nasçe tristura e amortificamiento, e de tal tristura viene escándalo e desesperamiento, que es raíz de todo perdimiento. Otrosí, así como el oçio, segund dicho avemos, trae estos males e daños al ánima, así, otrosí, trae grand daño al cuerpo; ca quando ombre está oçioso, sin fazer exerçiçio e trabajar con el cuerpo e mudar el aire, cárganse los humores en el cuerpo, donde recreçen dolençias e enfermedades. E por escusar estos dos daños que vienen al ánima e al cuerpo en estar los ombres oçiosos, fallaron aquellos que ovieron de criar los fijos de los reyes, e de los prínçipes e grandes señores que los toviesen a todo su poder guardados de ser oçiosos e trabajasen e fiziesen exerçiçio por sus cuerpos en algunas cosas buenas e honestas con que tomasen plazer sin pecado, sirviéndose e aprovechándose de las cosas que Dios crió e fizo para serviçio del ombre, segund dicho es.
E entre muchas maneras que cataron e fallaron para esto, vieron, otrosí, que era bien que los dichos señores e prínçipes andoviesen algunas oras del día, como en la mañana e en las tardes, por los canpos, e mudasen el aire, e fiziesen con sus cuerpos exerçiçio. E pues ansí andavan, que era bien que oviesen ombres sabidores en tal arte que sopiesen tomar de las aves bravas e las segurasen e amansasen e fiziésenlas amigas e familiares del ombre; e después, con las tales aves tomasen de las otras aves que andavan bravas e esquivas por el aire. E que los tales maestros, para fazer esto, fuesen muy sotiles e muy çiertos en la tal arte, ca asaz sotileza e maravilla es que por arte e sabiduría del ombre, un ave tome otra de las que por su naturaleza nunca tomara, nin en aquella manera que gela fazen tomar. Así como un falcón tagarote veemos que por sabiduría e arte del ombre toma una grúa que es una ave tan grande e tan laida; otrosí derriba el çisne, e la abutarda, e la çigüeña, e el ánsar brava, e las enbarga en tal manera que un galgo trava d'ellas e las tiene fasta que el caçador llega e las toma.
Otrosí, en la caça de las aves ha otros bienes, ca es una virtut que llama el Filósofo, en el quarto libro de las Éticas, magnifiçençia, que quiere dezir grandeza e fechos de grandes señores; ca noble cosa es, e grande a un señor, tener falcones, e açores e aves de caça en su casa, ca quien lo tiene como deve, paresçe[n] muy bien las tales aves en las casas de los grandes señores; otrosí, en el canpo, delante ellos, quando cavalgan e van aver tal caça. E por ende, trabajaron de seguir la tal caça de aves.
E pues que d'ella es la presente materia d'este libro, porné aquí los capítulos por los quales podrán saber, aquellos que d'esta arte tomaren plazer, algunas cosas provechosas para ayuda de la dicha arte.
- Capítulo primero. De las aves que son llamadas de rapiña, así como açores, falcones, gavilanes, esmerejones, alcotanes.
- Capítulo .ii. De los plumages de los falcones, e primeramente del falcón neblí.
- Capítulo .iii. Del falcón baharí e tagarote.
- Capítulo .iv. Del falcón girifalte.
- Capítulo .v. Del falcón sacre.
- Capítulo .vi. Del falcón borní.
- Capítulo .vii. Del falcón alfaneque.
- Capítulo .viii. Como se deve regir e governar el falcón neblí, e çiertas reglas de plática para ello.
- Capítulo .ix. Como se deve alinpiar el falcón del piojo.
- Capítulo .x. Como se deve purgar el falcón del agua común que non es vidriada.
- Capítulo .xi. Como se deve purgar el falcón del agua vedriada.
- Capítulo .xii. De la purga común para purgar el falcón del cuerpo.
- Capítulo .xiii. Del falcón que deseca.
- Capítulo .xiv. Del falcón que es assonbrado.
- Capítulo .xv. Del falcón que ha güérmezes.
- Capítulo .xvi. Del falcón que le remanesçe el papo.
- Capítulo .xvii. Del falcón que tiene el papo lleno de viento.
- Capítulo .xviii. Del falcón que tiene plumadas viejas.
- Capítulo .xix. Del falcón que ha fenchimiento en el buche.
- Capítulo .xx. Si el falcón tiene lonbrizes.
- Capítulo .xxi. Del falcón que tiene filandras o filomeras.
- Capítulo .xxii. Si el falcón tiene piedra.
- Capítulo .xxiii. De la fístola que se faze en la llaga del falcón.
- Capítulo .xxiiii. De la comezón qu'el falcón ha en las péñolas, e se las come e las tira.
- Capítulo .xxv. Quando se le tira o cae al falcón la uña.
- Capítulo .xxvi. Del falcón que ha clavos en los pies.
- Capítulo .xxvii. Del falcón que tiene los pies finchados o le arden.
- Capítulo .xxviii. Del falcón que se le quiebra la pierna.
- Capítulo .xxix. Del falcón que se le quiebra el ala.
- Capítulo .xxx. Del falcón que se le quiebra el ojo.
- Capítulo .xxxi. Del falcón que ha trópico e finchazón.
- Capítulo .xxxii. Del falcón que ha finchazón entre el cuero e la carne.
- Capítulo .xxxiii. Del falcón que rogeita e tiene el papo e tripas frías.
- Capítulo .xxxiiii. De la ferida del falcón abierta o çerrada.
- Capítulo .xxxv. De la caída o debatidura del falcón en que se él fiere.
- Capítulo .xxxvi. Del falcón que tiene las tripas fuera.
- Capítulo .xxxvii. Del falcón que tiene las quexadas torçidas.
- Capítulo .xxxviii. Como deves fazer la muda a tu falcón.
- Capítulo .xxxix. De algunos falcones que no quieren mudar [e] cómo farás para que tu falcón mude bien e aína.
- Capítulo .xl. Como farás desque tu falcón fuere mudado.
- Capítulo .xli. De los açores.
- Capítulo .xlii. De los gavilanes.
- Capítulo .xliii. De los esmerejones.
- Capítulo .xliv. De los alcotanes.
- Capítulo .xlv. Del passo de las aves.
- Capítulo .xlvi. De como se deven enxerir las péñolas quebradas.
- Capítulo .xlvii. De quales cosas e melezinas deve andar aperçebido el caçador e traer consigo.
Capítulo I
De las aves que son llamadas de rapiña, así como açores, falcones, gavilanes, esmerejones, alcotanes
De cada día vieron los omes como naturalmente unas aves toman a las otras aves e se çevan e goviernan d'ellas, e las tales aves son llamadas aves de rapiña, así como son águilas, e açores, e falcones, e gavilanes, e esmerejones, e alcotanes e otras. E estas sobredichas aves, salvo el águila, nunca comen otra carne si non fuere de aves que ellas por sí toman e caçan; pero el águila quando non puede tomar o caçar alguna ave de las que acostunbra tomar o caçar, torna a tomar la liebre, e conejo, e cordero pequeño e aún viene al perro muerto por la grand tragonía que en ella ha. Otrosí, ha otras aves que algunas vezes se çevan de las aves que toman, pero comunalmente su vianda son carniças de bestias muertas, así como son los cuervos carniçeros, que muchas vezes toman ave biva, pero su caça naturalmente es la carniza [fol. 91v] de bestias muertas, e de aquello han su mantenimiento. Otrosí, ha otras aves que son contadas entre las aves de rapiña, e toman e caçan aves bivas, e eso mesmo toman e se çevan de ratones e tales cosas que se crían en la tierra, e d'éstas son ataformas, budalones, tartarlanes, aguiloches. E todas las aves de rapiña son mayores las fenbras que los machos. Otrosí, ha otras aves que su mantenimiento sólo es de carniças e non toman aves bivas, así como son buitres, avantos, quebrantahuesos. Otrosí, ha otras aves que su mantenimiento es carniças, gusanos de la tierra e frutas, así como son cornejas, picaças e otras. Otrosí, ha otras aves que su mantenimiento es de simientes, así como son abutardas, grúas, perdizes, palomas, tórtolas, pássaros. Otrosí, ha otras aves que su mantenimiento es de pescados, así como águila pescador e alcatrazes e otras aves de mar. Otrosí, ha otras aves que andan ribera de las aguas e su mantenimiento son peçes menudos e gusanos de los que se crían en el agua, e paçen fuera en las yervas, así como son ánades, çisnes, ánsares bravas e otras. E así ha aves de muchas maneras e diversas e de diversos governamientos, pero de todas las aves las más linpias son aquellas que solamente se mantienen de aves bivas, e cada vez que se quieren çevar toman ave biva, e desque d'ellas son çevadas non curan de lo que finca, e aunque otro día lo fallan non comerán d'ello, salvo buscar e caçar otra ave biva para su comer, e estos son: açores, e falcones, e gavilanes, esmerejones, alcotanes.
E de tales aves como éstas tovieron por bien aquéllos que esta arte fallaron de las tomar e de las amansar e fazer conosçidas al ombre, e tomar con ellas de las otras aves bravas, e non solamente tomar con ellas aquellas aves e prisiones e en aquella manera que la natura les otorgó de tomar; mas con el trabajo e sotileza del caçador tomasen otras aves e prisiones, e por más estrañas guisas que las solían tomar, así como el falcón tomar la garça alta en las nuves, perdida de vista; otrosí, tomar la grúa yendo alta por el aire, e así otras aves en muy estraña manera, lo que nunca tomaran si non fuese por la maestría e sotileza del caçador. E por esta razón, los señores e los que tomaron plazer en tal caça, buscaron omes maestros e sabidores e de buen tiento e de grand sofrimiento para ordenar, e guardar e caçar con las tales aves. Ca puesto que los señores e los que esta tal caça pluguiese, tomasen grand plazer en aver tales aves e las cobrasen e las podiesen aver, fincávales saberlas regir. Otrosí, puesto que las sopiesen, como dicho avemos, regir e governar, fincávales saberlas guaresçer e melezinar quando adoleçían o eran feridas. E por esto dezía don Juan, fijo del infante don Manuel e señor de Villena, que fue muy grand señor e era muy caçador e muy sotil en esta sçiençia de las aves, que gran diferençia avía de querer caçar a ser sabidor d'ello en las regir e fazer las aves. Otrosí, avía grand diferençia de saber fazer una ave a la saber guaresçer e ser buen çetrero que quiere dezir buen físico para ellas e buen çurujano; e porque estas tres cosas, primeramente querer caçar e aver gran voluntad d'ello; lo segundo saberlo fazer e ordenar que tomasen tan estrañas aves e por tan estraña manera como dicho avemos; lo terçero, quando su ave adolesçe o fuese ferida saberla guaresçer; e todas estas tres cosas son menester al buen caçador. Fablaron los que esta caça plugo en muchas maneras en ello, e fizieron algunos libros, cada uno segund se le entendió e alcançó por su esperiençia. E como dixe en el comienço, porque oí diversas opiniones entre los caçadores, acordé de ayuntar en este libro todo aquello que oí a grandes señores e muy caçadores que más çierto avían fablado e fallado, e púselo aquí, so emienda de los que más ý entendieren, ca lo oí a grandes señores e caçadores en muchas partidas. Otrosí, oí lo que dixeron algunos d'ellos que non vi yo: primeramente en Françia a don Felipe, fijo del rey de Françia, duc de Borgoña e conde de Flandes e de Artois, e al conde de Tanquiravilla; e en Aragón al visconte d'Illa, e a don Pero Jordán Durrés, mayordomo mayor del rey de Aragón e a don Pero Ferrández Disar, rico onbre; e en Castilla que dixo don Juan, fijo del infante don Manuel, señor de Villena, e don Gonçalo de Miena, obispo de Burgos, e don Enrrique Enriquez, e don Juan Alfonso de Guzmán, e Ramir Lorençio comendador de Calatrava, e Garci Alfonso de la Vega, cavallero de Toledo, e don Juan Núñez de Villazán, alguazil mayor del rey, e don Fernand Gómez de Albornoz, comendador de Montalván, e lo que dixeron dos falconeros: Juan Ferrandes Burrillo, falconero del rey don Pedro, e Pero Menino, falconero del rey don Fernando de Portogal. Ca todos estos supieron e saben mucho en esta arte, e fizieron muchas curas en las aves que son muy çiertas e muy provadas. E luego, primeramente, diré de los plumages de los falcones, e quantas maneras de plumages deven aver. E después diré como se deven melezinar quando adolesçen e son feridas de garças, o grúas o en otra manera qualquier. E trabajaré más en la plática del neblí e en su regimiento, ca en verdat éste es el más noble e mejor de todas las aves de caça, e quien buen tiento tomare con el neblí en todas otras aves podrá tomar tiento.
Capítulo II
De los plumages de los falcones, e primeramente del falcón neblí e de sus façiones
Falcones, entre los caçadores, comunmente son llamados seis plumages o seis linages d'ellos, es a saber: neblís, baharís, girifaltes, sacres, bornís, alfaneques; de los tagarotes non fago mençión aparte porque son contados por baharís, ca como quier que en el plumage aya diferençia del baharí sardo o mallorquí o de romanía con el baharí tagarote, pero en todas las condiçiones son una naturaleza, segund más conplidamente diré adelante, en el capítulo en que fablaré del falcón baharí. E devedes saber que en todas las tierras de cristianos, salvo en España, son llamados estos seis plumages por sus nonbres, ca al girifalte llaman por su nonbre así girifalte, mas non falcón, e al sacre, sacre e al borní e al alfaneque llámanlos laneres, e a estos todos non los llaman falcones, antes dizen que son villanos, así como quien dize falcones bastardos o fornezinos e solamente al neblí e al baharí llaman falcones e gentiles, ca han las manos grandes e los dedos delgados e en sus talles son más gentiles, que han las cabeças más primas, e las alas en las puntas mejor sacadas, e las colas más cortas e más derribados en las espaldas, e más aperçebidos e más ardides e de mayor esfuerço, e en sus governamientos son más delicados de los otros que dicho avemos, e quieren ser governados de mejores viandas, e ser sienpre traídos muy bien en la mano por el grand orgullo que han, e non assosiegan mucho en el alcándara e son de grande coraçón.
E los girifaltes, e sacres, e bornís e alfaneques son de otros talles e façiones en los cuerpos, e en las colas más luengas, e las cabeças grandes, e las manos más gruesas, e los dedos más cortos e más gruesos, e sufren mejor aunque les den e [fol. 93v] goviernen de más gruesas viandas, como quier que de qualquier plumage que sea el ave si le dieres buena vianda e sea bien traído, sienpre lo fallarás en el su bolar e caçar e en estar más sano. Pero unos falcones ha que mejor se paran a sofrir en ser governados de más gruesa vianda que otros, ca si tu dieses la vianda con que el borní o el sacre se goviernan al neblí poco tienpo te servirías d'él, ca de su natura es tan delicado que luego se cargaría de dolençia e se perdería.
E los falcones neblís en todas las tierras son llamados gentiles, que quiere dezir fijos dalgo; e en Castilla e Portogal son llamados neblís, pero al comienço fueron llamados nobles e por tienpo corronpiose este vocablo e dízenlos neblís; e en Aragón e Cataluña llámanlos pelegrines, por conparaçión de los pelegrinos e romeros que andan por todas las tierras e por todo el mundo, que así son los falcones gentiles o neblís o pelegrinos, que todo el mundo andan e atraviesan con el su bolar partiendo de la tierra donde naçieron. Pero en Françia, e Alemaña e Italia llaman falcones pelegrines a unos falcones neblís que algunas vezes son fallados e tomados que han las tiseras más luengas ya quanto que los cochillos mayores e passan d'ellos, lo que comunalmente non han los falcones. E quando tales falcones pelegrinos son tomados préçianlos mucho ca salen muy buenos. E devedes saber que los falcones neblís crían e nasçen en la alta Alemaña, en una comarca que es llamada Assuega, e otrosí en Noruega e en Pruza, e de allí los conpran los mercadores e los traen en las coques de Alemaña quando vienen en Flandes, e traénlos a Brujas e de allí los lievan por todas las tierras a París, en Bramante, en Henaut e en Inglaterra, e d'ellos traen en [fol. 94r] España a los reyes e a los señores que lo encomiendan a los mercadores quando allá van a Brujas e gelos traen. E estos falcones así traídos de los mercadores son muy peligrosos de tomar ca vienen cargados de agua e de malos umores por el govierno de las malas viandas que les han dado, ca por non fazer los mercadores gran despensa e costa con ellos danles carne de vaca e de oveja e comunalmente, lo más, les dan perros e aún dizen, aquellos que los traen, que la vianda más liviana que fallan para ellos es la carne del perro. Pero estos falcones así governados, como dicho he, son en grand peligro, ca desque los toman los señores e caçadores que los conpran e los tornan a las buenas viandas mueren muchos, dellos de las filandras o filomeras o del agua vedriada, e dellos que desecan, e esto es porque con la buena vianda que después comen muévense los umores malos de que avían cargado con las malas viandas e vienen a resolvérseles en dolençias mortales. Otrosí, los tales falcones, de que dicho avemos, son duros falcones de fazer por quanto son tomados muy çerca donde criaron e nasçieron, e aun algunos d'ellos en los nidos, e non saben mucho del caçar porque muy poco tienpo se çevaron por sí, pero los que escapan e son fechos salen muy buenos e muy seguros. Otrosí, ha falcones neblís que crían en el condado de Saboya, en las montañas que son e parten el dicho condado de Saboya e la tierra del señor de Milán, e estos tómanlos en los nidos e non salen tan buenos, e quando los tienen los mercadores para vender entre otros falcones suyos luego los conosçe ombre que así como muestran la claridat para que ombre vea los falcones do están en sus alcándaras en las cámaras, luego, los falcones tomados [fol. 94v] de los nidos, gritan e dan bozes e espelúzanse e alçan las alas e paresçe e muestran su pequeño esfuerço. Otrosí, muchos falcones neblís se toman bravos por muchas partidas del mundo e en muchos reinos, e vienen de la tierra e comarcas donde crían e nasçen, e vienen con el passo de las aves, así como con sisones, palomas e otras aves de passo; e estos falcones así venidos los unos se toman muy tenpranos como en el mes de setienbre o otubre e novienbre e dizienbre, e los que se toman dende adelante fasta comienço de febrero son más tardíos para fazer, e llámanlos en Françia a estos falcones tardíos así tomados falcones de rapela, e salen muy buenos ca saben ya mucho del caçar e trahen todo el plumage deslavado de las aguas, que ha grand tienpo que duermen fuera e traen la cola toda roçada en las puntas de las péñolas del estribar que fazen sobre ella quando toman las prisiones e se çevan en el canpo, e préçianlos mucho los caçadores, porque tales falcones como estos non ha en ellos otro trabajo sino fazerles seguros e señoleros, que quanto el caçar ellos lo saben ya. E a los falcones primeros que diximos que eran tomados más tenpranos llaman en Françia falcones presos sobre el país, e en Castilla a todos los falcones así tomados de qualquier plumage que sean llaman falcones çahareños o araniegos. E quanto en Castilla los mejores neblís que se toman son los de Las Roçinas e en tierra de Sevilla. Otrosí son muy buenos en Portugal los que se toman en el canpo de Santaren, e todos estos falcones salen muy buenos ca se toman muy lexos de la tierra donde naçieron, ca segund todos cuidan ellos vienen de Noruega e Pruza e Assuega e de cabo de la alta Alemaña do criaron e naçen, e venieron con el paso [fol. 95r] de las aves, ca en España non fue ombre que fallase nido del falcón neblí. Otrosí son muy buenos estos falcones así tomados en las Roçinas e çerca las marismas por quanto de cada día se çevan de aves de ribera, así como en abocastas, ánades, garçotas, e otras aves que son raleas buenas, porque el falcón neblí de su naturaleza ha de tomar a ellas. Otros falcones neblís se toman en Castilla en los pinares de Olmedo e de aquellas comarcas, e estos non salen tan çiertos nin tan seguros como los que diximos que se toman en las Roçinas, ca estos falcones tomados en los pinares son más bolliçiosos ca sienpre se çevan en palomas, e cornejas e sisones que son raleas peligrosas, lo uno porque ha muchas d'ellas, e otrosí porque el falcón se va muy lexos a perder con ella e [si] alcança çévase e piérdelo muy aína el caçador. E así, en muchos reinos e partidas se toman falcones neblís bravos, e los unos de una comarca salen mejores que los otros, pero tan noble es el falcón neblí e de tan buen esfuerço que si con él trabajares sienpre fará bien, como quier que el plumage bueno e ser tomado en buena comarca e en buen tienpo e buena mano de caçador e grand sofrimiento e buena vianda, mucho emiendan en el neblí, e el contrario d'esto non ha dubda que daña. E deves saber que el falcón neblí pocas vezes acaesçe al ombre de escoger en ellos, ca non ha en esta tierra tantos, e quando ombre lo cobra toma lo que falla, pero si acesçiere que los ayas de escojer, así como en los lugares que los mercadores los tienen ayuntados para vender o si los rederos que los toman [fol. 95v] acaesçe a las vegadas tener dos o tres d'ellos, deves saber e conosçer sus plumages porque tomes de lo mejor. Falcones neblís ha que han lo blanco mucho e muy blanco e lo ál como gris, e son estos falcones llamados en Françia falcones de dames, que quiere dezir falcones de dueñas, e son muy fermosos e dulçes de fazer e de muy buen talante e han el plumage muy bueno e non tan brozno como los otros plumages e aún han las colas un poco más luengas e salen buenos garçeros, e a tales falcones de tal plumage suelen en Castilla llamar los falconeros e caçadores donzellas e en Françia llámanlos blanchartes. Otros falcones neblís ha que su plumage es ruvio e la pinta gruessa e son de grandes cuerpos e salen muy buenos altaneros e garçeros. Otros falcones ha que de su plumage son como pardos e la cabeça pintada e la pinta orlada de amarillo, e son falcones espessos e de buena façión e mucho enplumados e llámanlos en Castilla a tales como estos coronados; e, si tal lo fallares, trabaja con él e non te duela el tienpo que con él afanares. Otros falcones neblís ha que de su plumage es aver una pinta menuda e delgada e mucha e como amarilla, e a estos llaman en Castilla zorzaleños, que quiere dezir pintados como zorzales, e comunalmente son falcones menudos, e estos son muy bolliçiosos e van mucho a las raleas e a las palomas e de poco sosiego son, e a tales como estos cárgalos de cascaveles fasta que vayan asosegando, e d'estos salen buenos altaneros. Otros falcones ha que han el su plumage como prieto e son llamados rocazes e son duros de fazer, pero danse a bien e salen muy buenos altaneros e garçeros e grueros; guárdate de los ensañar ca de ligero se ensañan.
E después que por el plumage, segund dicho he, ovieres catado tu falcón, catarlo has por las façiones en esta manera: que aya las espaldas descargadas e buen pecho e de grand carne en el cuerpo e en las coxas, e buen çanco, grueso e corto, las manos grandes e los dedos delgados e luengos, e las ventanas bien abiertas e que aya unas pocas plumas que le salgan por ençima de los onbrillos de cada parte, ca pocos falcones las han, e que sea bien enplumado, e la cola de pluma mucha e gran estropajo d'ella e la péñola dura, e quanto más bravo e más esquivo fuere al comienço tanto mejor fiuza ten en él. Otrosí el torçuelo neblí, si lo fallares de buen plumage, trabaja con él ca salen muy buenos altaneros e son muy buena compañía el torçuelo neblí e el torçuelo borní, ca el neblí torçuelo es muy ligero e pónese muy alto e el borní torçuelo síguelo e sube con él e assosiega el neblí con el borní porque el borní non sabe ir a ralea, e sey çierto que fazen fermosa bolería los dos. E yo vi un neblí torçuelo muy buen garçero al señor de la Ribera, camarero mayor del rey de Françia.
Capítulo III
Del falcón baharí e tagarote
Algunos ternán que es sin razón fablar antes del falcón baharí que del falcón girifalte por quanto los girifaltes son muy grandes falcones e de muy grand pareçer e los preçian muchos los señores, e los que buenos salen d'ellos [son muy maravillosos garçeros e grueros], pero non lo deven tener a maravilla ca segund diximos en el comienço d'este libro fablando de los plumajes de los falcones, el falcón baharí es llamado en todas las tierras, salvo en España, falcón gentil segund sus condiçiones e façiones e manos e dedos e ardideza en que paresçe al falcón neblí, lo que non han los falcones girifaltes ca quien bien catare e considerare un girifalte fallará que paresçe un grand borní. E otrosí, segund que diximos, es villano en aver las manos gruesas e los dedos cortos; otrosí non ha dubda que los girifaltes como quier que después que son fechos son muy buenos falcones, pero al comienço son graves de fazer ca de su naturaleza son covardes lo que non han los baharís ca son ardides e aperçebidos de su natura. E por ende diré aquí primero del falcón baharí. E devedes saber que los falcones baharís crían d'ellos e los más en la isla de Çerdeña e son llamados sardos; otros baharís crían en la isla de Mallorca e son llamados mallorquís e son mejores; otros crían en Romania e estos son grandes falcones e muy buenos. E todos estos son muy buenos falcones para grueros por quanto son muy raviosos e caninos e travadores. E los falcones tagarotes que son contados por baharís, crían allen mar en el África. E de todos los falcones baharís pocos d'ellos ha para altaneros, ca con la gran fanbre que muestran non se tienen en lo alto e desque veen las ánades aguadas luego se posan e quieren pescar e toda su ligereza es en lo baxo; pero algunos d'ellos salen buenos altaneros. E yo vi al rey don Pedro un falcón baharí mallorquí, que llamavan Donzella, e traíalo un su falconero que dezían Alfonso Méndez, que era muy buen garçero en la ribera, más alto que neblí de quantos el rey avía que traía estonçe, quando yo esto vi, bien quarenta altaneros neblís, sin garçeros e sin grueros, que avía seis lançes de grúas de neblís e de baharís e sin girifaltes e sacres. E son los baharís muy buenos grueros de aventaja. E yo vi un baharí sardo al rey don Pedro que traía Ruy Gonçales de Illescas, comendador de Santiago, que era su falconero, e sin ayuda de otro falcón derribava la grúa e la çigüeña prieta e la ansar brava e el çisne e lo tenía fasta que llegava el galgo. Otrosí, los falcones baharís e tagarotes son buenos grueros e acorredores. E yo vi al rey don Pedro un tagarote que traía un su falconero que dezían Juan Criado e llamavan al falcón Botafuego e sin ayuda de otro falcón matava grúa e non era muy grande. Otrosí todos los baharís, así sardos como mallorquís e de Romania, e tagarotes son muy buenos perdigueros, ca su ligereza es en lo baxo e buelan el pecho por el suelo e muy fermoso, e buelan bien por el alcaraván. E son los baharís falcones muy seguros e non van a las raleas como los neblís. E sus plumages son d'esta manera: los baharís sardos son rocazes comunalmente; los mallorquís e de Romania son más ruvios e más granados e de mayores espaldas e más ardites. Los tagarotes son más apartados en el color e en el talle, ca son falcones pequeños mucho, que non ha de grand plumaje tan pequeño falcón e son como amarillos. E como dixe en el capítulo del neblí a todos estos baharís llaman en Françia falcones gentiles, e dizen falcón gentil de Çerdeña, o falcón gentil de Romania, e por el tagarote, falcón gentil taharoth. E en Aragón llaman a todos los falcones baharís e tagarotes monterís. E en sus façiones catarlos has como el falcón neblí, que aya derribadas las espaldas e grand carne e grande coxa e buen çanco e grand mano e los dedos luengos e delgados e grandes ventanas.
Capítulo IV
Del falcón girifalte
Los falcones girifaltes son falcones que han grandes cuerpos, más que ningunos otros falcones. E crían en Noruega e en aquellas partidas do diximos que crían los falcones neblís e non se falla que en ningunas otras tierras críen; e tráenlos a Flandes quando traen los neblís. E son los girifaltes muy duros falcones de fazer, e comunalmente pocos d'ellos escapan que non sean gotosos, o çiegos de poca vista, o covardes e de pequeño coraçón. E son a guardar los girifaltes, al comienço, al fazer del capirote ca son los falcones de todos que peor lo toman, e si non toma ombre buen tiento en ello al comienço, toman con el capirote atan gran enojo que non lo quieren consentir, e con la porfía del que gelo quiere poner viene a se assonbrar. E los plumages de los girifaltes son estos: unos ha que son llamados blancos, en manera que han muy poco de lo gris e estos son finos de Noruega e son muy preçiados de los señores grandes por la su fermosura, e salen muy buenos garçeros. E yo vi un girifalte que fue presentado al rey don Carlos de Françia, padre d'este rey don Carlos que agora reina en Françia, e fue tomado el girifalte en la isla de Lairón que es çerca de La Rochela, e fue tomado bravo que es maravilla, ca yo nunca oí dezir que girifalte se tome en estas tierras de aquí çahareño, e era este girifalte tan blanco como una paloma blanca salvo unas pocas pintas al través en las coxas, e por la su grandeza e cabeça e manos e talle se conosçía por girifalte, e non curaron de fazer con él que fuese garçero nin bolase por presión, salvo tenerlo así por maravilla ca el rey lo preçiava mucho.
Otrosí ha girifaltes que son llamados letrados porque lo blanco han muy blanco e lo ál muy prieto, e bien conparado todo, en guisa que paresçe como libro escripto de letras gruesas e por essa conparaçión son llamados letrados e salen d'ellos muy buenos. Otros girifaltes ha que son llamados grises porque lo que han prieto es como una peña grisa, e han fermoso plumage, e salen buenos e muy ligeros. Otros girifaltes ha que son prietos e son llamados rocazes, e son de grand esfuerço pero que sean feos. E d'estos, así prietos, vi uno a mossén Burreu, señor de la Ribera, camarero mayor del rey de Françia, e enbiáragelo en presente el grand maestre de Pruza, e era tan rocaz e prieto que apenas se devisava lo blanco, e era el mejor garçero del mundo. E devedes saber que el girifalte que se da a bien, mata muy más ligero e mejor garça o grúa o la prisión a que fuer lançado que ningund otro falcón, ca la garça mata muy alta, e al sobir non faze tantos tornos como el neblí e va más derecho en sus buelos, e como quier que por la su grandeza se alça pesado de la mano, pero desque comiença a cavalgar el aire todavía cobra mayor ligereza.
E devedes al girifalte fazer en el comienço matar liebre, ca lo uno pierde las cosquillas que ha en las manos, ca de su naturaleza son cosquillosos, otrosí cobra ligereza e sabe sofrir el ressuelgo en el trabajar que faze con la liebre en el alçar e venir a ella. Otrosí es muy bueno al girifalte fazerle bolar la perdiz por quanto la perdiz buela luengo trecho, e saca mucho el buelo al falcón e a qualquier ave que la siga. Otrosí es bueno al girifalte bolar por la lechuza, porque monta mucho e porfía e esle como traína de garça para adelante. E desque en estas cosas oviere bolado algund tienpo el girifalte e cobrado ligereza, podrás fazerle garçero dándole sus traínas e echándolo con otro maestro desque la garça se rinda; e algunos ha que son de buen esfuerço e de buen talante e la matan por su voluntad. E los girifaltes es bien de los traer sienpre en la mano ca como son pesados, si se derraman en el alcándara podrían peligrar. E cada vez que el capirote tiran, quiérense falagar con el roedero e fazer plazer.
E quando quisieres escoger el girifalte lo primero que farás, cátale por los pies si ha clavos en ellos o los tiene finchados que es comienço d'ello; otrosí cátalo por la vista como quier que sea grave de catar, ca terná los ojos claros e avrá poca vista, pero cátalo mostrándolo algund roedero o otra cosa por ver si es aperçebido en la vista. E por las façiones cátalo que sea bien derribado de las espaldas e non sea corcobado, e que sea de buena carne, e de buena coxa, e buen çanco, e buenas ventanas, e buenas manos, e los dedos cortos e gruessos, al contrario del neblí, e non sea cabeçudo. E el torçuelo del girifalte es muy bueno e sale buen garçero e es muy ligero, mas es sañudo e muy delicado e malancónico e ha menester ombre sufrido.
Capítulo V
Del falcón sacre
Los sacres son falcones grandes de cuerpo e han las colas luengas e crían en Noruega e en aquellas partidas do diximos que crían los neblís e girifaltes, e con ellos los traen los mercadores. Otrosí falcones sacres que crían en Romania e son muy buenos. E de los sacres han lo que los otros falcones, ca dellos ha ruvios e dellos más prietos e dellos más blancos, e de todos salen buenos. E han los sacres en su plumage lo que non han otros falcones, ca por muchas mudas que el falcón sacre mude tal se finca como era antes e non muda el color de las plumas como fazen todos los otros falcones, salvo qu'el plumage non finca tan brozno como quando era pollo e fázensele unas orladuras en derredor de las plumas que asaz poco devisan. Pero yo vi un falcón sacre que era de los de Romania e fue mío e dilo a don Álvar Pérez de Guzmán, e a las quatro mudas fizo los cuchillos mayores, dos de cada ala, así blancos todos como de una paloma blanca e todas las plumas de en derredor del cuello, grandes e pequeñas, e una péñola de la cola e perdiose; e creo que, si non se perdiera e lo podiera ombre mudar, que le viera a otra muda muchas más péñolas blancas fasta que por tienpo todo fuera blanco, ca muchas plumas, grandes e pequeñas, tenía ya como pintadas de blanco. Otrosí de los sacres es lo que es de los neblís, ca los que toman bravos por las tierras, que son llamados çahareños, son los mejores, pero que ha en ellos algún afán de los fazer e salen d'ellos muy buenos garçeros e grueros e para toda cosa buenos. Otrosí los sacres son buenos perdigueros e buenos lebreros, pero non entran en la liebre salvo los que son tomados çahareños, como dicho avemos, e matan bien lechuza e alcaraván e buelan mejor con viento, e páranse mejor a él que otros falcones ningunos. E los torçuelos d'ellos son así muy buenos. E yo vi al rey don Pedro un sacre torçuelo que fue del rey don Alfonso, su padre, e traíalo Ruy Gonçales de Illescas, comendador, era muy maravilloso garçero. E han menester los falcones sacres buen tiento e quieren sienpre andar çevadizos, ca muy de ligero se rebotan. E a los falcones sacres non los ponen en la ribera porque son falcones pesados para remontar, pero en Bramante e en Françia buelan con ellos en la ribera, mas non son altos, mas los torçuelos son mejores para ello. E quando los catares, para mientes que sea bien descargado de las espaldas, e de buena carne, e de buena coxa, e buen çanco, e los dedos cortos e gruessos, e la cola más corta que podiere ser, e las puntas de las alas luengas e buenas ventanas bien abiertas. E non lo olvides en la alcándara, ca se fazen truhanes e dellos enbravesçen, e la buena mano del caçador es la mejor alcándara que qualquier falcón puede aver.
Capítulo VI
Del falcón borní
Falcones bornís crían en muchas partidas. Crían en la alta Alemaña e en Noruega e en aquellos lugares do crían los neblís e girifaltes e sacres. E en todas las tierras, salvo en España, son llamados laneres. E los que traen de Alemaña son buenos e seguros e grandes de cuerpos. Otros bornís crían en tierra de Saboya e de León del Ruédano, que es entre el Inperio e Françia, e son muy buenos. Otros crían en Castilla, en Álava, e en Guipuzca, e en Viscaya, e en Mena, e en Losa, e en Asturias de Santillana e Asturias de Oviedo, en Galizia, en Santiago de Montetizón. E d'estos son muy buenos los de Galizia e son rocazes e muy buenos. En Asturias de Santillana ha una muda que llaman tagre e han plumas entre los dedos. E d'estos d'esta muda de tagre vi al rey don Pedro un torçuelo, que fuera de Garçilaso de la Vega, que dezían Cristalejo e era buen altanero, en manera que sin conpañía matava dos pares de ánades mayores tan bien como un neblí. E vi de los de Asturias de Oviedo un falcón borní, prima, tuerto, al obispo de León, don Diego Ramírez de Guzmán e diole al rey don Pedro e era muy buen garçero. Pero de todos los bornís, los que llaman provinçiales en Castilla e en Françia son llamados laneres de Crao, éstos son los mejores. E tómanlos de passo, después de sant Juan fasta sant Miguel en el Crao de Arlé, que es en Proençia, e tómanlos en la Plana de Lunel e en Florencat e en derredor de aquella comarca que es Lenguadoch, en señorío del rey de Françia, e todos son llamados de Crao e son muy buenos e ligeros e cada año pruevan mejor; e son muy buenos para perdiz, liebre, lechuza, alcaraván, doral e garçota; e d'estos, los torçuelos, que son llamados laneretes, préçianlos mucho en toda Françia para la ribera, e non curan de otro salvo que sean de Crao e salen muy buenos altaneros e fazen muy buena conpañía a los neblís e assosiegan mucho con ellos, ca todo el día andan sobre el agua e non se parten de allí nin van a raleas; e échanlos primero que los neblís, porque si raleas algunas ha, fuyan e ellos non las siguen; otrosí assosiegan las ánades e quando el neblí es echado, falla la ribera linpia e buela más seguro ca non ha raleas a que vaya. E luego, al comienço, son graves e duros de fazer altaneros ca su naturaleza non es aquella, e luego se posan, pero con los neblís, usando de cada día, fázense e quieren andar en buena carne. E lo primero, déveslos traer a que buelen picaças ca de allí toman a andar alto e tenerse e guardar a su maestro e a la prisión; e desque algunos días bolare así por las picaças, echarlo has con el neblí en la ribera, e aunque se pose non te enojes d'ello ca usando cada día bolar con el neblí él tornará a lo aguardar. E desque fuere fecho altanero dale sienpre a roer en el ánade, ca de otra manera se deve governar qu'el neblí ca es altanero contrahecho e non saben remontar sin les dar a roer como faze el neblí. Otrosí hasle de levantar a su mejoría, e que esté çerca quando le levantares ca non puede de lexos alcançar así como el neblí. E quiérense traer en la mano, e quando son dos fazen buena conpañía. E en Françia qualquier señor, aunque muchos neblís tenga, sienpre terná una copla d'ellos, que son dos, e toman sienpre los más granados. E yo vi en París valer la copla d'ellos, que son dos torçuelos volantes, çient francos de oro. E bolavan por todas las marismas que fallases e son muy plazenteros. E los bornís, dellos ha blancos, dellos ruvios, dellos rocazes; de todos salen buenos.
E sus façiones catarlas has: bien descargados de las espaldas, e non sean corcobados nin estrechos de onbros, e sean de buena carne, e non luengos de piernas, e buen çanco, e buena coxa, grand mano, los dedos cortos e gruessos, la cabeça llana e el ojo encovado, buen pico, la cola corta, buenas ventanas e buen estropajo de cola. E como quier que dizen que el borní que con qualquier vianda passa, si tú le dieres buena gallina o buena vianda vérgelo has en el bolar. E si son çahareños valen más, e quiérense traer en la mano.
Capítulo VII
Del falcón alfaneque
Falcones alfaneques comunalmente son blancos e las cabeças ruvias, e d'ellos ha más rocazes, algunos como prietos más, e crían allen mar en África, en el reino de Tremeçén e en la isla de Alhabiba; e non sabe ombre que en estas partidas de aquí críen alfaneques nin tagarotes. E otros falcones crían en el reino de Túnez que son más rocazes e las colas luengas e son llamados tuneçís e son como entre alfaneques e bornís. Otros falcones ha que son llamados entreçelis, e dizen que son de boltura de tagarote e alfaneque e son muy buenos, pero pocas vezes paresçen. E estando yo en Alicante, que es en Aragón, ribera de la mar llegó ý una nao que venía de la Bervería e traía muchos alfaneques, e conpré d'ellos, e el señor e maestro de la nao diome uno que dezía él que era entreçeli, e en verdat el talle, e manos, e rostro era de tagarote, mas las plumas e su color era de alfaneque; e tóvelo grand tienpo e yo non curé de fazer d'él ál salvo perdiguero, e aquello fazía él muy bien e era muy ligero. E los falcones alfaneques son muy plazenteros e matan bien e fermoso la liebre, señaladamente quando son dos e non entran en ella; la perdiz buelan bien, pero pocos la posan; matan bien doral, garçota, cuerva e si son puestos a la ribera fázenlo bien. E yo vi en casa del rey don Pedro un alfaneque torçuelo muy pequeño, que llamavan Picafigo, e fuera de don Enrique Enriquez e matava así bien un par de ánades sin conpañía, como un neblí, e matava cuerva prieta e de las capissayadas e doral viniendo por el çielo e garçota. E todas estas cosas faze el bueno e porfiado e sofrido caçador. E los alfaneques quieren andar delgados e bien señoleros, ca luego que les da un poco de sol se pierden, e dizen que se tornan a Termeçén, donde venieron; e creo que pasan allá, ca nunca oí dezir que fuese tomado aquí çahareño, salvo si tomasen a pocos días alguno de los que se pierden así. E son mejores los alfaneques en la tierra fría que en la tierra caliente. E son falcones que aína cobran clavos en las manos. E cátalos por las façiones e figuras todas que catares el borní.
Capítulo VIII
Como se deve governar e regir el falcón neblí e çiertas reglas de plática para ello.
A los caçadores paresçerá que estas reglas que yo aquí porné para governar un falcón neblí que son demás, ca dirán que non es caçador el que esto non sabe, e yo non las pongo para los que así son maestros, pero los omes quando comiençan a caçar non lo saben todo e han menester de ver e oír a algunos de los que más vieron e más provaron en esta arte del caçar. E quando yo començé a afanar con el neblí, mucho me pluguiera aver fallado un pequeño escripto tal como este, por do me podiera regir e governar e guardar de fazer algunos yerros en la caça que fize e con que dañé muchos falcones. E yo era sin culpa, ca non sabía más; e quando me aconpañava con falconeros que sabían el arte parava mientes e por ventura en un mes aprendía un capítulo de lo que veía. E aquí, si quisieres, todos los capítulos que prinçipalmente cunplen a regimiento de un neblí en pequeño espaçio lo verás por aquí, e de cada día te podrás aperçibir. E por ende, los nuevos caçadores aprovecharse han d'ello. E por tanto porné reglas çiertas para governamiento del neblí, ca en verdat éste es el señor e prínçipe de las aves de la caça, e quien bien sopier regir e governar el neblí, todos los regimientos de las otras aves puede más ligeramente saber.
Reglas
Debedes saber que los falcones neblís, que segund dicho avemos de suso, que traen de Asuega e Noruega e la alta Alemaña do crían, e los traen en las cocas que vienen en Flandes e a Brujas, vienen muy entecados e dolientes en los cuerpos, maguera non lo muestran, e esto es, lo uno por las malas viandas de que los mercadores e los que los traen los han governado, otrosí porque vienen en el navío mal traídos e quebrantados de la mar e han estado gran tienpo presos sin bolar e sin aver sus plumadas e sus curas; e aun quando omne los tienen e los piensa e cura d’ellos e buelan, ha asaz que fazer en los tener sanos, quanto más con todas estas ocasiones; e por ende, si de tales falcones ovieres a conprar de mercadores que así los tengan, es menester de te aperçebir de catar e avisar bien qué tomas en lo que de fuera puede paresçer e farás así: quando catares el falcón, cátalo primero por las façiones e plumages segund dicho es de suso; e si todo non lo fallares [ayuntado] en un falcón toma lo mejor que podieres e si ál non podieres, a lo menos, lo primero e prinçipal, cátalo de buen plumage ca el falcón tal nunca se puede dar sinon [a] bien. Otrosí cata que el falcón neblí con que ovieres a afanar, cátalo que aya cuerpo, ca si feble es e de poca conplisión non es duradero aunque al comienço muestre de fazer todo bien. Des que lo ovieres escogido por el plumage e por el cuerpo cátale la boca si la tiene sana o si ha güérmezes o comienço d’ellos, e cátale los ojos si los ha sanos de nuve. Otrosí cátalo si tiene todas sus péñolas en las alas [e] cola e non le fallesçen del todo, que aunque sean quebradas puédense enxerir, como quier que más valdría que fuesen sanas. Otrosí cata que si ha alguna péñola como tisera o cuchillo mayor quebrado por el cañón baxo, en guisa que se non pueda enserir, ca más valdría que l’ fallesçiese del todo, ca nasçería [e] la péñola quebrada por el cañón baxo que se non puede enxerir, está en peligro; que vi alguna vez qu’ el falcón non la mudava por non se poder ayudar del pico en travar d’ella, pero acaesçe pocas vezes.
Otrosí cátalo si ha clavos en los pies o comienço d’ellos, e si tiene todas sus uñas.
E des que ovieres escogido e tomado tu falcón, lo primero que farás luego ese día: váñalo con el oropimente, que sea una onça, bien molido e muy çernido e dágelo seco en polvo echándogelo por todo el floxel, e poniéndole en todas sus plumas, e guárdale los ojos e las orejas quanto podieres, e guárdalo bien que dulçemente lo derribes quando este vaño le fizieres, e dulçemente lo tengas, e ten quien te ayude a ello. E este tal vaño es bueno para el falcón pollo, ca él non tiene plumage así fermoso porque ayas de aver cuidado de le teñir las péñolas; e el oropimiente de cada día faze su obra por la calentura e olor que en él ha, e alinpia mucho el falcón del piojo e es menester este vaño luego porque jamás nunca bien podría fazer el falcón en quanto piojo toviese, ca en el piojo que toviese avería asaz que contender. Otrosí es bueno que este vaño le sea luego fecho antes que comiençes a fazer en él ninguna cosa, ca si lo començases a amansar e fazer conosçer la mano e el señuelo e el rostro del ome, todo lo perderías, e te desconosçería quando le cogieses para lo vañar e le fizieses algund sinsabor, e por tanto es bien, lo primero que passase aquella malenconía e trabajo, e dende adelante fazerle bien e non le enojar. Pero diximos aquí del vaño del oropimente para los falcones pollos, pero después que son mudados e tienen sus plumas fermosas, si piojo ovieren, es mejor vaño del agua e pimienta segund adelante diremos. Otrosí después que tu falcón fuere vañado del piojo, guarnéçelo de buenas pihuelas [e cascaveles e capirote. Las pihuelas] que sean de buen cuero e bien adobado e que le non aprieten en el çanco. Otrosí los cascaveles comunalmente de grandes segund el cuerpo del falcón. E el capirote sea de buen cuero e delgado e tiesto e bien fecho, en guisa que le non llegue a los ojos e que sea tal que le non derribe de la cabeça quando se sacudiere. E la primera vez que le ovieres de tirar el capirote, con que vino de Flandes, o le ovieres de descoser los ojos, si lo tomaron aquí çahareño e los traía cosidos, faz que sea de noche a la candela e estonçe se asegurará más, e ponle el capirote que él ha de traer dende adelante, e fazlo velar la noche toda e el día, e non caya de la mano en esos veinte días e noches o más, segund que vieres que se asegura; non le fagas menos, como quier que el velar toda la noche non has porque lo fazer tan afincadamente como los primeros diez días, pero todo esto va qual fuer la voluntad del falcón. E guarda bien que lo non escarmientes en el poner el capirote e gelo pongas dulçemente, e des que se vaya assegurando. Trae sienpre contigo roedero que le muestres, e sea de buena vianda e tenga carne de que el falcón tome algunas picaduras e vaya perdiendo esquiveza con el comer; e quando lo tovieres de noche a la candela tírale el capirote e muéstrale el roedero, porque vaya tomando plazer, e sienpre le torna el capirote con la mano liviana; non le yerres e le des en el rostro, e le ensañes. E si luego, al comienço, non quisiere comer non te quexes por ello, ca lo non faze sinon con braveza. E el que lo velare toda la noche, tenga la candela delante e non se olvide el vino al falconero e a los que lo ayudaren.
E des que vieres que el falcón comiença de aver fanbre e abre la garganta como tragón, dale algunos días de la vaca lavada en el agua tibia, fecha pedaços pequeños e apurada de la grosura e nervios, e después tórnale a dar de una polla o gallina que non sea muy grande, así fecha pedaços e lavada en el agua tibia. E en la noche, dale sus plumadas e juntas de huesos del pescueço de la gallina o de los nudos de la coxa, e un poco de carne con ello. E guárdale bien en las mañanas, que veas si ha fecho su plumada.
Otrosí des que vieres que tu falcón cata por la mano, quando le tiras el capirote, por ver si tienes que le dar de comer, guisa entonçe que trayas contigo en una pequeña linjavera de lienço, linpiamente, una pierna de gallina o una ala, e dale d’ello algunas picaduras e dale a desplumar; e quando él estoviere en mayor sabor de comer, tórnale su capirote, dulçemente. E des que vieres que tiene ya fanbre verdadera, apártate con él e prueva si querrá sobir en la mano, atada la lonja a la lúa larga, e quando saltare en la mano dale buena vianda e fazlo todo plazer. E después que tu falcón, sin ninguna dubda, salta en la mano cada vez que le muestras el roedero, e non cata por ál sino por comer, entonçe encarna bien tu señuelo de un cospanço de gallina con su cuello e cabeça e cola, en manera que de cada parte esté bien encarnado, e cata un cordel bien rezio e delgado, e ata tu falcón, e apártate fuera en el canpo, en lugar que sea llano, sin matas e sin piedras, porque non trave el cordel e dale allí de comer en el señuelo, fasta que lo conosca, de la mejor vianda que tovieres, e dale el coraçón de la gallina e los sainetes e de la pierna e dale allí grandes bozes, e andando en derredor de él dando con la lúa en tierra por que vaya perdiendo el miedo e aprenda a lo que ha de tornar, e todo esto le farás con tiento que lo non assonbres. Toda vía, en la noche, dale un poco de vianda en el agua tibia e sus plumas e juntas. Otrosí, después que tu falcón conosçiere bien el señuelo, e lo sigue e non lo puedes sacar de él, fazle venir por buelo al señuelo, toda vía con cordel e cata el que tiene el falcón que lo tenga derecho en la mano de manera que vea bien el señuelo quando gelo mostraren, e non lo eche de la mano fasta que él de su voluntad salga. Otrosí non lo señuelen de ojo al sol ca non verá bien el rodear del señuelo e podría perderse. Otrosí vaya el pico al viento e échenle el señuelo en lugar linpio, sin matas que lo vea e pose luego con él e non gelo echen de rostro salvo al través o espaldas del que señuela. E des que el falcón posare en el señuelo, ve a él muy quedo, fablándole mansamente e dale allí toda la mejor vianda que tovieres, e des que oviere comido sácalo con un roedero e déxalo alinpiar su pico e que se sacuda, e entonçe ponle su capirote e tráelo muy assosegado en la mano . Otrosí, después que vieres que ya viene bien al señuelo, llámalo a la tira sin cordel, arredrado de villa e de monte e dale algunas gallinas a degollar en el señuelo, encubierta la gallina que la non vea e beva de la sangre d’ella. E todo este afán, para conçertar e amansar un neblí, serán treinta días para lo fazer como deves, para dende adelante que buele en la ribera, pero todo esto es segund el tiento del caçador e pluma e coraçón del falcón. Otrosí quando fiziere buen día, claro e sol pruévale el agua en logar apartado al sol e en buena gamella o buena vasija e está çerca dél, sienpre aperçevido con el roedero en la mano, porque si vieres que non quiere assossegar que lo tomes; e cata non le fagas entrar por fuerça en el agua ca se escarmentaría, antes ten algunos sainetes e muestrágelos en el agua porque con cobdiçia d’ellos salte en el agua, e dágelos allí que los coma. E quando así lo ovieres a provar el agua, faz que tu falcón aya primero comido media pierna de gallina, ca si mucho comiesse ternía dos trabajos: de se enxugar e de gastar lo comido. E sienpre le prueva dende adelante el agua al más tardar a los quatro días. E des que fuere vañado, ponlo a la sonbra un poco, porque con el sol, si fuesse rezio, torçerse yan las péñolas; e luego, a poco espacio, tórnalo al sol porque se enxugue e piense de sí. E déxalo bien pensar de sí a toda su voluntad antes que le fagas bolar, e si fuer tarde e non ovo logar de se enxugar ponle en la noche dos candelas delante de una cámara e pensará de sí, e dale buena alcándara segura porque toda esa noche pensará de sí e se sacudirá muy rezio. Otrosí la vianda de tu falcón es asaz, en la mañana, un mienbro de gallina, pero si fuer girifalte o tagarote a éstos darás a cada uno segund el cuerpo que ha. E en la noche dale sus plumadas e juntas e algunas picaduras de buena vianda con ello, toda vía las plumas vañadas en el agua tibia. E guarda sienpre non le des nervios, ni carne dura, ca non lo puede moler e dura mucho en el buche; otrosí, non le des grosura ca le enpalaga e engruesa la tripa que va al buche e fázele non aver fanbre. Otrosí, como quier que en España non lo usan pero en todas las tierras, do caçan con el neblí e con qualesquier otros falcones, señaladamente en Bramante, que es en Alemaña, e eso mesmo en Françia, Inglaterra [e] Italia tienen esta regla: quando dan de comer a su falcón, si le dan de ave biva sienpre passan la vianda que le dan por el agua fría, e si la carne que le han a dar es fría pássanla por el agua caliente o tibia; e es provechoso para tener el falcón sano e sin orgullo ca la vianda muy caliente enciende el falcón e la muy fría esfríalo e por tanto es bueno tenplarlo todo, e así lo fazen los bramançones que son gentes de Bramante que son oy los mejores falconeros del mundo, e que más sepan d’esta arte e han razón, porque lo usan más que ningunas otras gentes, ca la tierra de Bramante es una tierra muy llana e de muchas lagunas que ellos llaman plachas por lagunas e han muchas aves, e quando vienen las coques a Flandres que traen los falcones de Alemaña e de Noruega, luego van allí los falconeros de Bramante, ca es muy çerca de allí e conpran muchos falcones para los fazer en su tierra e quando viene la quaresma, que sus falcones son ya bolantes e conçertados, van muchos con ellos a París, otros en Inglaterra, otros en Coloña e en el Inperio e liévanlos a vender a los señores, quien quisiere altaneros, quien quisier garçeros, de todo fallará. E vale un neblí pollo altanero quarenta francos de oro e un falcón garçero sesenta e si son mudados valen más, ca todo peligro mayor de los falcones que vienen de aquellas tierras donde los traen es en la muda, señaladamente al derribar de las tiseras e mueren de filandras. E por esta razón son los bramançones buenos falconeros ca lo han por ofiçio. E a mí acaesçió conprar d’ellos los falcones en París, e los falconeros de Bramante que me los vendieron venirse comigo en Castilla por sus soldadas.
Otrosí, si tu falcón oviere pequeñas ventanas, que es grand tacha, señaladamente para el falcón altanero que ha menester de venir abaxo e alçarse e traer el ressuelgo suelto, e si tal oviere las ventanas pequeñas lábralo con cañivete, tirándole un poco de la çera e des que sangrare ponle allí un poco de algodón ca luego çessará e finca el falcón con buena ventana abierta; e guárdate non lo labres de fuego ca, maguera algunos lo usan, es muy mal labrar, ca el fuego cada día obra más e muchos falcones pierden los picos por ende. Otrosí, cata sienpre de dar a tu falcón, quando en ella oviere a estar, buena alcándara, gruesa e firme e que non ayan estado en ella gallinas nin, si podieres escusarlo, nunca pongas tu neblí en el alcándara do sacre nin borní ayan estado, ca el sacre e el borní han sienpre mucho piojo. Otrosí, la casa sea sin fumo e sin sereno e sin polvo, e que non esté en ella cal ca los çiega, e tenga el suelo deyuso de la alcándara linpio por que veas la plumada quando la fiziere, otrosí las tolleduras. E guarda siempre que nunca des de comer a tu falcón fasta que faga su plumada, e si la non fizier farás como manda en el capítulo de las plumadas viejas. E ponle sienpre la lúa deyuso de los pies, que sea blanda, o un paño de color atado a la vara ca le es muy sano para los pies. Otrosí, des que tu falcón fuere ya bien señolero fazle bolar la picaça en logar que non aya árboles, ca es muy buena bolería, lo uno muéstrase alçar e abaxar e tener el resuelgo, e aguardar a su maestro e cobra ligereza. E des que oviere así una grand pieça bolado dale señuelo e de comer e después que en algunos días oviere así bolado, has menester de catar otro falcón maestro e échalo con él sobre el agua e ande con él sus tornos e antes que lo veas que se quiere abaxar dale señuelo e de comer. E después que tu falcón sepa ya andar sus tornos e fueres en ribera, dexa bolar primero el falcón maestro e que ague las ánades e estonçe echa tu falcón e déxalo andar con el maestro, e si des que levanten las ánades siguier el tu falcón al maestro e aguare con él e cobrares el ánade da señuelo a tu falcón e liévale allí el ánade e degüéllela en el señuelo e conóscala, e dale la lengua mascada entre los dientes e el coraçón e una pierna del ánade. E en esta guisa lo govierna fasta que derrancadamente mate por sí.
Otrosí, adelante governarás tu falcón en esta guisa: des que algunos días aya andado con el falcón maestro, quando sopieres que tienes aves sobre que tu falcón buele, e sean en lugar do lo puedas acorrer e puedas echar tu falcón por seco, no sean marismas ni muy altos juncares entre tremedales, nin aya árboles muchos como salzedas que se lijaría el falcón, nin sea arroyo muy fondo que se non pueda passar e acorrer al falcón, mas sean arroyos llanos o lagunas aguisadas e quando así fallares, ve el viento ayuso e arredrado de la ribera e faz bolar tu falcón e déxale andar e tomar su altura ca si de otra guisa lo fizieres e non tomares el viento las ánades no esperaran tan bien e el falcón tiraría por ellas e podría perderse; e faziendo así como te digo el falcón toma su altura e pasa por ençima de las ánades e ellas asegúranse e veelas el falcón e estonçe conosçe sobre qué buela e toda vía se pone más alto. Otrosí, non seas cobdiçioso nin quexoso de levantar fasta que tu falcón tenga su altura, ca si de otra manera lo fazes tu falcón tomaría mala costunbre e non se alçaría mucho e ternía que le abrías luego a levantar. Otrosí, si levantases [andando] el falcón baxo e las ánades se levantasen, el falcón non ternía altura para alcançar e golpar e tiraría por el ánade a la tira e sería grand enojo e peligro de perder el falcón, otrosí sería feo bolar ca toda la nobleza e bien del falcón altanero es que sea más alto que podieres. E quando vieres que tu falcón está en su altura, levanta sienpre el viento arriba e al través, en manera que eches las ánades por seco, ca estonçe verná mejor tu falcón ca entiende que puede recabdar. E si aguare, tírate afuera de la ribera e dexa tomar altura a tu falcón e torna a levantarle las ánades; e si marrare acorre luego; e si recabdó, llega quedo a él e tíragela de las manos muy dulçemente e cavalga e corre la ribera fasta que tu falcón se levante; e si otras ánades ý ovier faz como primero feziste e si non las ha o non quisieres más bolar, da señuelo al tu falcón e de comer, toda vía le da la lengua e el coraçón del ánade e una pierna o si quisieres, e vale más, dale una pierna de gallina e está quedo con él fasta que se alinpie e se sacuda. Otrosí, si tu falcón andando en la ribera sale e sigue alguna ralea, si el falcón es pollo e es en el comienço del su bolar, está quedo tú e dale bozes porque torne e si non quisiere tornar muéstrale el señuelo e si tornare dale señuelo e de comer e non cures de lo fazer más bolar estonçe e ten que ha fecho asaz pues tornó a tu mandado, pero si el falcón es ya bolante e sabe bien lo que ha de fazer e sale como dicho he e torna, déxalo andar, e si ánades ha, levántale e faz como deves. Otrosí, cata que non fagas bolar tu falcón sobre aves menudas sobre poca agua ca quando el falcón viene a golpar non falla así grande una çerçeta e da en tierra e líjase, pero si el agua fuere mucha así como gran laguna e oviere ý trullos, çerçetas e alçaderas e de tales aves menudas, faz bolar tu falcón e levántagelas ca toda vía tornan al agua, e en esto se afeitan mucho los falcones nuevos en venir abaxo e alçarse e engolosinarse mucho. E des que una grand pieça ovier así bolado e acuchillado en ellas dale señuelo çerca del agua e dale de comer e non cures aunque non recabde alguna d’ellas. Otrosí, si las ánades estovieren en seco non fagas bolar tu falcón fasta que entren las ánades en el agua, ca otra manera levantarse yan e el falcón tiraría e perdería su buelo; pero si vieres que están orilla del agua espéralas que entren en el agua; e si vieres que non quieren e non fallas ál e tienes borní torçuelo altanero fazle volar e por aventura entrarán entonçe en el agua las ánades, e si se fueren el borní non las seguirá e así escusarás de non aventurar el neblí, e comunalmente esto fazen las ánades en el tienpo de las grandes eladas que non pueden ronper el agua. Otrosí, están las ánades fuera de los arroyos e lagunas, quando ha llovido mucho e ha muchas aguas sobradas, en guisa que en los prados están todas las yerbas cobierta[s] de agua e las ánades posan ý e piensan de sí e non tienen sino los pies cobiertos de agua e non entran en los arroyos, por quanto el agua corre rezio de la mucha agua que trae, e es peligroso estonçe bolar al falcón ca están las ánades tanto como en seco, e guardarte has de bolar tu falcón en tal logar. Otrosí, pon todo tu saber e toda tu acuçia en que tu falcón rebuele e remonte, e en esto afana quanto podieres, ca esto es el cabdal del neblí. Otrosí, guisa, quier mate quier non, que non des señuelo si non estando tu falcón bolando algún poco alto, como quier que quanto más alto estoviere, quando señuelo le dieres, será mejor; e si estoviere posado en tierra o en árbol o en casa espéralo fasta que se levante e cavalga la ribera e dale bozes e des que se levantare e andoviere un poco sobre el agua, si ánades non ha que le levantes, estonçe le da señuelo e de comer o de roer si quisieres ir catar otras ánades. Otrosí, si acaesçiere que las ánades des que son golpadas e aguadas e se ençierran así en el agua que con el grand miedo del falcón non quieren salir e ha falcones así raviosos e caninos que quando las veen así vençidas e rendidas en el agua que se posan en la ribera çerca d’ellas e quando las veen lánçanse en el agua por cuidarlas tomar, e llaman los caçadores a esto pescar; e esto escúsalo con el remedio que se podiere poner, e non ha otro cobro sino lo más aína que podieres o con vara o arrixaca o ballesta que cobres el ánade pues anda muerta; e cavalga e corre la ribera porque tu falcón se alçe e des que le vieres alto, da señuelo e si se oviere mojado e estoviere en tierra que non se puede levantar a bolar, tómalo e non le des esa ora de comer e dende adelante si vieres que el falcón ha miedo faz esto, antes sufre que se pierda el ánade e da señuelo a tu falcón, antes que venga [a] aquello; e es una cosa que los falcones fazen a menudo des que a ello se bezan, e toda vía para mientes si lo fizo con grand fanbre e porque anda baxo de carne e si aquello fuer súbele en la carne. Otrosí, véngate sienpre en miente que el día que el neblí nasçió para tomarlo omne e caçar con él, ese día nasçió la gallina e sienpre la trae contigo biva e aunque tu falcón mate otras presiones e le des algunas picaduras d’ellas o el coraçón, pero la gorja sienpre gela faz de gallina ca lo trae sienpre tenplado e sin orgullo, ca la carne de ánades e aves de ribera o otras qualesquier presiones es monchina e salvage e orgullesçe el falcón e fínchelo de orrura e non anda al mandado del señuelo e cura de raleas. E la gallina que ovieres a dar a tu falcón non sea muy vieja, cata que sea sana ca si doliente fuese o pepitosa sería gran dapño para tu falcón. Otrosí, el día que tu falcón non bolare en ribera o por otra prisión, non olvides el señolar a la tira, si buen tienpo fiziere, que non llueva o faga gran viento o niebla o estovieres en monte, ca estonçe sería peligro ca lo podrías perder, e dale señuelo cabe ti e de comer pero si a la tira señolares e tovieres gallina encubiertamente dágela a degollar por la boca e beva la sangre ca aquella sangre de la gallina es muy sana, e así lo oí al visconde d’Illa, de Aragón, que es muy caçador e sabidor de neblí e dize que es muy sana la sangre de la gallina por reçelo de las filandras o filomeras; otrosí toma el falcón grand querençia en el señuelo. Otrosí, de todas las aves yo non fallo de tan diversas e tantas naturas como ánades, ca ý son contadas abocastas, ánades reales, ánades gentas, capirotadas, gruetas, trullos, golondrinos, alçaderas, ralillos, negretas e otras muchas; e a todas estas e de tal natura farás bolar tu falcón de una manera: faziendo primero bolar tu falcón e que tome su altura e después levantar. Pero a todas las otras prisiones, salvo sisones, así como grúa, garça, avderranía, martinete, cuervo calvo, alcaraván, lechuza, bitor echarás a braço tornado. Otrosí, antes que los falcones pollos entren en la muda, quando son pollos, es bueno, en el mayo, fazerlos bolar sobre los sisones, ca los faze ligeros e altos, e a estos farás primero bolar tu falcón, e después levántale los sisones e si recabdare tirágelos cortésmente de las manos e cavalga e fazle bolar, e si más quisieres que buele por otros, si los ha, non darás señuelo. Otrosí, en aquel tienpo es muy buen bolar a los martinetes que fazen tan buena bolería como garça; otrosí, a los cuervos calvos; otrosí, quando tu falcón quisieres que buele por el avderramía cata que non faga grand viento; otrosí, al tu neblí pollo fazle bolar algunas vezes sobre las perdizes ca los faze, la tal bolería de perdiz, muy altos e muy redondos e toman los falcones en ello grand golosina e gran sabor; e buele como te dixe que deve bolar sobre los sisones e si recabdare tíragela de las manos e non le des de roer e cavalga e rebuele; e quando le vieres que ha asaz bolado e está alto, antes que desenballeste a se abaxar da señuelo e de comer. E guarda quando quisieres que tu falcón buele así por perdiz non trayas sino un podenco o dos e bien mandados; e esso mesmo non lo fagas bolar en lugar que aya árboles muchos ca se podría el falcón lisiar quando viene a golpar.
Otrosí, acaesçe muchas vezes que se toman los falcones [çahareños] tan tarde en manera que finca muy poco tienpo dende al tienpo de la muda, e es breve, eso mesmo el tienpo para lo fazer e caçar con él e para esto conviene que fagas así: que todo esse verano non cures de lo poner nin assossegar en la muda, mas por las mañanas frías e tardes lo fagas bolar por sisón, por alcaraván, por ánade e non cures de ál salvo de passar así el tienpo si quier bolando e dando señuelo, e eso mesmo por el martinete es buen bolar; e des que vieres que ya derriba mucho así de las alas como de la cola, tráelo en la mano e sufre quanto podieres de lo non poner en la muda, pero des que vieres que las péñolas vienen en sangre, porque sería gran peligro, estonçe assossiégalo en su muda. Otrosí, el día que tu falcón non oviere de bolar, aquel día en la mañana ponlo en el prado, en lugar apartado sobre una piedra bien atado a su lonja e allí folgará e pensará de sí. E cata qu’ el lugar do así lo ovieres a poner que sea entre paredes, non sea en el canpo, porque vería las aves que atraviesan por el çielo e non assosegaría, e tú non te partas dél con el roedero, porque si vieres que non quiere assosegar que lo tomes. E este poner así en el prado non lo usan los caçadores en Castilla, mas el falconero de Bramante non lo escusaría por todo el mundo, ca dize que el su falcón ha menester de pensar de sí e de tomar plazer, que le es mejor allí que non en el alcándara.
Otrosí, como dixe primero, sienpre guarnesçe tu falcón de buenos cascaveles e buenas pihuelas e buen capirote, ca si el capirote le daña e moja en los ojos podría perder la vista e aver nuve, e eso mesmo escarmiéntalo en manera que aborresçe el capirote; otrosí, la mala pihuela de mal cuero, duro
o muy apretada, fazle hinchar los pies donde le recresçe gota e clavos; otrosí, los cascaveles sean buenos e doblados de milana e si tu falcón es bulliçioso e sale a menudo de la ribera e va con la ralea cárgalo e échale quatro o, si menester fuere, seis segund vieres el cuerpo del falcón e su orgullo. Algunos caçadores ha que quando cargan su falcón por ser orgulloso e salen de la ribera que le ponen cascaveles en la cola, e aquello parésçeme muy mal e feo; otros ha que le ponen cascaveles llenos de plomo e esto me paresçe muy peligroso, que el falcón podría por ende mancarse muy aína e por ende es mejor cargarlo de muchos cascaveles que más enpacha[n] al falcón e lo enojan e lo farán assossegar por ende por ser muchos antes que por la pesadura que han en quanto son quatro o seis, segund cunple; e yo así usé e lo querría usar e aunque non sean muy buenos non le enpeçen tanto que suenen. Pero quando oviere a traer los cascaveles que le cunplen, quando andovier bien ordenado el falcón, e los cascaveles, sean primos e gruessos, uno prima otro bordón, pero sea tan grande el uno como el otro, que fagan buena melodía, e son buenos, lo uno el falcón paresçe bien quando buela, lo ál las ánades e aves sobre que bolare más se assonbran, lo ál si perdieres el falcón fallarás más aína rastro de él, ca lo oyen muchos de los que andan por la tierra, e podrás tomar e saber tiento de él. Otrosí, non se te olvide de traer contigo sienpre capirote sobrado porque si perdieres el capirote que el falcón trae, que acesçe a menudo, que tengas de que te acorrer, ca otra manera ver te yas en grand enojo e peligro e quebrantamiento del falcón. Otrosí, si perdieres tu falcón serás bien diligente en lo buscar, e non te enojes d’ello; e lieva contigo gallina biva e tu señuelo bien encarnado; e si fue con ralea cata tiento de la tierra que levó e cata si alcançó e guarda bien, ca muchas vezes se encubren des que alcançan con la ralea e callan los cascaveles que non mesan nin comen fasta que omne passa, e si otro tiento non tienes, cátalo viento arriba e a las riberas, que allí recudirá. E si lo cobrares e toviere ralea tíragela de las manos en manera que él entienda que te pesó, e si alguna noche dormió fuera de tu poder cárgalo de cascaveles fasta que veas que es asegurado; e si quando lo buscares recudiere a ti, al señuelo, fazle quanto plazer pudieres e dale la gallina a degollar en el señuelo. Otrosí, requiere a tu falcón non traya gran pico ca lo uno paresçe mal e esle dañoso, ca non come como deve e ressolla e cárgase de agua, e quando le mucho así cresçe levántansele esquinas de que viene a perder el pico o aportellarse. Otrosí, quando le fizieres el pico, fazlo con buen tiento, non le saques sangre nin le llegues al maslo. Otrosí, las uñas si altanero es tráyalas cortas e si garçero es non gelas cortes. Otrosí, faz sienpre bolar tu falcón por la gran mañana, madrugando bien con él, e esto lo uno es buena costunbre, otrosí, las raleas nin águilas non paresçen aún. Otrosí, lo farás bolar a las tardes ca el neblí dos vezes al día quiere bolar. Otrosí, quando tovieres neblí que se avantaja sea alto e redondo, en la ribera, por mi consejo en aquello lo manternás e non lo farás garçero, ca después que garçeros son dexan mucho de la altanería e el cabdal e sotileza del arte del neblí todo es el altanería, e tarde falla omne tal falcón para ello qual querría, e garçero aína se faze el falcón, e los caçadores sienpre contaron la garça por ralea. Otrosí, usa sienpre en la mañana e en la noche dar a tu falcón a tirar en roederos que ayan nervios e plumas, ca esto le faze sacudir el agua de la cabeça que se nunca faga vedriada; e non te enojes de lo fazer, e que sea gran pieça. Otrosí, después que venieres de fazer bolar tu falcón e ovieres çevado ponlo en una cámara en su alcándara e apartado porque piense de sí e tome plazer. E si dos vezes al día le quisieres fazer bolar, dale poco en la mañana, quanto atape la faz, e non le dexes levar plumas, [e en la noche dale otro tanto, sus plumadas] e juntas. Otrosí tu falcón duerma en tu cámara o del que lo toviere en carga de curar de él, e tenga candela toda la noche. E en España, usan los falconeros dexar sus falcones sueltos porque si se de noche saltan del alcándara, que acaesçe soñando los falcones que andan a caça, sería peligro e algunos ha que se perdieron así. En Françia e en aquellas otras tierras átanlos, ca dizen que el falconero non deve tener su falcón tan arredrado de sí que lo non oya, e si estoviere suelto que podría dar en la pared o en alguna otra cosa e lijarse; cada uno pone buena razón por sí. Pero yo sienpre lo dexé suelto e çerca de mi cama si era falcón de que me pagué. Otrosí, quando tu falcón tomare alguna prisión, así como garça o otra presión, sobre que le has a dar de comer, non le dexes comer luego fasta que pele ca el falcón está ençendido e la carne de la prisión arde e ayúntase todo e faze gran daño al falcón. E des que una pieça así pelare, dale de comer e guárdale de la sangre ca non le es buena, ca como ya dixe son las prisiones salvages e orgulleçe el falcón con su sangre e aún con la carne, si mucho le das d’ella, e deveslo guardar d’esto, ca el neblí de su naturaleza es bueno por el ardideza e esfuerço que en él ha e por tanto es menester de lo governar tenpladamente. Pero dezía Juan Ferrandes Burrillo que el falcón que non desçendía derranjadamente en la ribera que era bien darle algunas vezes a comer en el pecho del ánade porque tomava gran querençia e sabor; e yo non dubdo que esto es verdat, pero a la tira es más presto el neblí de seguir el ánade que primero fiziera; si esto le fizieres podríaslo perder ante; pero si el falcón es tan duro de fazer que non desçiende como deve, bien es alguna vez darle así de comer en el ánade, e sea muy pocas vezes. Otrosí, quando tu falcón tomare ralea así como corneja, sisón, paloma o otra contra tu voluntad, sácagela de las manos en manera que él entienda que te pesó d’ello e non le fagas bien ninguno mas luego le pon el capirote e non lo dexes bolar fasta que esté así una grand pieça. Otrosí, es bien algunas vezes dar a tu falcón de la liebre caliente ca es vianda liviana e que remonda e alinpia mucho el buche del falcón, e esto sea una vez en el mes; e dale d’ella buena gorja, mas guárdalo de la sangre d’ella e non le fagas bien ninguno, ca seca es mucho e faz huélfago, e quando el falcón mucho trabaja es buena vianda. E vi que Ramir Lorenço, comendador de Calatrava, que suso fize mençión de entre los caçadores e grandes falconeros, e fue muy buen caçador, espeçialmente fue muy buen açorero, e quando tenía açor de Noruega e fallava garça en Tajo, que es río cabdal, e morava çerca de allí, él fazíala guardar la garça e con los falcones alfaneques que tenía iva buscar la liebre, e después que la matava tomava estonçe su açor e iva echar a la garça e si su açor la matava en guisa que cayese en el agua grande e se mojase, aquel día dávale el coraçón de la garça e todo el papo le dava de la liebre porque era vianda liviana, e el açor levávalo luego al buche, e dezía que asaz tenía el açor que trabajar de se enxugar, e por tanto avía menester non ser governado de vianda sinon liviana, como es la liebre.
Otrosí, quando tu falcón quisieres fazer garçero farás así: si vieres que tu falcón tiene ojo por la garça e llega a ella mas non pega con ella, abáxale un poco de la carne e dale fanbre e si vieres que con esto non quiere travar d’ella estonçe cata falcón maestro que sea buen garçero e quando vieres qu’ el falcón maestro buela e la garça se rinde estonçe tira el capirote al tu falcón e déxalo bolar, e él luego se ayuntará con el maestro a lo que vee rendido, e si la garça muere fazle allí todo el plazer que podieres e dale en la garça a pelar, que la conosca e dale el coraçón d’ella e cañadas e una pierna de gallina e coma algunas picaduras en la tabla de la garça, mas jamás nunca des a tu falcón fartura de la carne de la garça, ca es muy viscosa, monchina e enpalaga mucho e aborréçenla los falcones muchas vezes por ende. Otrosí, después que tu falcón aya comido en çinco o seis garças, e la mata denodadamente sin maestro, dende adelante dale garça esquivada, que algún falcón la esquive e la faga montar e des que con razón fuere montada la garça e alta estonçe echarás tu falcón ca non lo deves usar a matar garça baxa que aquello se querría él. Otrosí, quando echares tu falcón a garça echarás viento arriba al contrario que fazes a las ánades porque la garça luego toma el viento ayuso e falla al falcón de encuentro. Otrosí, non eches en río grande o en logar que lo non puedas acorrer. Otrosí, quando ovieres de fazer que tu falcón buele por garça, guisa que non aya estado al sol e que aya buena fanbre, e si cascaveles grandes troxiere descárgalo e buele con cascaveles livianos. Otrosí, quando tovieres falcón garçero e fallares garça e ánades todo en uno en la ribera çerca lo uno de lo ál, estonçe farás primero levantar las ánades e echarlas de allí e otras raleas si las ý ha, ca en otra manera si echases tu falcón a la garça, e andando con ella se levantasen las ánades, el falcón vernía a ellas e dexaría la garça; e si no viste las ánades fasta que tu falcón bolava ya, guarda quanto podieres non gelas levantes las ánades ca ya estonçe non ha otro remedio.
Capítulo IX
Cómo se deve alinpiar el falcón del piojo
Suso avemos dicho que los falcones, así los que traen de Noruega que vienen de Flandes como los que toman çahareños, que lo primero que les deves fazer es vañarlos del piojo, ca non es dubda que los traen de Flandes por la conpañía de muchos falcones que vienen en uno, otrosí los que se toman bravos han piojo de las aves que toman en que se çevan cada día, e fasta que los vañes e alinpies del piojo non pueden estar en su sabor, nin farías d'ellos lo que quisieses, ca luego que le da el sol, el piojo bulle, e tanto tiene que ver en tornar allí que non cata de ál, ca la pluma se le escalienta e el piojo muévese e fázelo ý perder. E como dixe, quando son pollos el oropimiente es buen vaño para ellos, pero desque son mudados e están bien vestidos de fermosas plumas non los quieren los caçadores teñir del oropimente, segund dicho avemos en el octavo capítulo, luego en el comienço.
E para lo alinpiar quando tu falcón mudado sintieres que tiene piojo, ca gelo verás que toda la noche trae los cascaveles e non assosiega rascándose con los pies e sacudiéndose a menudo, e algunas vezes son tantos que los verás salir al sol por ençima de las plumas. E tomarás para un falcón una onça de pimienta bien molida e çernida, e un quarto de onça de fabarraz molido, e átalo en un trapo, e pon en un baçín o en una gamella pequeña del agua tibia e algún vino blanco, quanto el quarto, e faz salir toda la fuerça de los polvos de la pimienta e fabarraz que tienes en el trapo en el agua. E después pon un paño de lino en el baçín, e coge tu falcón dulçemente, que lo non aprietes por que se non fiera en los onbrillos e en las espaldas, ca tiene allí los huessos e poca carne; e ten alguno que te ayude, e derriba tu falcón allí e mójale bien todas las plumas con el agua así buelta con el polvo de la pimienta e fabarraz, como te dixe. E desque bien lo ovieres así vañado e requerido, enbuélvelo en un paño de lino blanco e linpio, e esté así encamisado una pieça ençima de un hazeruelo, e después desenbuélvelo e tómalo en la mano e tenlo al sol fasta que se vaya enxugando e veas salir el piojo, e tíragelo con una caña así como fuere saliendo. E dende a quatro o çinco días pruévale el agua dulçe, por que se vañe si quisiere.
Capítulo X
Como se deve purgar el falcón del agua común que non es vedriada
Acaesçe, segund dicho avemos, que los mercadores conpran e ayuntan falcones para vender e non curan de ál sinon de los governar a la menor costa que pueden, por tanto non les dan sinon malas viandas, e por esto e por estar ençerrados, que non veen el sol nin los pruevan agua, non están sanos e cárganse de agua. Otrosí vienen aquí quando los caçadores los traen por non los dar a tirar o les dar casa con fumo o sereno, cárganse de agua e esta agua es ligera de curar antes que se vidrie, e conosçerlo has en esto: ca lo verás, quando le das de comer e tira, que le cae agua por las narizes e estornuda en guisa que al caçador que le da de comer ruçía el rostro con el agua que sacude. E si tu vieres que el agua es tan cargada, que tiene las señales que dize en el capítulo honzeno, que es el seguiente d'este, que fabla del agua vedriada, farás e curarlo as como allí dize, pero si non es tanta sinon como dicho he en este capítulo, dale fabarraz bien mondado e linpio e apretado en un paño en el agua caliente, en guisa que salga tan claro que apenas tenga leche, e ponle en cada ventana quatro gotas o cada tres segund vieres la conplisión del falcón, e muéstrale un poco el sol e tíralo luego a la sonbra e esté quedo en una alcándara fasta que faga sus bavadas, e ponlo en una cámara fría e bien tarde dale de comer de una pierna de polla. E para bien mientes quando así ovieres a purgar tu falcón que esté bien rezio, ca de otra manera sería gran peligro. Otros dexan de dar el fabarraz e úntanle al falcón los paladares con la miel, e después frégangelos con la oruga molida e fázeles purgar del agua, e es más sin peligro e por escusar dende adelante esto, da sienpre a tu falcón a tirar e deplumar dos vezes al día a lo menos, e guárdalo de le dar sereno de noche o fumo o mala vianda e así nunca se cargará de agua para que lo ayas de melezinar.
Capítulo XI
Como se deve purgar el falcón del agua que es llamada vedriada
Porque la cabeça es prinçipal mienbro de todo el cuerpo, e quando este mienbro es enfermo todo el cuerpo padesçe. Por ende digo que esta agua vedriada, de que en este capítulo fabla, es la prinçipal dolençia de las dolençias que son engendradas en los cuerpos de los falcones, e quando esta dolençia es en la cabeça del falcón luego el falcón es tollido de las otras dolençias e dolores, e tu consçerás esta dolençia en esta manera: para mientes al rostro del falcón, e verás su senbrante triste e los lagrimales de los ojos finchados, e el cuello gruesso, e quando se debate o quando dexa de bolar, tienta con la boca e da en el overo; e otrosí, quando come, non lo fallarás así valiente como solía, nin en el desplumar e messar como antes que esta dolençia oviese. E esta dolençia se cura así: toma en la noche, desque non tovier papo e échale del agua tibia con un poco de vinagre en las ventanas e guárdate del vinagre non sea más, salvo que el agua sea un poco azeda, e ponlo en el alcándara e déxalo sacudir, e desque vieres que dexa de sacudir tómalo en la mano e dale a tirar por un roedero e [a desplumar]. Otro día, toma la miel en terrón un poco [dura] e métele d'ella en la boca [e después que gela dieres atápale la boca], teniéndole el pico [con la mano], fasta que lo lançe por las ventanas e [después ponlo] en el alcándara e sacudirse ha de aquella [agua, e] quando le metieres esta miel, non gela fagas [ir al vientre] ca le sería grand trabajo; e dale un poco de [comer] esse día e tarde, e en ese mesmo día a la [tarde, desque] le dieres de comer pruévale el agua, e be[va d'ella si quisiere], e toma el espic e los clavos de girofré e la [canela] e flor de canela e átalo todo en un paño linpio, e ponlo en una jarrilla pequeña, e fínchela de agua e fazla fervir fasta que tome sabor de las espeçias, e desque fuere cozida déxala atibiar de guisa que sea tibia, e dale la pierna de la gallina mojándola allí, en aquella agua, o un ala de gallina cada día, e el agua sea sienpre tibia cada vez que así le ovieres a dar de comer. Otrosí, deves saber que d'esta agua se faze otra agua peor, que es más vedriada que la suso dicha, ca a esta primera, de que fasta aquí he fablado, non le deves fazer otra cura ninguna, salvo la que dicho he; pero esta otra agua vedriada, tu la conosçerás por las señales que te he dichas, e demás verás una señal por que la puedas mejor conosçer: sabe que allí do dixe de suso que le verás los lagrimales de los ojos finchados, sabe que en este lugar le verás fazer como los fuelles, que finchan e desfinchan, e quando el falcón más debate tanto aquellos lagrimales más fazen aquello, e demás para mientes e verás en las ventanas del falcón como muermo cuajado e non viene fuera sobre el pico. A esta dolençia d'esta agua vedriada farás así: toma fierro fecho por esta guisa e figura que aquí esta figurado
e sea tan luengo que quando lo escalentaren de la una parte que lo puedas tener de la otra parte con la mano, sin te quemar e será asaz un xeme de luengo; e este fierro tiene de la una parte un botón, e sea tan grande el botón como la cabeça del alfiler, e es tal como el fierro con que labran las bestias, e caliéntalo bien en el fuego, e derriba el falcón muy mansamente e ponle aquel botón bien caliente en una cueva que le fallarás entre el ojo e la ventana, e por tantas vezes gelo pon que el botón vaya dentro a las entrañas de las narizes, e así de la otra parte. Otrosí, le deves poner otro botón suso en la cabeça, entre anbos los ojos, e esto fecho deves tener estonçe un poco de miel, e póngelo en la boca segund dicho he de suso, que lo lance por las ventanas e que non vaya al vientre. E en otro día, deves fazer un saquete de lienço tan grande como tu palma e fínchelo de rosas secas e cuézelo en una olla pequeña nueva llena de agua e fazlo fervir, e desque fuere cozido déxalo atibiar e faz otros dos saquetes tan grandes como aquel de rosas, e fínchelos de mijo e cóselos todos en derredor, e pon una teja en el fuego e fazla bien caliente, e desque fuere bien caliente tírala del fuego e derriba el falcón sobre un cabeçal e escalienta aquellos saquetes del mijo en aquella teja, en manera que no se queme e desque fuere bien caliente ponle el saquete de mijo por ençima de la cabeça e de los ojos e de las orejas e sobre el pico e sobre lo llano de la cabeça; e desque el uno fuere frío, ponle otro caliente, por tantas vezes que la cabeça del falcón sea bien escalentada, e desque la cabeça del falcón fuere bien escalentada, toma el saquete de las rosas, que non sea muy caliente que quanto tu lo podrás sofrir, e caldéale la cabeça e los logares sobredichos poniéndole allí el saquete de las rosas. E dale esse día de comer de una pierna de gallina mojada la carne en el agua del espic, que sea tibia, por la guisa que suso he dicha, e este suadero e lavatorio le farás de tres en tres días, tres vezes al día e en el día luego seguiente, después del lavatorio, le darás tres píloras del açíbar çicotrín fechas por esta guisa: tomarás el açíbar çicotrín e muélelo, e toma el çumo del finojo e echa gota a gota en el açíbar de guisa que non sea muy muelle, antes sea un poco duro, e faz entre tus manos las píloras tan grandes como garvanços, e dale luego tres d'ellas; e sin non fuere tienpo de aver finojo, como quier que sienpre fallarás d'ello, toma del agua del finojo que tienen los boticarios. E estas píloras le començarás a dar en el sobredicho día, e dende adelante de tres en tres días, así que sean dadas en nueve días, nueve píloras, tres píloras cada día, e dárgelas has por esta guisa: toma la tripa de la gallina e lávala e mete en un pedaço de la tripa una pílora e así las otras, e métegelas por fuerça en sus términos, según dicho he. Otrosí, d'esta dolençia mesma, que suso dixe, acaesçe por tal figura que esta agua vedriada atapa los caños, así de las ventanas e de ojos e narizes, e esta agua non ha por do salir e tórnase a la cabeça, donde se engendró, e por fuerça del atapamiento de los caños, pónese sobre el meollo e faz perder la vista al falcón e viénele vaguido, e cae en tierra e non se puede levantar, e tuerçe la cabeça e trime, e paresçe que es demoniado; e a esta dolençia acorrerás con las melezinas que de suso avemos dicho para la primera e segunda dolençia. E demás, labrarlo has en las ventanas para le fazer las ventanas mayores, e toma un fierro luengo, delgado, sotil como alesna, bien caliente, fecho en esta guisa
e con este fierro le passarás las narizes, e sea bien caliente e passe fasta el mango, e el mango sea del fierro mesmo e sea bien polido e bien limado e tan luengo todo el fierro como un palmo por el calentar e porque lo podrás mejor menear para labrar con él, e pase las ventanas del un cabo al otro. E después toma los otros fierros sobredichos figurados en este capítulo para la primera e segunda dolençia, e caliéntalos bien e quémale en las fuentes sobredichas; otrosí, en la cabeça, entre amos los ojos, ençima, e después ponle un botón caliente en el testuzo, do se junta el pescueço con la cabeça, e fazle todas las otras curas sobredichas, segund dicho he. E deves saber que estas dolençias sobredichas se engendran por muchas maneras e razones, e la primera razón por las malas viandas de carne dessolladiza e non fresca que dan a sus falcones algunos caçadores; otrosí, por non les dar a tirar e desplumar; otrosí, quando las aves vienen mojadas en el tienpo del invierno e son puestas en alcándaras malas e delgadas e non firmes, e los falcones non osan pensar de sí nin sacudirse; otrosí, en casas de fumo; otrosí, non son puestos al sol nin son purgados quando les cunple nin son puestos en el agua, e quando faze tienpo para ello non le fazen bolar, nin le dan señuelo a la tira, e d'estas cosas e de malos governamientos recresçen estas dolençias, e ellos mesmos, a las vezes, son engendrados d'estas dolençias suso dichas, por la qual razón cunple a los caçadores que sienpre se revean en los sus falcones como la muger en el espejo por ver si paresçe bien o non; e tal deve ser el caçador con el su falcón para ver si se le muda el senbrante, ca si algund enojo ha luego el falcón muda el senblante. E d'esta dolençia d'esta agua vedriada de que tanto carga que es menester de fazer estas obras, pocos falcones guaresçen. Pero yo vi a Juan Ferrandes Burillo fazer esta cura a un neblí del rey don Pedro que llamavan Calahorra, e traíalo un su falconero que avía nonbre Fernand García el Romo, e vilo guaresçer e después matar muchas garças, e esto digo por que non se desesperen de melezinar a su falcón los que este libro tovieren, ca non puede ser menos el falcón que estar en el aventura que le tiene ombre por perdido.
Capítulo XII
De la purga común para purgar el falcón del cuerpo
Por muchas maneras acaesçe los falcones aver menester de ser purgados en los cuerpos, espeçialmente luego que los ombre conpra de los mercaderos, por las malas viandas que han comido. Otrosí, por el gran tienpo que los han tenido ençerrados e están cargados de malos humores. Otrosí, quando los falcones purgan de la cabeça, tragan bavadas e agua de aquella que echan quando les dan a sacudir e han menester de ser alinpiados d'ello, ca quando los falcones no están purgados non han verdadera fanbre nin los puede ombre ordenar, así como cunple, nin andan obedientes al señuelo, nin curan de fazer bien ninguno. Otrosí, les recresçen otras dolençias mayores por ende, donde pueden peligrar e por esto conviene los purgar si los falcones están rezios, e verás sus señales del que lo ha menester en esto: lo primero que estando en su buena carne, qual deve, non ha verdadera fanbre nin buela como deve e desecha las prisiones que solía tomar, e si lo non faze por orgullo d'estar muy grueso, ten por çierto que lo ha por non tener el cuerpo purgado. Otrosí, faze las tolleduras feas e de mala color e con mucho prieto como estiércol e mal ordenadas. E quando esto vieres, farás así: dale su tártago segund que todos los caçadores gelo suelen dar, catando el cuerpo e la conplisión del falcón, ca uno ha menester más granos que otro. E desque gelo ovieres dado luego le prueva el agua en ayunas e beverá si quisiere. E después que una gran pieça estoviere sobre el tártago, dale una pierna de gallina, e por quanto el falcón finca fostigado del cuerpo, dende a dos días dale su açúcar candí, poniéndogelo por la boca en tres o quatro pedaços e pruévale el agua en ayunas, e desque vieres que non tuelle del açúcar, dale de un coraçón de carnero bien lavado e tirando dél la piel que tiene e nervios e durezas e grossura e con él dale de la azargatona e dende adelante tórnalo a darle sus buenas viandas como primero solía comer. E si los falcones fueren villanos, como sacres, bornís, alfaneques darles has los lardones, pero al neblí non gelos deves dar. E faz mucho sienpre por dar a tu falcón buena vianda e de pelar e desplumar e de tirar e a menudo, que cada vez que le tiras el capirote luego vea el roedero e tire en él, e faziéndole esto sienpre estará guardado de non venir a aver menester estas purgas, ca sey çierto que las purgas destruyen e gastan el cuerpo del falcón, pero a la entrada de la muda e a la salida bueno es purgar el caçador su falcón, o quando viere que viene dolençia porque se non puede escusar, ca muchas vezes los falcones alcançan raleas e çévanse en ellas, e comen plumas e el ombre que non es bien diligente en catar por su falcón non cura dél e el falcón sobrepone plumas viejas en el buche que después enpodresçen allí e lo traen a que ha menester de ser purgado, o estará en peligro de morir.
Capítulo XIII
Del falcón que desseca
Muchas vezes acontesçe que por malas viandas e mal pensamiento, e non comer los falcones quando deven, o comer poco o viandas frías e non frescas, o non ser purgados al tienpo que deven, adoleçen e recresçenles dolençias e gástanse de cada día, en guisa que muchas vezes vienen a dessecar. Otros falcones desecan desque las filandras o filomeras son engendradas en el cuerpo. Otrosí, dessecan por trópigo que han. Otrosí, deseca el falcón quando es ferido en el cuerpo e non es curado como deve, e de cada día se le gasta el cuerpo. E después que el falcón comiença a dessecar aunque coma non le aprovecha nin tiene fuerça en sí, e verlo has triste e apretado e sacúdese floxo e non tira nin despluma e gástasele la carne. E al comienço d'esta dolençia le deves acorrer, ca después, aunque quieras, non le valdría. E el remedio es este: si tu vieres que el falcón tiene aquellas señales que dize en el capítulo que fabla de las filandras o filomeras, que es en el capítulo veinte e uno, farás e curarás dél segund allí manda curar. E si tiene las señales del trópigo, segund dize en el capítulo treinta e uno, que fabla d'esta dolençia de trópigo, curarlo has segund allí manda. E si lo ha de ferida que ovo en el cuerpo, de que non fue bien curado e la ferida non fue bien apurada, cúralo de la llaga si çerrada non es, segund allí manda curar, que es en el capítulo treinta e quatro. E si non lo ha d'estas dolençias sobredichas, estonçe tenlo en buen regimiento, dándole poco a poco buena vianda, e çerçetas e negretas e aviones, si es tienpo d'ellos; e dale palominos e paloma a degollar, e beva de la sangre mas non coma de la carne de la paloma, e dale la vianda que le ovieres a dar mojándola en la leche de las cabras, e non le des grand papo e dale la suelda que está ordenada en el capítulo veinte e ocho que fabla de la pierna quebrada, e non le des pluma nin huesso con que aya de trabajar, e tenlo en buena casa e dale sol en que piense de sí, e ponlo en el agua si quisiere bever e non cures de le mostrar señuelo, ante lo faz mucho, quanto podieres, por lo orgulleçer e poner en carne fasta que sea rezio, como quier que si en tales dolençias luego non mejoran, tarde cobran.
Capítulo XIV
Del falcón que es assonbrado
Muchos omes quieren aver falcones e caçar con ellos, e non lo saben fazer e yerran en muchas cosas, señaladamente luego en el comienço, quando el falcón es bravo e lo comiençan a asegurar e fazer capirotero; e ha algunos que toman grand quexa en ello e, cuidando que fazen bien, tíranle el capirote muchas vezes e delante las gentes e el falcón, como está aún bravo, espántase de la gente e debátese e non le saben acorrer con el capirote, antes que así se derrame, poniéndogelo dulçemente e gelo ponen dándole con la mano en el rostro e espantándolo más, donde el falcón toma más saña e miedo e, a las vegadas, quéxase dando sus bozes, e así como vee el rostro del ombre toda vía se más espanta e cuélgase de la mano. E esto todos los falcones son asaz prestos para así se dañar, señaladamente los girifaltes e más los torçuelos; otrosí los neblís, así primas como torçuelos. E quando el caçador que atal estado lo llegó vee así su falcón dañado, enójase dél e dalo a moços que lo traya[n] e todavía se daña más, fasta que desesperan dél e déxanlo perder. E pues esto viene por mal sofrimiento e poco tiento del caçador, conviene que se emiende con buen tiento e por todos los contrarios de los yerros que son fechos, e que el caçador torne a aver buen tiento, mejor de lo que ovo, e mejor sofrimiento e fará así: cátale un capirote bien fecho e bien çerrado que non vea con él nin le llegue a los ojos e non gelo tire sino quando le deve dar de comer, e estonçe se aparte en una cámara escura e sin conpañía ó tenga candela e allí le dé de comer, e que aya grand fanbre porque con la fanbre olvide la esquiveza e braveza que ha tomado, e non cure sino de comer e déxalo alinpiar el pico e sacudirse e póngale su capirote muy manso que non le caya de la mano nin lo dé a moço nin a ombre que faga más yerros en él; e en la noche, a la candela, dale a tirar e dale sainetes e vianda con que tome sabor e plazer e póngalo, en la noche, en su alcándara çerca de su cama e la candela delante e tómele, antes que el día venga, en la mano, e desque viere que se va asegurando cátelo otro capirote que vea con él algund poco e devise las gentes por que vaya perdiendo el miedo, e así lo llevarás governado con buen tiento tantos días fasta que el falcón sea asegurado, e dende adelate, desque le vieres bien amigo del ombre, farás como deves. E si neblí quisieres fazer, ha menester que seas bien sofrido; e eso mesmo quieren todas las otras aves. E el girifalte o el neblí non quieren que les tiren los capirotes salvo para bolar o comer o poner en el alcándara o poner en el agua o para lo poner en el prado, segund diximos, lo que non fazen los otros falcones que lo sufren e van gran pieça sin capirote en la mano.
Capítulo XV
Del falcón que tiene güérmezes
Los güérmezes son engendrados en la cabeça del falcón por muchas maneras. Las primeras güérmezes se engendran en la cabeça quando el falcón es lleno de la agua, e aquella agua corre por las narizes a la boca e escalienta con aquel podrimiento e fázenle güérmezes e estos güérmezes non son de peligro pero deveslos purgar d'esta guisa: toma un paño de lino linpio e mójalo en el vino blanco e lávalo con él la boca e ruçíale con el vino la cabeça e el rostro e úsale esto fasta que sea sano . Otros güérmezes ha que se engendran en la boca del falcón e estos son de feridas de huesos quando comen, e esto fazen los falcones que son garganteros e travan de huesos e lláganse en la boca, e estos güérmezes no son de peligro e déveslos tirar con una paleta sotil desque fueren maduros que non fagan sangre, e después ponle de la miel en aquellas llagas e luego guaresçerá. Otros güérmezes ha que son engendrados en la boca del falcón e d'estas fablaré más e declararé porque son más peligrosas ca todas las otras. Todos los caçadores las conosçen e estos güérmezes, que digo peligrosas, son blancas e son en figura de granos tan grandes como mijo e mayores, e son por toda la boca e por los forados de la lengua e entran fasta dentro de la garganta. E está en dubda si pueden guaresçer o non, e deves curar d'ellos por esta guisa: toma una paleta sotil de plata o de fierro, non sea de caña que le cortaría e faría sangre e tíralas grano a grano de guisa que non fagan sangre e toma la piedra alunbre e muélela e echa d'ella en aquellos logares donde tirares los güérmezes, e tenlo derribado una pieça fasta que aquel polvo de la piedra alunbre, que le echaste, faga su obra, que lo non sacuda el falcón, e esto le faz de tres en tres días o antes si vieres que lo ha menester. Otros güérmezes ha que son en las orejas e estos güérmezes non se deven curar, salvo tirarlos con una paleta e finche las orejas de algodón e esto le deves fazer dos vezes al día, e los más de los falcones que los han, tienen la boca abierta que non la pueden çerrar e quando vieres así la boca abierta luego te guarda d'estos güérmezes sobredichos, e párale mientes en la boca en aquel lugar de yuso de la lengua do las bestias tienen el gallillo, e cata si tiene aquel lugar finchado, e si vieres que lo tiene finchado, toma una lançeta bien aguda e rónpele a lo luengo bien, sin duelo, e si el falcón tiene dentro güérmezes tíragelas e métele dentro en el algodón envuelto con miel, e sabe que los falcones que esta dolençia han non quieren comer e dévesles meter la vianda en la boca, que sea buena, por fuerça por que coma, ca non gela poniendo así muriría el falcón por desanparo, e por esto puede guaresçer, ca esta dolençia es mortal e ha menester de ser curada sotilmente.
Capítulo XVI
Del falcón que le remanesçe el papo
Algunos caçadores ha que cuidando que fazen bien e piedat a sus falcones que les dan muy grandes papos, señaladamente quando toman e matan alguna prisión, teniendo que gelo agradeçen mucho, e non catan qué vianda les dan o qué ora es del día e si es tarde, en guisa que el falcón non ha espaçio nin tienpo para gastar e torçer la vianda e levarla al buche; o qué cuerpo ha el falcón, o cómo gasta lo que come, ca un falcón tuerçe e gasta más aína lo que come que otro, e dándole así de comer sin razón otro día quando amanesçe, fíncale grand parte de la vianda en el papo, e finca con una dureza amassada, e es grand peligro, ca dende vienen los falcones a se apostemar e adolesçer. E para esto lo primero, antes que tu falcón caya en este yerro, guisa de regirlo bien e darle de comer con buen tiento, en manera que bien entiendas que antes de la media noche lo avrá gastado [e levado al buche], ca dende adelante ha menester de le sacar del buche por sus tolleduras, así que en la mañana, quando lo tomares, el falcón sea purgado si a caçar ovieres. Pero si acaesçier tal yerro que esto non sea guardado e le remanesçe papo por esta sobejanía de comer, segund dicho es, ponlo ese día en una casa muy escura, que paresca que es de noche e déxalo ý todo el día en su alcándara, e ese día aunque lo gaste non coma ninguna cosa, salvo en la noche juntas e plumas, e otro día luego dale el açúcar candí, poniéndogelo en la boca, e ponlo al sol fasta que non tuella del açúcar que le diste, e pruévale el agua en ayuno, e después dale de un coraçón de carnero, tirando la tela e grosura e nervios e dureza, e lavándolo con el agua, e dale en el coraçón de la azargatona, e si vieres que el falcón fincó muy enojado dale las píloras del açíbar pátigo, segund diximos en el capítulo onzeno, que sean fechas como las del açíbar çicotrín, que es en el capítulo onzeno e dende adelante guárdate de tal yerro. Otrosí, acaesçe algunas vezes que el falcón, por non estar sano, non gasta la vianda e remanesçe el papo, estonçe coge tu falcón e muy sotilmente con los dedos, sacágelo del papo e fázgelo rogitar, e dale una gargantada de vino blanco, si lo tovieres o si non sea bermejo, e después déxalo así esse día fasta en la noche e estonçe dale media pierna de una polla pequeña e otro día dale de una pierna de polla con los polvos que fallarás ordenados en el capítulo treinta e tres, que fabla del falcón que rojoita, quantía de dos garvanços.
Capítulo XVII
Del falcón que tiene el papo lleno de viento
A las vezes acaesçe que dan los caçadores a sus aves más fabarraz de lo que cunple, e es grand peligro ca son los falcones unos más rezios que otros. E de las purgas que dan a falcones ésta es muy peligrosa, si non tiene ombre en ello tiento. E los falcones que son muy rezios quando les dan el fabarraz non quieren sacudir e danlo al papo, e quando así dan al papo fíncheseles el papo de viento, e por esta razón ha falcones a que esto acaesçe que traen las tripas llenas de viento, e aquel viento recude para ençima en manera de regüeldo, e desque llega al papo detiénese allí e puesto que el falcón coma e tuella aquel papo no dexa de fincar allí aquel viento, e acaesçe a las vezes que quanto más el falcón come tanto el papo más se finche de viento, e los que non saben por qué se faze esto maravíllanse ende, e por ende éste será el remedio: quando vieres que tu falcón ha esta dolençia e tiene aquel viento farás así: toma el palomo o paloma bivo e dale d'ello, e coma e tire e trague todas las plumas que levar podiere e fínchele bien el papo d'esto e esto le faz tres o quatro días, e luego será el viento fuera e será el viento fuera, e será el falcón sano.
Capítulo XVIII
De las plumadas viejas que el falcón tiene
Todos los falcones que los caçadores han, deven ser guardados que nunca les den a comer fasta que los caten, si fizieron la plumada que les dieron, e para esto dévenlo poner en una alcándara e mandar barrer de yuso en manera que esté linpio el suelo, que quando el falcón fiziere la plumada que otro día la fallen, e non se pueda esconder en ningún logar, pero guarda esto si la plumada non fizier el falcón, non le den de comer nin sea lançado a presión nin al señuelo, mas denle por la boca, metiéndogelo, una piedra guija o dos, tan grandes como garvanços, e si los fizier con la plumada dale de comer e si por tanto non la quisiere fazer, fazle fincar así para otro día sin comer ninguna cosa e cata si la fará en la segunda noche, e si la non fiziere dale el tártago sin otra detenençia. E muchos caçadores son por esta razón en grand culpa, ca puesto que non les requieren en catarles las plumadas, si las fazen o non fazen, aun peor, que non dexan de darles de comer sobre las plumadas; e desque son dos o tres plumadas sobrepuestas en el buche del falcón, luego el falcón es tollido de dolençia mortal, e tiene el falcón en el buche mal condesijo maguer el falcón se sostiene e non muda el senbrante, e esto es por quanto las plumadas non son aún podridas o non son llegadas a la tripa por do va la materia del buche a las tripas, e quando las plumadas son podridas e llegadas a la tripa sobredicha, luego el falcón non puede comer toda su vianda como solía, e faze mal senblante e fiédele la boca, e estonçe, quando esto vieres, cátale el overo e logar do anda el buche, e fallarás aquel lugar duro e así puedes conosçer aquella dolençia, e el remedio es éste: toma la manteca de las vacas cruda e métegela por la boca e si la manteca non fuere fresca e fuere vieja que huela como azeda, lávala con tantas aguas que tire el mal olor que huele, e dale de la manteca tanto como una nuez, poniéndogela por la boca en dos o tres logares, e aquel día non coma otra vianda, e luego otro día le darás el tártago bien reforçado con más granos que los caçadores suelen dar, e dale de comer ese día una pierna de polla, bien tierna; e otro día toma la miel bien dura en terrón, e mételo d'ella por la boca en manera que vaya al buche, e sea tanta la quantía de la miel como la nuez e desque tollier con ello, que veas que non tuelle materia de miel, mas tuelle su materia propia como deve, toma un coraçón de carnero e tírale una piel delgada que tiene e las venas e la grosura e durezas e fiéndelo e tírale los nervios e durezas que tiene dentro e lávalo bien con muchas aguas e desque fuere bien lavado tuérçelo de aquella agua e toma el azargatona e moja aquella carne en ella e da de comer al falcón d'ello e después, bien en la tarde, dale a comer de una pierna de polla e verás toller al falcón unas tolleduras negras como pez, e en estas viandas la miel e azargatona e piernas de polla le mantiene fasta que veas que le va mejor, e esto sea tres días o quatro e pruévale el agua a menudo e así guaresçerá. E en todo aquel año, fasta que mude, guárdalo de darle plumadas, ca desque los falcones son así entecados fazen muy mal sus plumadas, [e guárdalo de çevar en la presión, que non lleve plumas] en todo aquel año fasta que mude, pero si vieres que las ha mucho menester dale la plumada fecha de algodón porque la non podrá fundir, pero quando el falcón está sano e le dan sus plumadas non ha tan buena plumada como de plumas o juntas o pie de ánade o de liebre, tiradas uñas e quebrantado bien e con ellos plumas e vañado en el agua tibia.
Capítulo XIX
Del fenchamiento del buche del falcón
Muchos caçadores tienen e creen que las aves non son bien pensadas si non son fartas de vianda fasta que más non quieran, e aun ha algunos que les dan de comer dos vezes al día, así que d'este comer mucho todo el día fínchesele el buche e las tripas de materia, e sobrepónese dentro en tal figura que el falcón non ha sabor de comer, e digo que le verás toller las tolleduras gruessas e allí do ha de venir la materia negra entre la blanca tienen unas cagadillas que paresçen de mures, e el falcón tuelle de tarde en tarde e este fenchimiento déveslo purgar por esta guisa: toma el açúcar candí e métele d'ello por la boca, e sea quebrado e menudo porque mejor vaya al buche, e desque vieres que tuelle del açúcar sienpre lo ten al sol fasta que venga a toller de su materia propia, como solía, e pruévale el agua ese día en ayuno, e beva d'ella quanto quisiere e después dale de comer en ese día del coraçón del carnero con la azargatona de la guisa que diximos en el capítulo diez e ocho, de las plumadas viejas, e dende adelante farás nueve píloras de açíbar pátigo, ca el otro es llamado açíbar çicotrín e el pátigo es bueno para el cuerpo e el otro es bueno para la cabeça, e d'este açíbar pátigo que dicho he le farás las sobredichas nueve píloras, fechas e dadas por la guisa que declaré en el capítulo XI, que fabla del agua vedriada, e en quanto le dieres estas píloras e purgas al falcón non le des de comer salvo un mienbro de polla al día, salvo si fuere girifalte o açor, que deve comer más, el terçio, e así menos a las otras aves que son menores que estas sobredichas. E dende adelante te guarda que sienpre des de comer a tu ave por regla, e antes sea el comer menos que mucho, ca del comer mucho les viene este mal e otros muchos, e del comer tenplado nunca les puede venir daño e andan sanos.
Capítulo XX
Si el falcón tiene lonbrizes
Por mengua de las purgas que non son fechas a los falcones quando les cunple, se engendran las lonbrizes en el buche, e que esto es verdat, a muchos caçadores acesçió que quando dan el tártago a sus falcones lançan con ello las lonbrizes porque non eran aún bivas mas eran ya engendradas ca si ellas bivas fuesen aquella ora non las mataría el tártago mas mortificarlas ya por algunos días, e de otra guisa non, e aún digo más, que este mesmo tártago quando lo dan los caçadores echan los falcones por deyuso la simiente de las lonbrizes, e digo simiente porque son así como granos bermejos pequeños de que se ellas engendran, e desque son engendradas e bivas el falcón que las ha mésasse en el overo e en las pospiernas e en el papo, pero muchas vezes non fazen nin muestran los falcones estas señales e tienen las lonbrizes; e tu cata las tolleduras sienpre, a menudo, al tu falcón, e si las ha bivas luego verás algunas d'ellas bermejas como gusanillos en las tolleduras, e si bivas non son, non las echa salvo si fuere con la premia del tártago, como dicho es, e estas lonbrizes se pagan de vianda gruesa e dulçe, e por ende se deven curar d'esta guisa: toma el açafrán e mételo en un coraçón de gallina e dágelo a comer e desque entendieres que será ya desmolido toma la simiente de la yerva lonbriguera e dágela en otro coraçón o en otra carne de gallina tan grande en que la yerva se pueda esconder, e si esto non tovieres toma la leche de las cabras e buelve con ella el çumo de la raíz del codesso, e en fin d'este libro fallarás qué cosa es el codesso, e mételo en una tripa de gallina e métegelo por la fuerça. Otrosí, le darás las píloras del açíbar pátigo de la guisa que dize en el capítulo XIX, «Del finchamiento del buche», que deven ser fechas como las píloras del açíbar çicotrín que manda en el capítulo XI, «Del agua vedriada». E podrías preguntar así porque dixo éste, que fizo este libro, que las lonbrizes se pagan de cosa dulçe e porque gela manda dar él, ca la leche es dulçe e el açafrán es dulçe e huele bien, a esto respondo verdad es, mas la razón por qué es esta: quando las aves comen estas cosas dulçes, fázelas talentosas de comer, por tal figura que quando viene otra cosa que amarga cómenla deseando aquella dulçedunbre que comieron e estas cosas que amargan, qualesquier que así amarguen, quanto más amargan tanto más aína matan las lonbrizes, ca con el sabor que toman en comer aquellas cosas dulçes remuévense e la yerva lonbriguera o las píloras fállanlas movidas e salen más de ligero, e así dende adelante nunca pongas luenga en purgar tu ave en los tienpos que le cunple. Otrosí es bueno: toma la leche de las cabras en una cosa linpia, e ponla sobre el fuego sin fumo e desque fuere caliente toma las yemas de los huevos e bátelas e échalas en la leche e toda vía tráelo con una cuchar fasta que sea cuajado e fecho como ungüento e duro un poco, e tíralo afuera e dágelo a comer que non sea muy caliente, e dale otro día la yerva lonbriguera, segund dicho es, e después dale las píloras del açíbar pátigo, como diximos.
Capítulo XXI
Si el falcón tiene filandras o filomeras
Estas filandras o filomeras de que agora fabla este capítulo es una dolençia de que pocos falcones guaresçen, porque la dolençia es muy grave de entender e muchos falcones se pierden d'ello, porque en el punto que ellas son conplidas, tan grandes como han de ser luego, comiençan de comer el cuerpo del falcón, conviene a saber, los livianos e después el coraçón e luego el falcón es muerto ca apenas nunca falcón dende guaresçe; pero si el caçador quisiese fazer lo que dicho he en las reglas postrimeras del capítulo del agua vedriada, allí do dize que devía el caçador reveerse en su falcón, como la muger en el espejo, e podría ser que vería en el falcón señales que adelante se siguen: digo que quando estas filandras se engendran en el cuerpo del falcón deves saber que va mucho a menudo con el pico a los costados e alrededor de las ancas e sacúdese mucho a menudo e quando se sacude aprieta con las manos e estreméçese, e deves saber que estonçe las engendra, e así lo puedes estonçe acorrer así: toma las píloras del açíbar pátigo, fechas como las del açíbar çicotrín, segund dize en el capítulo onze, del agua vedriada, que sean nueve píloras dadas en tres días por la guisa que dicho avemos en los otros capítulos e quando gelas metieres por la boca e vieres que las quiere regitar trávale del pico que las non regite, lo más que podieres, de guisa que finque el olor d'ellas de el buche del falcón e estas lonbrizes o filandras o filomeras non ha otro remedio. E los falcones pollos están en mayor peligro d'estas filomeras que desque son mudados, e señaladamente en la muda al derribar de las tiseras, e dende fasta que son dessainados, e por tanto preçian más en Françia e Alemaña los caçadores los falcones desque son mudados, que están más seguros d'esta dolençia. Pero oí dezir al visconde Dila que es un gran señor en el reino de Aragón e es muy caçador e muy sabidor de las curas e dolençias de las aves, que la cosa del mundo que más guarda al falcón de criar filandras es usarle a le fazer bever la sangre de la gallina, e quando tu falcón estovier sano úsale darle a degollar algunas vezes, si quier sea tres días en la semana, la gallina en el señuelo, como diximos en las reglas del neblí, en el capítulo octavo, e darle las píloras del açíbar pátigo, como dicho avemos, a çiertos tienpos, señaladammente al pollo.
Capítulo XXII
Si el falcón tiene piedra
Los falcones que a menudo suelen comer viandas gruessas e malas engendran piedra, e esta piedra se engendra en la tripa por do el falcón tuelle e se ayunta con el siesso, e es piedra fecha como una que traen los alfayates con que señalan, que paresçe de yesso blanco, e esta piedra quando así es engendrada puédeslo entender por esta guisa: quando vieres que el falcón tuelle una vez e luego tuelle otra en pos ella e después d'esto va con el pico al overo e se le ensuzia, e demás bate a menudo con la cola en la lúa e unta las péñolas del overo con suziedat, sabet que estonçe ha piedra, e déveslo curar por esta guisa: toma la simente del perexil e dágela a comer en la carne de la gallina o en un coraçón de gallina, e esta aparejará la materia e otro día métele la miel terrón, dura por la boca, fasta que vaya al vientre, quantía de una nuez, en tres o en quatro pedaços, e desque vieres que la miel faze su obra, por la guisa que yo dixe en el capítulo XVIII, de las plumadas viejas, que la ha tollido toda el falcón e torna a toller de la materia que suele, estonçe dale el coraçón del carnero con el azargatona así linpiado por la guisa que dixe en el dicho capítulo de las plumadas viejas e después, en los otros días seguientes, toma la milsana e en el fin del libro fallarás que yerva es, e muélela e dale el polvo d'ella en la carne, [otros llaman miransolis que son cañamones montesinos e tienen los boticarios], e si non podieres aver la milsana toma la yerva que dizen capiliveneris, otros la llaman culantro del pozo seca, e polvo fecha e dágela d'esta guisa, e si vieres que esta piedra es tan grande que la non puede lançar, para mientes al falcón e verás que quiere toller e non puede, e estonçe sabe que la tiene en lo baxo e non la puede lançar, e estonçe derriba el falcón e lávale bien el siesso con agua tibia e pálpale aquel lugar e si gela fallares primégela mansamente como quando primen la furonera al furón, e así gela farás salir e después luego en ese día le darás la miel e el coraçón del carnero con el azargatona, segund dicho es, non enbargando que otros caçadores dizen que ay otra piedra, non lo creas ca el falcón non ha otro logar en que la engendre, e todas las criaturas que piedra engendran non la engendran salvo en la vexiga e el falcón non ha otra vexiga en que la engendre salvo en la tripa susodicha.
Capítulo XXIII
De la fístola que se faze en la llaga del falcón
Muchas ocasiones acesçen a las aves, por muchas maneras e desvariadas, así de feridas de garça, como de grúas, como de árboles por do los falcones entran quando buelan e vienen a golpar, e por otras maneras e quando son feridos e non son curados con diligençia, qual deven, vienen las llagas a fistolarse, e digo que esta fístola sienpre se llega a las coyunturas de los huesos e nervios. E si vieres que la llaga está ya en que la fístola es sobrepuesta e non se quiere guaresçer por melezinas que le fagan, estonçe esta dolençia deves acorrer d'esta guisa: toma los fierros que son figurados en el capítulo del agua vedriada e caliéntalos bien, señaladamente de la parte de los botones e pon los dichos fierros bien calientes, en aquellos lugares do está la fístola engendrada sotilmente, e si vieres que el logar ha menester verga de fuego que la carne está sobeja e non se puede traspasar con los botones, toma otros fierros fechos por esta guisa que aquí están figurados para cortar la carne sobeja, que diximos, e d'esta parte los pon de lo agudo
e unta aquel lugar, desque fuere labrado, con azeite tres días e toma una yerva que dizen eixonca e faz d'ella polvo bien sotil e un poco de cardenillo e sabe que aquel logar fará la postilla muy gruessa, e desque vieres que la postilla es bien madura, tíragela e lánçale aquel polvo cada día o dos vezes al día, segund que vieres que la postilla se quisiere mover, e así sanará.
Capítulo XXIV
De la comezón que el falcón ha en las péñolas e se las come
Acaesçe a las vegadas que el falcón ha comezón en los logares en que nasçen las péñolas, e esta comezón non es engendrada de otra cosa salvo de pujamiento de sangre, e esto paresçe de buena razón que así es, ca quando los falcones están en tienpo que derriban las péñolas e vienen las nuevas, todo el cuerpo del falcón está dolorido e metido en sangre nueva, e por fuerça conviene que por todas las cosas engendradas que de nuevamente, non tan solamente de las aves mas de todas las otras criaturas, quando así meten de nuevo todas han esta comezón, cada una d'estas criaturas conviene que se fregue e se rasque en alguna cosa, por ende digo que esta comezón que viene así a estos falcones es por la sobredicha razón e digo que estas aves sobredichas conviene que vayan con el pico a aquel lugar. E quando aquella comezón es abivada, aprietan con el pico en aquel logar fasta que fazen salir sangre, e dende adelante ençiéndese cada día más la comezón, así que las péñolas del falcón peresçen e van a mal, e porque cada vez que la sangre se seca en aquel logar e por las otras péñolas con la comezón que allí es e el enojo que la sangre le faze que se seca e se quaja en las otras péñolas, conviene que padescan las otras péñolas en que non ha comezón, e porque la ave non es criatura que aya razón de se poder guardar por sí non poder aver sangrías como su cuerpo non sea dispuesto por la guisa de las otras criaturas susodichas que la dicha comezón han, conviene de catar remedio para ello e digo más, que si viesen que los falcones tirasen las péñolas viejas en el tienpo del invierno, quando las aves non mudan, dirían que las razones susodichas non eran convenibles nin razonables nin verdaderas, mas non fazen esto salvo en el tienpo de la muda quando la sangre puja e desnuda el falcón de las plumas viejas e trae las nuevas, e a esta comezón devemos acorrer en esta guisa: toma el açíbar çicotrí e muélelo e amássalo con la miel e ponlo en aquellas péñolas do se el falcón come e úntalas bien, sin duelo, e tráelo a menudo a la mano e así podrás guaresçer d'esta dolençia, ca este açíbar que es amargo le fará aborresçer que non vaya con el pico a la péñola, e la miel pónengela porque se pegue con ella en las plumas, e el traerlo en la mano es por non le dar vagar, que mucho a menudo lo faga. Otrosí, por lo requerir que esté sienpre untado de aquella melezina en las péñolas e esto le faz cada ora que vieres que se aquella melezina derrite de aquel logar, de guisa que sienpre tenga allí melezina.
Capítulo XXV
De la uña quando se le tira o cae al falcón
Grand bien es al caçador e gran bondat ser sofrido a su ave e esto es por muchas razones, la primera porque el falcón non le tome miedo al rostro, la segunda porque non le quebrante las péñolas e por muchas otras ocasiones que a las vezes acaesçen por el caçador sañudo. E acaesçe que ha falcones que son caninos al comer, e quando el caçador quiere desenpulgar su ave, con quexa que toma, sácale la uña e eso mesmo acaesçe quando toma alguna prisión e lo sacan d'ella sin buen tiento, e por muchas otras razones acontesçe a las aves esta ocasión. E si vieres que la uña quiere salir del dedo del falcón e está aun travada en algund logar que non es del todo arrancada, derríbalo luego e córtale la dicha uña con unas turquesas del menester de los falcones, fasta que llegues a lo bivo e toma la sangre del dragón e el bolarménico e el açíbar çicotrí, e muélelo todo bien e échale de aquel polvo e tenle la uña ençima con el dedo e sea enbuelta con un paño de lino muy delgado e fuelgue por espaçio de tres o quatro días e guárdalo que non sea lançado fasta nueve días. E si la uña fuere arrancada, toma los dichos polvos e cúbrele bien el maslo e toma el más delgado cuero de baldrés que fallares e cúbrele el maslo de él e cósegelo allí fasta ençima de la cabeça del dedo, de guisa que se le non desate; de seis días adelante non dexes de ir a caça con él e guárdalo al desenpulgar non le fagas enojo, en guisa que dessuelde lo que está soldado. Otros ha que gelo cubren en logar de valdrés con la pellizilla de la fiel de una ave e pégase mejor.
Capítulo XXVI
Del falcón que ha clavos en los pies
Non enbargando que todos los falcones han, algunas vegadas, clavos en los pies, pero los girifaltes son los falcones de quantos son que más han esta dolençia, e son muy naturales d'ella ca son de su conplisión muy calientes e son muy pesados e muy cargados, e por ende en esta dolençia de los clavos e se les finchan los pies más que a otros falcones de qualquier otro plumage. Pero los falcones alfaneques son, eso mesmo, muy naturales d'esta dolençia, que son de su natura calientes. E quando el falcón ha esta dolençia e dolor en los pies dexa mucho de fazer de lo que deve, por el dolor que ha, e conviene a esto poner el mejor remedio que podiere ser, ca ha de ser fecha en esta dolençia la cura muy sotil ca el lugar do viene, que es en los pies, es logar nervioso e pobre de goviernos, e es logar peligroso porque todo el cuerpo se sostiene sobre los pies e estos clavos por desçendimiento del escalentamiento fáze[n]se en las suelas de los dichos pies postillas tan grandes como cabeças de clavos pequeños, e por esso son llamados clavos, e luego que estas postillas allí son en los pies, luego son finchados los pies, e quando lo vieres luego que los pies son finchados toma las turquesas del menester de los falcones e córtales todas las uñas de guisa que todas lançen sangre e toma la trementina e toma xabón françés e çeniza de sarmientos; e la trementina sea lo de más, e el xabón tanto como la meitad de la trementina, e la çeniza sea tanta como la meitad del xabón, e sea bien çernida, e échalo todo en una olla pequeña nueva e fazlo fervir bien sobre brasas e méçelo sienpre con un palo de guisa que todo sea bien mesclado, e desque vieres que es bien cozido, de guisa que se non queme, arriédralo afuera e déxalo refriar de todo punto, e él fázese como ungüento rezio, como bitumen, e toma una paleta rezia de fierro o de latón e tira de aquella melezina e ponla sobre un cuero de baldrés delgado, fecho por esta guisa
e entre estos quatro ramales que tiene sea puesto en aquel espaçio un dedo del falcón e así los otros dedos entre dos ramales cada un dedo, e la melezina susodicha sea puesta delgada en el espaçio, en medio del cuero, entre los quatro ramales e los ramales sean luengos e sean ligados por si por esta guisa: toma los ramales delanteros e lígalos tras el çanco, e toma los ramales de çaga e lígalos delante contra la pata del pie en cruz, e dáxalo así estar tres días, e acabados los tres días tírale aquel cuero sobredicho, e para mientes e si vieres que cresçe al derredor aquella postilla, como sostra de bestia, atiéntalo si quiere salir de raíz e si vieres que quiere salir, tíralo luego, e si vieres que se detiene e non se quiere arrincar, ponle la sobredicha melezina fresca otros tres días e luego, a cabo de los otros tres días, saldrán los clavos, e desque fueren salidos si vieres que finca dentro en aquella cueva, donde salió el clavo, alguna carne podrida, lánçale del cardenillo molido en aquella cueva e ponle la sobredicha melezina otros tres días sobre el cardenillo, legada por la guisa que dicho es, e sea cada día aquel cuero con la dicha melezina tirado e linpio e puesto en aquel pie del falcón después que fueren los clavos fuera, por alinpiar la materia que fiziese la llaga que así se fizo, e desque vieres que aquella cueva es llena de carne nueva ponle diaquilón que tienen los çurujanos, por la guisa susodicha, en otro cuero tal como el que suso es dicho e desque vieres que es bien encorado toma el aziche e la casca de la enzina e la escoria e el çumaque, tanto de lo uno como de lo otro, e muélelo cada uno sobre sí, e desque fuere molido, çiérnelo bien e échalo todo en una olla nueva pequeña e fínchela de vinagre lo más fuerte que podieres fallar e fazlo todo fervir bien e méçelo, e desque fuere cozido, tíralo afuera e quando fuere tibio toma un paño de lino tan grande en que quepan los pies del falcón e mójalo en aquel caldo e pon el paño doblado de quatro dobles ençima de una piedra redonda, como alcándara, en que se pueda bien tener e en la vara e alcándara [do suele estar], porque si la piedra estoviere baxa non asosiega tan bien el falcón, e de sí pon el falcón ençima de guisa que tenga los pies ençima de aquel paño, e esto sea por espaçio de medio día e esto le farás cada día fasta que veas que el cuero es bien tiesto en los pies del falcón e dende adelante lo trae en buena lúa muelle e blanda de cuero e non de paño que es caliente e será de cuero blando, mas sea algund poco gruessa porque la calentura de la mano es una cosa que daña mucho a los pies del falcón e de qualquier otra ave, e guárdate que quando fiziere sol, si sentieres que le escalienta los pies, luego lo pon en una piedra fría e la lúa so los pies e así esté en la alcándara, e en esta cura lo mantiene fasta que sea bien sano.
Capítulo XXVII
Del falcón que tiene los pies finchados o le arden
Acaesçe a los falcones que se finchan los pies e le[s] arden por desvariadas razones: la una por las malas piyuelas apretadas e de mal cuero e duro, demás si el falcón es quexoso, esto es por mengua del señor del falcón o del su falconero si el falcón gelo dexa en su carga, así como los falconeros del rey o de muy grandes señores que tienen carga de requerir e de curar de sus aves. E si al falcón por esta razón de las piyuelas tiene los pies finchados, tíragelas e ponle unas piyuelas de lienço, e tájale las uñas todas fasta que salga sangre de todas ellas, e toma la grosura de la garça e el alvayalde blanco que ponen las mugeres, e amássalo todo en uno, e úntale los pies dos o tres vezes al día e así guaresçerá. Otra finchazón viene a los pies del falcón en manera de gota , e quando vieres que al tu falcón finchan los pies e non lo ha de las malas o duras pihuelas fazle cortar las uñas todas a raíz del maslo, fazlo con buen tiento ca cunple asaz que salga sangre de todas, e salga mucha sangre e de sí toma un ungüento que llaman dialtea que tienen los çurujanos, e fáganlo blando aquel ungüento e úntale los pies bien con ello, dos o tres vezes al día, e fazle unas piyuelas de lienço según dicho es e si vieres que por ençima d'esta finchazón se levantan unos tolondros tan grades como garvanços, non cures d'ellos ca ellos se tornarán en piedras e vernán afuera a su término e a su tienpo, porque los podrás sacar con una lançeta, mas estonçe non le enpesçe al falcón de los tener fasta que vengan a su término faziéndole aquellas unturas de aquella dialtea, e si vieres que aquella finchazón non ablanda con estas cosas susodichas e cada vez finchan más los pies al falcón e se paran como luzios, toma los fierros, figurados en el capítulo XI, que fabla del agua vedriada e mételos en el fuego de parte de los botones, e desque fueren bien calientes ponle entre los dedos sendos botones bien calientes e sea el botón de fierro tan grueso como un grano pequeño de pimienta e úntale aquellos lugares con azeite tibio fasta los nueve días e dende adelante úntalo con ungüento que llaman çetrino o amarillo, que tienen los çurujanos, [e luego será sano]. E si vieres que non le finchan los pies mas que le arden, córtale las uñas como dicho es fasta que salga bien la sangre, e úntale los pies con el meollo de la carrillada del toçino añejo cada día e con la enxundia de la garça e el alvayalde amassado en uno, e luego guaresçerá.
Capítulo XXVIII
Del falcón que se le quiebra la pierna
Por muchas guisas vienen a los falcones grandes ocasiones en tal manera que ningund ombre non las podría creer salvo si lo viese de fecho, e esto es porque todo ombre non lo creería si caçador non fuese e lo viese: dezir que un falcón mate de un golpe una garça o una liebre o un lavanco, pero esto acaesçe cada día matar el falcón una liebre quebrándole las quixadas o las espaldas de guisa que luego finca muerta, sin otro can, e eso mesmo a la garça. Muchos caçadores la veen matar el falcón la garça de un golpe quebrándole el ala o el pescueço. Esso mismo muchas vezes contesçe bolando los falcones en la ribera, encontrarse quando buelan en lo baxo e lísianse quebrándose ala o pierna o por venir golpar en seco a pequeñas aves como çerçetas, e por muchas tales valentías e ocasiones como estas e golpes que los falcones así ponen en aquellas prisiones, e acaésçeles que a ellos mesmos se les quiebran las piernas por las coxas e por los çancos. E quando esto así acaesçe deves acorrer a esta ocasión por esta guisa: toma ençienso e almástiga e sangre de e piedra sanguina, tanto uno como otro, e muélelo todo bien, cada uno sobre sí, e çiérnelo e de sí mésclalo con un poco de farina de trigo bien çernida, que non sea más que la quarta parte de los polvos, e toma la clara del huevo e bátela mucho fasta que le tires toda la espuma, e de sí toma todos los polvos sobredichos, así mesclados con la dicha farina del trigo, e amássalos con la clara del huevo, e faz d'ello una massa, e toma el falcón e derríbalo, e si la pierna fuere quebrada por la coxa trasquílale las plumas con unas tiseras muy agudas, e toma de las cañas que llaman carrizo o otras que sean bien llanas e bien fechas e faz d'ellas sus cañuelas bien fechas, que puedan tomar bien el logar llagado e iguálale bien la pierna, e cata que en la llaga non finque alguna pluma escondida, e úntale bien la pierna con aquel ungüento, sin duelo, e póngelo en manera de enplasto e ponle ençima estopas de seda que sean bien blandas, sin nudos algunos e cubre d'ellas aquel enplasto e después otra cola de enplasto sobre las estopas e después las cañuelas sobre el enplasto e sean puestas en conpás una de otra en derredor de la pierna, e toma un paño luengo de lino, tan ancho como fueren las cañuelas, e enbuélvelo por muchas vezes por ençima de las cañuelas, e apriétalo por guisa que vieres que cunple, e esto se entiende que lo aprietes quanto vieres que al falcón cunple, e desque fuere así ligado toma un filo torçido rezio e ponlo en una aguja e cose aquel paño e torna el filo al rededor e cóselo e átalo con él, de guisa que se non desate e dale, luego que esto fuere fecho, a comer de la suelda en un coraçón de gallina, tanto de suelda con un grano de garvanço, e si lo non quisiere comer, métegelo por la boca. E la suelda se faze d'esta guisa, e es muy noble e muy preçiosa para todas las quebrantaduras de partes de dentro del cuerpo del falcón: toma la mumia que tienen los boticarios e espeçieros e la pez e azargatona e la simente de la yerva menudilla que llaman suelda menor e simiente de mastuerço e suelda rata, e de la mumia sea la mayor parte e de suelda menudilla la quarta parte, e de pez dos partes, entiéndese el teçio menos que la mumia, e de azargatona la quarta parte, e de la simiente del mastuerço la ochava parte, e de suelda rata ochava parte, e todo esto es al respecto de la mumia e todas estas cosas sean molidas sobre sí e bien çernidas e desque fueren molidas cada una sobre sí, cada una sea puesta sobre sí, e estonçe tómalas todas e mésclalas bien, que todos los polvos sean bien mesclados e desque fueren todos así mesclados e bueltos en uno, faz un saquete pequeño de valdrés tan grande en que aquel polvo caya e se pueda el saquete atar, e estonçe mete dentro aquel polvo e si fiziere sol fito pon aquel saquete al sol e cálcalo bien con las manos e si non fiziere sol mételo en tu seno e acarona de la carne e menéalo porque se buelvan los polvos e allégalo bien a ti, e esto se entiende que se faz por virtud de los polvos que se ayan de mesclar e ayuntar unos con otros, e devedes todos los que falcones amades traer sienpre esta suelda convusco, ca set çiertos que es muy noble e desque el falcón oviere comido d'esta suelda ponlo en una tabla ancha e llana como mesa, e su paja deyuso en que se pueda echar si quisiere, e deve estar allí veinte e un días, e en estos sobredichos días le darás la dicha suelda, de tres en tres días, en el coraçón de la gallina, quantía de un garvanço e en estos sobredichos días que non coma sinon buenas viandas, así como gallinas pollos o palominos o tórtolas, e sea la vianda que le dieres picada en una tabla e esté puesta ant' él de guisa que lo pueda comer sin afán, que non ponga fuerça en lo comer, nin estribe sobre la pierna llagada e a cabo de los veinte e un días descósele aquella atadura e dale de comer en la mano fasta que veas que es bien esforçado, e ponlo de día en el alcándara desque comiere e de noche tórnalo en la tabla do primero estava, e así esté en este governamiento fasta que veas que es bien esforçado, e así guareçerá. E si la pierna es quebrada por el çanco, d'esta guisa que dicho he en este capítulo, curarás dél salvo que le deves tirar la pihuela y el cascavel.
Capítulo XXIX
Del falcón que se le quiebra el ala
Segund dicho he, en el capítulo antes d'este, en razón de las ocasiones por qué guisa vienen a las aves, e así digo eso mismo que a las vegadas contesçe, que algunos falcones tomen algunas raleas, así como garças o martinetes o garçotas que son raleas que van a la tira, e ha otras raleas que los falcones fallan en su cabo, quando andan alongados de los falconeros así como cornejas, dorales e otras, e tómanlas entre puercos e bueyes e otras bestias e acaesçe que las sobredichas bestias o bueyes o puercos, quando veen el falcón en su cabo, sin ombre, nin reçelando cosa, vienen a él e fiérenlo e lísianlo estando enbuelto con la ralea que ha tomado, así que le quiebran, a las vezes, la pierna o el ala; e quando tal ocasión acaesçe al falcón deves curar dél por esta guisa: si acaesçiere que le quiebre el ala, tresquílale aquel logar de dentro e de fuera con unas tiseras muy agudas, e non le ayas miedo de las péñolas nin gelas arranques, salvo tresquilándogela[s] con tiseras, e después iguálale bien las cañas del ala quebrada e ponle el enplasto que suso dixe en el capítulo XXVIII, que fabla de la pierna quebrada, e por aquella misma guisa e con aquellas cañuelas o tabletas más el atadura farás por esta guisa: toma un paño de lino delgado e que aya seído lavado porque sea más blando, e sea luengo e tan ancho como las cañas de la ala e átalo bien e cose después el atadura muy bien con el filo, e desque fuere bien cosido toma otra vez una aguja e un filo e cógele el ala e çiérragela como quando el falcón está sano, e llégagela bien al cuerpo e cósele todos los cuchillos, pasándogelos todos con una aguja quadrada por los cañones con un filo que se non puedan arredrar e toma un paño de lino e enbuélvele en él toda el ala así çerrada e cosida cogida como dicho es, e cose aquel paño de lino como viene cosido el falcón quando le traen de Flandes, que trae la meitad del ala ayuso contra las puntas de las péñolas, enbuelto en un paño de lino, e faz en el sobredicho paño de lino dos ramales, e el un ramal vaya por detrás del ala sana contra la cola, e el otro ramal contra la cabeça e ayúntense anbos los dos ramales so el ala sana, e sean ý bien cosidos e vayan por el pecho e cósanse en el paño que fuere enbuelto en el codillo del ala, e estos ramales sean cosidos anbos sobre las cuestas fasta el onbro del ala sana e por el pecho fasta el ala llagada, de guisa que se non pueda el atadura desatar ca bien vos digo que esta obra e atadura deve ser fecha muy firme, e llama falconeros de buen tiento que te ayuden fazer esta obra, e a un çurujano que tienen buen tiento en fazer las ataduras e poner el enplasto, e darle has de tres en tres días de la suelda que dixe en el capítulo XXVIII, de la pierna quebrada, en el coraçón de la gallina, e el falcón que así fuere atado e cosido deve yazer un día todo encamisado, e esto es porque se seque el enplasto, e desque vieres que el enplasto es apretado e seco desencamisa el falcón e fazle lugar llano en una tabla o mesa en que se eche ó esté como él quisiere, e átalo por la lonja que non se parta de allí e non lo descosas fasta XXI días, e en el comer e otros regimientos goviérnalo segund diximos en el capítulo XXVIII, de la pierna quebrada, e conviene e forçado es que fuelgue fasta que venga la muda e cobre péñolas ca non ha con que bolar, e aunque las toviese deve folgar fasta la muda passada, e non dubdes que si buena diligençia ovieres en lo curar, que guaresçerá. E yo vi un falcón baharí sardo al rey don Pedro que traía Ruy Gonçales de Illescas, comendador de Santiago, su falconero, que se le quebró el ala cayendo con una grúa, e fue después fiel d'ella, e le vi matar muchas grúas después e con tan gran avantaja como primero las matava.
Capítulo XXX
Del falcón que se le quiebra el ojo
Segund dicho he, en otros capítulos ante d'este, muchas ocasiones acaesçen quando los falcones son echados a garça o a otras prisiones que los falcones usan de matar, señaladamente los falcones garçeros quando andan con la garça o la traen a tierra: dale la garça con el pico en el ojo e quiébrangelo, e si el falcón es perdiguero o lebrero en andando con la liebre o con la perdiz topa en algund palo o espina de guisa que se le quiebra el ojo, e a esta ocasión deves acorrer d'esta guisa: toma una yerva que llaman pinpinela, otros la llaman bursa pastoris, otros la llaman yerva de golondrina e nasçe cabe las paredes e en los canpos, e tiene una como bolsilla en lo alto así fecha
e májala e toma el çumo d'ella bien colado e toma la terçera parte de miel, e toma el coral blanco e muélelo bien, e toma el polvo dél bien çernido e mésclalo con el çumo de la dicha yerva e con la miel, e derriba el falcón e toma una péñola hueca que se fincha de aquella melezina, e después con la boca soplando échale aquella melezina en el ojo o mójala en aquella melezina que dicha es, e lánçale dél en aquel ojo llagado que le caya dentro, e échalo con una péñola de gallina de guisa que le caya en el ojo, e ten el falcón derribado fasta que veas que el çumo todo se consume dentro en el ojo, e luego ponle el capirote e ponle en la correa del capirote un contrapeso que tenga el capirote, que le non caya de la cabeça nin lo sacuda e esté por tal figura el falcón requerido e guardado que se non rasque nin sacuda de sí el capirote, nin llegue con la mano al ojo, e sea puesto en una alcándara en casa escura e guárdalo sienpre e veílo con tu ojo porque non tire la melezina. E deves saber que si la yema del ojo non fuere ferida sabe que el falcón cobrará toda su vista, non enbargando que quando la ferida es dada que todo el ojo es vazío segund paresçe, e tan fermoso torna el ojo como si nunca fuese ferido; e si la yema del ojo fuere ferida sabe que el falcón nunca cobrará su vista mas cobrará la fermosura, que pocos onbres conosçerán si el falcón es çiego del ojo o non, e esta melezina le deves fazer dos vezes al día, fasta que veas que el ojo es tornado a su fermosura como ante era, e si le fincare nuve o paño, lánçale el polvo del coral blanco bien çernido con una péñola e sanará.
Capítulo XXXI
Del falcón que ha trópigo o finchazón
Han una dolençia los falcones que es llamada trópigo, e esta dolençia se engendra en el vientre del falcón. E señaladamente d'esta dolençia son naturales mucho los girifaltes, e la razón por qué es ésta: ca los girifaltes son aves muy pesadas e muy afogadizos e antojadizos de su naturaleza e quexosos. E señaladamente quando dexan a qualquier falcón en la alcándara e se debate mucho, o en la muda que non es bien guardada e el falcón se espanta e se debate e con grand quexa, acaesçe a las vezes, que se corronpen en el cuerpo, por tal guisa que se les faze en el vientre una bexiga e fíncheseles de agua, e en aquella agua de aquella bexiga está metido el buche e los figados e las tripas, [e esta agua que digo que allí está escaliéntase e aferméntase por tal manera qu el buche e los figados e las tripas] se cuezen por tal figura que el falcón viene a la muerte, e digo que es vexiga porque así es a semejança de vexiga, e deves tú conosçer esta dolençia por esta guisa: sabe que quando el falcón ha esta dolençia desseca e non dexa por eso de comer e más te digo, qu' el vientre del falcón fincha por tal guisa que non paresçe sino que trae un grand huevo, e tiene las coxas de las piernas como gastadas e secas, e non dexa por esso de comer, e non puede bolar, e quando tuelle faze malas tolleduras, desvariadas e feas, e esta dolençia es mortal, pero ha ombre de curar d'ella lo mejor que podiere, que por desanparo non dexe así su falcón, e el remedio para esta dolençia es éste: derriba el falcón que esta dolençia oviere e enbuélvelo bien atados los pies con la lonja e échalo de cuesta e tresquílale todo el vientre, non le llegando al pecho, con unas tiseras muy agudas, e desque fuere tresquilado toma una lançeta bien aguda e fiéndelo a lo luengo aquel vientre, e cata que tajes el cuero e non llegues a las tripas e comiénçalo en el pico del pecho do se acaba faza el overo, e el abertura sea tan grande en que aya tres puntos e entre punto e punto aya espaçio de un medio dedo, e desque fuere fendido buelve el falcón el vientre para ayuso e los costados arriba e saldrá aquella agua dél, e desque vieres que aquella agua es fuera buelve el vientre del falcón arriba e cóselo e dale aquellos tres puntos, e llama çurujano que lo faga porque han buen tiento e tienen uso d'ello, e mata una gallina e echa la sangre d'ella por çima de la costura, e la razón por qué se faze esto de la sangre es ésta: porque conviene que en el logar onde ha de aver suelda de fuera que aya sangre, porque la suelda pegue mejor e porque aquel logar non es tal que faga sangre de suyo, por ende es menester poner aquella sangre de la gallina fuera puesta sobre aquellos puntos de la costura, e échale la suelda por ençima de la sangre, e esta suelda sea fecha por la guisa que dixe en el capítulo XXV, quando el falcón pierde la uña, e después toma la otra suelda preçiosa que dixe que era buena para el cuerpo en el capítulo XXVIII, del falcón que se le quiebra la pierna, e dale d'ella un grano tan grande como un garvanço en un coraçón de gallina, por la guisa que suso dicho he, e si lo non quisiere comer métegelo por la boca, e todo ese día yaga el falcón enbuelto en un paño de lino, encamisado sobre un cabeçal, el vientre ayuso, e a la noche dale de comer media pierna de gallina picada, que sea tirada d'ella el escudete e lo duro ante que le descamises, e si lo non quisiere comer métegelo por fuerça, e en esos nueve días le da de comer de la suelda en un coraçón de gallina, quantía de un garvanço a los tres días, en manera que coma de la suelda tres o quatro vezes, e esto todo fecho, desenbuélvelo de aquel paño e ponlo en una buena alcándara e en un paño blando de lana de color enbuelto en derredor del alcándara , e si non quisiere estar seguro en el alcándara ponlo en una tabla llana e pon un paño de lana blanda ençima de la tabla, pegado con clavos porque esté caliente, e la casa sea bien caliente e sin fumo e sin viento, e toma otro día el alosna que es el asenxo amargo, e cuézela en vino blanco en una olla pequeña e lávale bien cada día aquella llaga e dale de la suelda, que dize en el capítulo XXVIII, de tres en tres días a comer, e non le saques fuera de casa fasta los nueve días nin le des vianda que oviere a comer, salvo picada e caliente e buena, e dende adelante, cómala entera por su pico, e non le des plumas, e sabe que si este acorro fuere fecho a esta dolençia antes que el figado e el buche sea escalfado, luego el falcón será sano, mas si el falcón toviere ya el buche e el figado escalfado está en dubda si guaresçerá o non, e por tanto es menester de ser el caçador avisado de ver su falcón, si adolesçe segund las señales de las dolençias, en acorrer aína a su falcón, antes que la dolençia sea vieja e non aprovechen las melezinas.
Capítulo XXXII
De la finchazón que el falcón ha entre el cuero e la carne
Esta finchazón que es entre el cuero e la carne, de que este capítulo fabla, acaesçe así: que quando los falcones son lançados a aquellas prisiones que a menudo suelen ser lançados como a grúa o a liebre o a perdiz, algund can trava del falcón e rónpele el cuero, o puede ser que de la caída que cae con la garça o con la grúa rónpese el cuero, o bien puede ser que la garça o la grúa le fiera, así que por aquel logar que es así el cuero roto, fínchese todo el falcón o parte dél de viento, e paresçe muy feo, e aquel que esto non vio parésçele cosa estraña e espántase d'ella, esto es una cosa muy ligera de curar e cúrase así: si vieres que non tiene otra llaga, salvo que el cuero tiene así finchado e levantado, toma una lançeta muy aguda e rónpele aquellos logares do el viento así está e luego saldrá todo el viento e toma el alosna, que es el asenxo amargo con el vino blanco e cuézelo en uno, e caldéale bien aquellos lugares que vieres que tiene la finchazón e tenlo en logar caliente e sin viento e luego será sano e caldéagelo así algunos días fasta que veas que se le tira un color malo de que el cuero está así señalado.
Capítulo XXXIII
Quando el falcón regita lo que come e tiene el papo e las tripas frías
Por muchas cosas entra la frialdat en el papo e en el buche e en las tripas del falcón; lo uno por el tienpo frío e de grand invierno, e non comer el falcón, e dormir ayuno lo qual deve todo caçador guardar que el su falcón sienpre duerma con alguna cosa en el papo, o vianda o plumas. Otrosí se resfría el falcón por comer mala vianda e fría, señaladamente en el invierno. Otrosí por andar con él a caça en tienpo lluvioso, e venir el falcón mojado e non ser enxuto al sol o al fuego, sin fumo e de lexos, ca si el falcón veniere mojado e non ha sol para se enxugar, faz traer a la cámara de la brasa sin fumo, e dándole a tirar e roer çerca del aire del fuego se irá enxugando e después ponlo en buena casa caliente, e que tenga toda la noche candela ardiendo porque piense de sí, otro día non le fagas bolar por prisión fasta que se enxugue al sol, e por cada una d'estas cosas dicho avemos viene al falcón grand enfermedat, de que el falcón peresçe muy aína si no es acorrido, e es muy malo de guaresçer ca todo se refría e se le desordena todo el cuerpo, e deve[s] conosçer esta dolençia por esta guisa: quando el falcón regita a menudo e non logra cosa que coma, pero que ha fanbre, e tiene buen senblante fasta que fallesçe de la carne e entonçe entristesçe e guárdate que antes que así entristezca que le acorras, ca si non le acorres luego como comienza a regitar, quando después le quisieres acorrer, non le prestará, e la razón por qué es ésta: [porque el buche está] ya estonçe encogido e el papo e non quiere resçebir cosa en sí, nin vianda ninguna, e por ende te digo que le acorras antes çedo que tarde, e dévesle acorrer por esta guisa: toma los palominos nuevos e iguados, e si palominos non podieres aver toma palomas, como quier que palominos abrás de palomar o de los que crían en casa duendas e afógalos de guisa que se les cuaje la sangre en ellos o los destilla de guisa que la sangre caya en una escudilla linpia, e luego como aquella sangre se cuajare dágela al falcón a comer, e si vieres que lo logra dágelo así tres vezes en el día, así fresco, cuajado, e non coma otra vianda, e luego otro día mata un palomino e dale la sangre por la vía e guisa que dicho he, cuajada e dale una tetilla del palomino sin pluma e sin hueso e dende adelante dale buenas viandas poco a poco e a menudo gallina o palomino o tórtola o çerçeta o negreta, lo mejor que podieres, e si vieres que las dichas cosas non quisiere lograr e las rogita, faz estos polvos que aquí dize e son muy buenos. E todo caçador los deve traer sienpre consigo: toma la nuez de India e nuez moscada e la mirra e los clavos de giroflé e canela e flor de canela e maçís e almástica e ençienso e açúcar blanco, e pisa e muele cada una cosa d'estas sobre sí, e desque fuere bien molido, mésclalo todo en uno; e [el] açúcar blanco sea lo postrimero, e sean de todas estas cosas tanto de lo uno como de lo otro, por peso, e toma d'estos polvos e dale de comer en el coraçón de la gallina, e sea tanta quantía dada al falcón como dos granos de garvanços, e cada día ruçíale el rostro e la cabeça con buen vino blanco e fártale de sol, e en quanto así fuere doliente non le prueves el agua salvo desque vieres que es ya bien esforçado e guárdate que en todo este tienpo non le fagas purga ninguna que sea, salvo govié[r]nale por la guisa que suso dicho es, e a cabo de XVIII días dale una aljava de cabra caliente o de carne de la pospierna de una liebre que sea caliente, e esto será para remondar las tripas e el buche de la orrura de la sangre de los palominos que comió, e así guaresçerá.
Capítulo XXXIV
De la ferida que es abierta o çerrada
Fermosa cosa es, e maravilla, e otrosí gran bondat, que una ave tan pequeña como un falcón, trave de una grúa que es una ave tan grande e tan brava que quando un ombre la toma en un lazo, non osa llegar a ella, temiéndose del golpe que d'ella reçela aver. E pues el falcón es loado por tomar una tal ave, mucho mayor loor deve aver el caçador que por su sotil arte pone al falcón en se atrever a ello, e aver tan esforçado el coraçón ca el falcón, desque nasçió, nunca tomó sino pequeñas prisiones como palomas, cornejas, ánades, çerçetas, e otras tales aves semejantes, e el caçador fázele dexar aquellas prisiones e cobdiçiar otras aves muy grandes como grúas, garças, ánsares bravas, çisnes, abutardas e otras que son fuera de su naturaleza, ca nunca ombre lo vio a falcón bravo matar tales prisiones. E por tomar tan grandes prisiones acaesçen las grandes ocasiones de feridas, que les dan aquellas prisiones, así como la garça quando fiere con el pico, e la grúa con la uña del pie lançando la coz, e así de muchas maneras son feridos los falcones. E quando tu falcón vieres ferido acórrele d'esta guisa: toma unas tiseras muy agudas e trasquílale aquel logar do tiene la ferida, e si la ferida es luenga que puedan ý ser dados puntos toma una aguja de pellejero muy sotil e un filo de sirgo retorçido e cósegela, e sea cosida la carne e el cuero todo en uno, e los puntos que en la dicha ferida fueren dados, cada punto sea cosido sobre sí e ligado sobre sí e toma la suelda que dixe en el capítulo XXV, quando se le tira la uña al falcón e lánçale d'ella ençima de la ferida sobre los puntos, e otro día toma el alosna que es el asensio amargo e cuézela en una olla pequeña nueva con el vino blanco, e lávale aquella ferida fasta que veas el cuero que es verde es tornado al color de quando estava sano, e con una péñola de gallina muy sotilmente le cata aquella ferida, e si la ferida entrare al fondón, dentro al cuerpo, rónpele el cuero al luengo de guisa que non le ronpas la carne, e esto le deves fazer porque quando la ferida del falcón va fonda non se puede purgar del lixo, e otrosí las péñolas métensele dentro e el mal que ha de salir para fuera tórnasele para dentro, e esta ronpedura que se assí ha de ronper non sea cosida, mas sea lavada con el vino e con el alosna por la guisa que dicho he. E si non fuere fonda, non cures d'ella salvo que le lançes suelda que está ordenada en el capítulo XXV, e lávale con el vino e con el alosna fasta que sea sana la ferida. E si la ferida es pequeña, que non ha menester de ser cosida, lávagela con el vino e con la alosna cozida e échale de la suelda e luego será sano. E cátalo una vez en dos días, e cada vez que lo lavares con aquel lavatorio [dende adelante] non le pongas los dichos polvos de la suelda, salvo lavárgelo con aquel vino fasta que tenga buen color la llaga.
Capítulo XXXV
De la caída o debatedura del falcón
Grand bien es e grand bondat al caçador fazer a su falcón buena alcándara e bien fuerte [e bien] ligada e gruesa e linpia, que gallinas non ayan estado en ella nin otras aves, ca enxenplo e castigo es dado de luengo a los caçadores que tan firme e tan bien fecha e tan buena deven fazer el alcándara para el su falcón por una noche como para un año, e esto es por muchas ocasiones que pueden conteçer a los falcones en las malas alcándaras que firmes non [son]. E que esto sea verdat ya contesçió a muchos falconeros curar poco d'esto, e por ende acaesçerles a sus falcones que murieron e se quebraron piernas o alas e fueron lisiados por caer el alcándara con ellos. Otrosí se lijan algunos falcones de topadura, encontrando en la ribera un falcón con otro, lo que acaesçe algunas vegadas, o venir el falcón en pos de alguna ralea e vençiéndola topa el falcón en tierra o en árbol, e resçibe el falcón grand ocasión, o bolando en la ribera en logar do ha árboles; e quando el falcón sentieres que está ocasionado de tales feridas como estas, farás así: toma la suelda que dixe en el capítulo XXVIII, de la pierna quebrada, que se faze con la momia e dale d'ella a comer nueve días, segund allí está ordenado, de tres en tres días fasta que sea sano, que sean nueve días, dándole aquellos polvos en la pierna de una polla tierna, cada vez la quantía de dos garvanços en un coraçón de gallina, e si vieres que aquella caída o topadura faze finchazón en algún logar onde tovier allí sangre ayuntada, rónpele aquel cuero e aventarse ha aquella sangre. E a esta ronpedura así fecha non le lançes ninguna suelda, ca non se faze sino porque aquella sangre quebrada salga de allí, salvo lávala con el vino blanco e el alosna que es asensio amargo. E si de la dicha caída non se ayuntare sangre nin de la dicha topadura, salvo que para aquel logar negro, estonçe lávagelo con vino e con la alosna, como dicho es. E déveslo poner en vara en quanto fuere maltrecho e non le trayas en la mano, e otrosí te digo que de las tales caídas, otrosí de las debateduras de la alcándara [e] de la mano del mal caçador resçiben el falcón grand quebranto, e d'esto el caçador deve ser testimonio el que lo trae en la mano e lo puede ver e entender, e quando así gelo entendiere luego le dé de comer de la suelda, que está ordenada para el cuerpo del falcón en el capítulo XXVIII, de la pierna quebrada, e aun te digo que la debatedura o derramadura del alcándara es mucho peor que la de la mano, porque el facón non es tan ligero en el su debatir como el açor e quando se debate non se puede tornar a la vara e siéntese muy mal de las piernas e guarésçe muy tarde d'ello. Otrosí en las debateduras que el falcón faze en la alcándara, párale sienpre mientes en la espinilla del pecho del falcón, e cata si faze allí alguna postilla o llaga e si vieres que faze postilla ponle el ungüento çetrino e búscalo en los çurujanos; otros lo llaman ungüento amarillo, e luego será sano. Para todas las otras debateduras dale sienpre de la suelda cada vez que entendieres que tu falcón es [ferido], sentido o quebrantado ca es muy preçiosa melezina, ordenda en el capítulo XXVIII, e guárdate sienpre de poner tu falcón en logar do estas ocasiones resçiba.
Capítulo XXXVI
Del falcón que tiene las tripas fuera
Algunas vezes salen las tripas al falcón de golpes de garças o por otras ocasiones, e quando vieres a tu falcón las tripas así fuera, derriba el falcón sobre la parte sana en manera que la llaga esté por ençima e tórnale las tripas en su lugar e cose aquel logar por do salieron las tripas, e lança en aquel logar de la suelda que está ordenada en el capítulo XXV, de la uña del falcón, e si vieres que el cuero está junto con la carne, cóselo todo en uno e lánçale la dicha suelda, e si el cuero está sobre sí e la carne sobre sí, cóselo cada uno sobre sí, e si lo fizere[s] delante çurujano será mejor porque averá buen tiento en el coser, e desque fuere cosido lánçale de aquella suelda sobredicha. Otrosí, te digo que acaesçe algunas vegadas traer el falcón las tripas fuera, entre el cuero e la carne, así como verás algunos bueyes a que otro buey da con el cuerno e le forada la ijada e non le forada el cuero, e trae las tripas entre el cuero e la carne e quando tal dolençia vieres al falcón acorrerle has d'esta guisa: derríbalo e métele e tórnale las tripas dentro al cuerpo por aquel forado por do salieron, e verás estonçe fincar el cuero, en que andavan las tripas, floxo e apáñalo todo con la mano por ençima e desque todo fuere apañado, átalo con un filo torçido bien a raíz de la carne, e el cuero que sobrare ençima córtalo por ençima de la atadura con una navaja e toma dos fierros fechos por esta guisa
e sean tan luengos como un xeme, porque aunque los escalienten los pueda ombre bien tener, e caliéntalo[s] del logar do están quadrados, e han de ser estos fierros bien limados e quadrados, ençima como los dados e bien llanos de cada quadra e las astas bien limadas e bien redondas, e caliéntalos bien del logar en que es quadrado e ponlo dos o tres vezes ençima de aquel logar do tajares así el cuero, e sea tan grande la una quadra como la otra e de partes de lo que está deyuso do están las letras 'a' por señal, le pon ençima del cuero cortado en manera que aquel cuero cortado se vaya encogendo con aquel fuego que le darás e dale de la suelda que está ordenada en el capítulo XXVIII a comer, por la guisa que en el dicho capítulo está ordenado, e guárdalo que non se debata fasta que sea sano.
Capítulo XXXVII
Del falcón que tiene las quexadas torçidas
Algunos caçadores acaesçe que quando quieren ir a algunos logares a librar sus negoçios han por enbargo de levar sus falcones en sus manos, e por ir más desenbargados déxanlos en sus alcándaras. E ha falcones que son quexosos e porque non quieren assossegar en el alcándara pónenle el capirote, e porque non se les caya pónenle un contrapeso a la correa del capirote, e quando el falcón se rasca por derribar el capirote e non puede, va con el pico a los costados do siente que anda la correa del capirote e quiere tirar d'ella con el pico, e quando así trava el falcón con el pico en la correa, el contrapeso non le dexa salir fuera e métesele la correa por la boca al través de las quexadas del falcón, e quando el falcón quiere tirar el pico afuera non puede ca le non dexa la correa, e con la fuerça del tirar que así tira tuérçensele las quexadas e salen de su lugar, de guisa qu' el falcón non puede çerrar la boca e tiénela desvariada e desviada. E quando tal ocasión como esta vieres al tu falcón derríbalo e métele dos dedos en la boca, aquellos que vieres que mejor le caben o pueden caber, e un dedo sea de la una mano e otro de la otra, e estonçe arriedra con un dedo por el un cabo del un carrillar de la boca e con el otro dedo por el otro carrillar e después tira los dedos e çiérrale la boca, e después déxagela abrir e si vieres que abre la boca desvariada entiende que las quexadas non son en su logar e de aquel cabo que vieres que la boca tiene tuerta métele uno de los dedos que vieres que mejor se puede poner, [e] de sí tírale la quexada contra el cornejal de la boca donde la quexada está fuera, e así fasta que veas que las palas deyuso están iguales con el pico; e non le des de comer, salvo picada la vianda, e dale a comer la suelda que está ordenada en el capítulo XXVIII, de la pierna quebrada, e dágela en un coraçón de gallina de tres en tres días por nueve días e así lo govierna fasta que lo veas bien esforçado e que comiença a poner el pico por sí, e dale de comer estonçe su vianda como ante comía.
Capítulo XXXVIII
Como deves fazer la muda a tu falcón
Los falcones baharís, sardos, mallorquís, de Romania e tagarotes son los falcones de todos los plumages que más aína comiençan a mudar e así salen más tenpranos. E yo vi un falcón del rey don Pedro que dezían Donzella e era baharí de Romania, e era garçero e altanero e vilo la primera semana del mes de agosto ser ya de la muda fuera e desainado, e matar aquella semana una garça. Pero comunalmente todos los otros plumages comiençan a mudar la primera semana de junio, e unos más tenprano e otros más tarde segund acaesçe, e por tanto es bien que le faga[s] su muda en casa buena do non llegue fumo nin mucho ruido, e esto digo por el falcón neblí o girifalte o baharí o sacre, que el borní e el alfaneque mejor mudan do sean los omes. E faz a la casa do la muda fizieres que non le entre la lunbre sino por una ventana que la abras quando quisieres, porque el falcón assosiegue. E fazle la muda alta de tierra por la umedat, sobre maderos rezios e tablas e enbarrada[s]. E ponle allí una piedra e sienpre le ten linpia la muda e tenga su arena, e de noche tenga un candil de azeite que arda toda la noche, e algunas vezes ponle algunos çéspedes verdes como en manera de prado, que tome plazer con la verdura, e dale de comer en la mano e non quanto él quisiere; señaladamente en las tardes, con la fría, tómalo en la mano e dale allí de comer e toda vía cata si está alegre o qué senblante tiene porque si menester oviere de lo curar que le acorras.
Capítulo XXXIX
De algunos falcones que non quieren mudar e como farás para que el tu falcón mude bien e aína
Después que vieres que tu falcón comiença a derribar las péñolas, como corvas e cabo cochillos, tráelo en la mano e non lo pongas en la muda fasta que derribe péñolas de la cola, e ponle carne e coma quanto quisiere e dale buenas viandas; e desque vieres que derriba de la cola, porque sería peligro si se debatiesse que quebrantase alguna péñola en sangre, ponlo en su muda e dale tórtolas bien çevadas e bien gordas e palominos enxutos, señaladamente quando ha de governar las péñolas mayores; e quando le dieres estas aves pélalas bivas e alínpialas con un trapo áspero por el piojo, que non les finque. Pero ha algunas razones por qué los falcones han enbargo en la muda e non quieren mudar: la primera razón es por aver en sí alguna enfermedat, la otra por non entrar bien purgado en la muda, [la otra por saña que el falcón toma en la muda] e non quiere assosegar. E quando es el enbargo primero que dexa de mudar por alguna enfermedat que el falcón ha, a esta razón digo que lo saques de la muda e para mientes en él e guarda bien su senblante e segund las señales de la dolençia que vieres en él, cura de él, segund está ordenado en cada capítulo d'este libro de que fabla de su dolençia, segund la dolençia demanda. Otrosí, si el falcón dexa de mudar por la segunda razón que diximos que non entró el falcón bien purgado en la muda, e d'este enbargo el caçador es en grand culpa ca esto es una cosa que el caçador sienpre deve tener en cuidado de purgar su falcón a la entrada de la muda e a la salida, e a esto digo que lo saques e lo fagas por la guisa que dicho he e púrgalo. Otrosí, si el falcón dexa de mudar por la terçera razón que diximos, que el falcón dexa de mudar por saña e orgullo que toma e non quiere assosegar, a esto puedes acorrer ligeramente: saca el falcón de la muda tres o quatro días [e dale poco de comer en estos días] de guisa que aya buena fanbre, e desque vieres que así ha buena fanbre, tórnalo a la muda e atápale bien la muda que sea bien escura e dale poca vianda fasta que veas que es así assosegado, e esto se entiende que non coma sobejo mas coma tenpladamente e con fanbre, e lo que deves fazer después es darle sus buenas viandas e algunas vezes dale en ocho días una vez ansarón o carne bien caliente de la pierna, por tirar el fastío de las otras viandas que come de cada día, e luego, al comienço, dale las tórtolas que son muy buenas para poner el falcón en carne; pero desque el falcón comiença a derribar las péñolas mayores son buenos los palominos que son calientes e ayudan a venir las péñolas grandes, señaladamente los cuchillos mayores que están en logar de pequeño govierno que son las alas, e han menester ayuda, e los palominos ensutos e iguados es la mejor vianda que estonçe le puedes dar, e mudarles las viandas es bueno e non se enfastían. Otrosí es bueno darles las landres de los cabrones o cabras, que les fallarás en el pescueço e en la garganta e tras las orejas, e dágelas dos vezes en la selmana, e fazle d'ellas papo comunal, e si el falcón se enoja d'ellas dale otra vianda e desque en aquella començare a comer tórnale a dar las landres e esto le faz fasta que veas que derriba de las péñolas comunalmente. Otrosí toma la nuez del garguero de la cabra o de cabrón e pícala bien menuda e dale d'ella con las dichas landres, e esto fazen a unos falcones que derriban a pereza sus péñolas, e toda vía le da los palominos ensutos que aquellos le fazen vestir bien e de fermosas plumas, e sean iguados.
Capítulo XL
Como faras a tu falcón desque fuer mudado
Desque vieres que tu falcón ha derribado todo lo granado e está ya en el cuchillo postrimero e tisera, vele tirando carne e dando menos vianda en guisa que él la coma con fanbre e vaya gastando de su vagar del saín que tiene, e esto aprovecha a que saldrá de la muda más seguro e ternás [menos de trabajar con él e a] menos peligro del falcón ca quando salen muy çerrados de carne es gran peligro si se debate e le quebrase saín, ca nunca en aquel año andaría como devía nin lo podrías ordenar bien. E desque los cuchillos e tiseras oviere derribado e apuntare las tiseras quanto dos dedos, sácale de la muda en la noche e ande en la mano e madrugue bien con él dándole sus pollos pequeños afogados en agua fría por resfriar el falcón; e d'estas viandas delgadas e frías fazle buen papo e si fiziere siesta ponle en una alcándara en casa fría e escura e que non entre ý quien lo espante e desque fuere tarde, tómalo en la mano e así le faz en manera que vaya gastando el saín e le finque buena carne. E desque fuere dessainado fazle bolar al señuelo a la tira e algún poco el recuesto arriba, ca non ha cosa en el mundo que más dessaine el falcón que el bolar a la tira e toda vía non se te olvide las plumas e juntas cada tarde mojadas en el agua tibia desque començare a aver fanbre ca en quanto estoviere ençerrado non las querrá tomar.
Capítulo XLI
De los açores
Los açores crían en muchas partidas por todo el mundo pero, de los que nós sabemos, son los mejores açores en Noruega e en Assuega e en aquellas comarcas do diximos que crían los neblís e girifaltes e otros falcones, e los açores que aí crían son muy grandes e fermosos e de grand esfuerço, e aún allí ha unos mucho mejores e mayores que otros e porque luego lo digamos las sus façiones de los açores deven ser tales como aquí diremos: deven aver grand pinta granada e la tetilla e el pecho grande, e buena coxa e buen çanco e los dedos gruesos e el cuello delgado e la cabeça pequeña e el rostro muy grande e luengo e la ventana buena. E comunalmente, los açores de Noruega han estas figuras o los más d'ellos. E estos açores de Noruega tráenlos a Flandes en las cocas de Alemaña e estonçe traen los girifaltes e neblís e otras aves, e de allí, de Flandes, los lievan por todas las tierras así como a Françia, Italia, España e otras comarcas. E en todas aquellas terras, salvo en España, non curan de tomar perdiz con el açor, salvo todas prisones gruesas así como grúa, garça, abutarda, e toman con ellos faisanes que buelan como perdiz, e quando toman las prisiones gruesas toda vía traen galgo que acorre porque el açor non trabaje mucho, e traen los açores capiroteros, e en verdat non los tienen tan guardados como fazen en España ca toman algunas vezes con ellos la liebre e conejo e rónpense en ello, e creo que los aventuran así porque han muchos d'ellos, e en España, como los han pocas vezes açores así escogidos, préçianlos mucho e guárda[n]los e non toman con ellos salvo perdiz e garça comunalmente. E tiene que tomar el açor perdiz que es muy bien ca le saca el buelo, como la perdiz buela luengo trecho e desque el açor buela una vez a lo luengo, tiene que todas las otras prisiones toma más ligeramente, ca el açor e qualquier ave de caça por mayor trabajo ha el bolar que el travar. Otrosí, los açores de Noruega torçuelos salen muy buenos perdigueros e son más ligeros que las primas pero que son malencónicos e las primas e torçuelos de Noruega, de su naturaleza, son muy espantadizos. Otros açores crían en Irlanda, que es en la isla de Inglaterra, e son más pequeños e son muy blancos e salen buenos. Otros açores crían en Esclavonia que es en Greçia e son llamados esclavos e son buenos pero non como los de Noruega. Otros açores crían en Çerdeña que es isla, e son llamados sardos e son pescoçudos e cabeçudos e toman bien ánade e cuerva e algunos perdiz, pero non muy bien, ca luego se fazen regacheros. Otros açores crían en el ducado de Borgoña e son pequeños pero salen buenos. Otrosí en Castilla crían açores en muchas comarcas así como en Guipuzca e Álava e Viscaya e Segura, que es de la orden de Santiago, e Algezira; e d'estos los mejores que yo vi son los de Algezira; e son açores pequeños e rocazes; los otros, comunalmente los torçuelos, salen buenos perdigueros e de las primas son comunales. Quando son pollos e han un plumaje bermejo e la pinta prieta e non son bien enplumados e son estrechos pero algunos salen buenos d'ellos, pero son de malas costunbres. Otros açores toman bravos en el tienpo que se toman las torcazas e vienen con aquel passo e estos, los más e los mejores, se toman en Castilla en una villa frontera de Navarra que la llaman Santa Cruz de Canpeço e son de otra pinta que los que agora diximos e son grandes asaz e paresçen en el plumaje a los açores de Noruega, ca el plumage han entre blanco e amarillo e la pinta gruessa e salen muy buenos e si son mudados de una muda en aire valen más, si han caçador sofrido que los faga de su vagar e sin malenconía. E los señores preçian mucho los açores buenos, ca son muy fermosos e de buen donaire e toman delante d'ellos las presiones. Otrosí son buenos para tomar raleas traínas para fazer los falcones, así como garças, grúas [e otras]. E los açores quieren ser muy bien traídos en la mano e pensados de buenas viandas e buena alcándara, e fartarlo de sol e de agua. E non quieren estar en la alcándara entre mucha gente, salvo en logar apartado e piensa mejor de sí. Otrosí, en quanto podieres, escusa de tomar con tu açor cuervo carniçero ca es mala prisión, nin budalón ca rascan mucho e escarmiéntalos. Otrosí non tomes con él milano después de medio día adelante ca están ya los milanos çevados e quando los toma el açor rogitan todo lo que han comido e enojan al açor e aborresçen por ende de tomar otras prisiones. Otrosí, escusa de tomar con él abutarda e ánsar brava ca los ronpe mucho e se buelca[n] con ellos. Otrosí quando ovieres de lançar tu açor a garça guisa que falle la garça levantada ca si está posada e llega a ella fiérelo mal. Otrosí nunca lo lançes a liebre nin a conejo e dale sienpre a pelar e a tirar en la muda. E esté en buena casa de grand espaçio e suelto e tenga dos alcándaras e un baçín de agua e coma en la mano.
Capítulo XLII
De los gavilanes
Los gavilanes son aves de caça muy lindas e gentiles e de grand esfuerço e en todas sus costunbres e façiones paresçen ser açores pequeños e açores de Noruega, ca así han el plumage e la pinta. E los gavilanes crían en muchas partidas e crían en árboles e dizen que los que crían en el espino son más ruvios que otros e esto non les viene por el espino, mas todos los gavilanes ruvios son de grandes prisiones e por tanto crían en árboles baxos por levar más ligeramente la prisión que toman a los fijos, e el espino es baxo e árbol espesso e por tanto crían allí. E los gavilanes que crían en los valles de las montañas son mejores que los que crían en lo alto, e todo esto es por esta razón sobredicha que agora diximos. E de los gavilanes en España los mejores que yo sepa e mayores e de mayor esfuerço son los que crían en el Pedroche que es en el término de Córdova. Otrosí son buenos los gavilanes que crían en Ibor que es en el término de Guadalupe e Trusillo, e d'estos gavilanes e de todos los otros los mejores son los que toman rameros ca son criados más a su voluntad por el padre e la madre. E oí dezir que Ruy Páez de Viedma, un caballero muy grande de Galizia, veniendo de la guerra de los moros, yendo para su tierra, pasó en el tienpo de los gavilanes nuevos por el Pedroche e fizo llevar de allí veinte gavilanes nuevos primas e torçuelos en sus alcahazes e desque los tovo en su tierra fízolos echar en un monte suyo e dizen que después acá ay allí, en aquella comarca, muy buenos gavilanes, mejores que primero avía. E los gavilanes quieren ser bien traídos e bien governados de buenas viandas e requeridos de sol e de agua e desplume a menudo, e buena alcándara e buena casa sin fumo ca si fumo les da o sereno luego son perdidos. E toma presiones muy buenas con que toma ombre plazer, así como en el verano los perdigones e después, en el mes de agosto e setienbre, las codornizes e en el invierno las çerçetas con el atanbor e la picaça e la ciguñuela e otras prisiones por todo el año. E son aves que non pueden sofrir purgas porque son muy delicadas, e por tanto su governamiento para los traer sanos es la buena vianda e non les dar grandes papos, mas poco e a menudo. E son aves que toman con el grand esfuerço que han, algunas vegadas, grandes prisiones así como toman el ánade, cuerva e travan del milano e toman el alcaraván, e por tanto los llaman por su nonbre en latín nisus que quiere dezir esforçado; e en Françia e en otras tierras llámanlos esparvel. E son los gavilanes más previllejados que ninguna otra ave de caça, que qualquier mercadero que lleve falcones a vender pagará portadgo, e si llevare un gavilán con ellos es quito. E yo vilo en Cañete, un lugar ribera de la mar que es del visconde de Illa, en el reino de Aragón, vi llegar una barca que venía de Proençia e venía ý un mercador que traía sacres de Romania e de Alemaña e falcones bornís proençales, ochenta pieças e traía un gavilán con ellos e desque llegó allí en el puerto murió el gavilán e non llevó dende los falcones fasta que fue a Perpiñán e dio un falcón proençal a un cavallero dende e tomó dende un gavilán e tornó para allí e levó sus falcones porque iva ya seguro de non pagar portadgo. E si en el invierno lo quisieres passar, dale buena casa caliente e piernas de gallinas e paxarillos e fártalo de sol e guárdalo de viento e de sereno e de fumo e dale buan alcándara e ponle un paño de color so los pies o un pellejo de liebre, non le des vianda sino que tenga pluma. E en sus façiones todas cátalos, que sea el gavilán enano e de buena carne e buen rostro e buena ventana e gran mano e los dedos luengos. E los gavilanes ruvios son más ardides. E non te pagues de gavilán que sea estrecho de onbros nin çancudo de luengas piernas, e dale buena pihuela blanda e delicada e cascaveles pequeños e de buen sonar e si çahareño fuere ha algunos que los usan al capirote e andan más guardados por ende, ca traen más rezio el cuerpo e las piernas que los escusa de debatir.
Capítulo XLIII
De los esmerejones
Esmerejones son aves que paresçen en todas sus façiones falcones, así como paresçen los gavilanes a los açores. E ha en los esmerejones plumajes así como en los falcones, ca ha d'ellos girifaltes, neblís, baharís, sacres, bornís. E estos crían, segund dizen, en Noruega e en aquellas partidas do crían los neblís e las otras aves. E vienen con el passo de las aves, así como vienen los neblís. E son muy ligeras e plazenteras e buelan e toman muy bien la copada e la aloa e aun toman pediz. E yo vi un esmerejón a don Felipe, fijo del rey de Françia, duc de Borgoña e conde de Flandes, que le enbiara la duquesa de Bramante e dezíame que en aquel invierno, que lo yo viera, avía tomado dozientas perdizes o más, e era sacre de su plumage. Quieren los esmerejones tenerse en la mano como neblí e non los olvidar en el alcándara e quieren ser governados de buenas viandas e pequeños papos, pero son aves que aína se pierden ca son muy bolliçiosos e de poco sosiego.
Capítulo XLIV
De los alcotanes
Los alcotanes son mayores que los esmerejones. Paresçen algo falcones. Crían en Aragón e creo que en toda parte. Los pollos sacados del nido no valen nada, tomados del aire es un muy hermoso buelo e quanto menos mudas tienen es mejor. Son mal acondicionados algunos d'ellos, es menester tener mucho sufrimiento. Lo que buelan es el çaboque puesto en el çielo, verdad es que non se aciertan todas vezes. También buelan la bubilla e hanla de bolar con la lonja porque como tiene malas bueltas encuéntranla con ella e enbaraçanla; muy pocas vezes la matan. Suelen ser perdigueros. Tienen poco sosiego como los esmerejones.
Capítulo XLV
Del passo de las aves
Muchas vezes avemos dicho en este libro, como los falcones neblís e otros vienen con el paso de las aves en esta tierra, e agora queremos aquí dezir qué passo es este de las aves de que fezimos mençión. E devedes saber que a todas las cosas que Dios, nuestro señor, crió dio su governamiento e por ordenamiento de la natura han su industria para bevir, e por ende dize el profeta David en el salmo alabando a Dios e a las sus obras, dize así: «el Señor que da a las bestias su mantenimiento a ellas pertenesçientes, e esso mesmo a los pollos fijos de los cuervos llamantes a Él». E dizen los filósofos naturales que el cuervo quando vee los fijos salidos de los huevos cubiertos de pelo blanco, que los non conosçe por sus fijos porque los vee blancos e que non son de su color e aborrésçelos e non los quiere çevar nin dar de comer; e en aquel tienpo que ellos así están desanparados de los padres abren las bocas dando bozes con la fanbre, e allí péganse los mosquitos e fínchese la boca de que se mantienen; otrosí se mantienen del ruçio de noche abriendo las bocas fasta que van cobrando el su pelo prieto que han de su naturaleza, e los van conosçiendo el padre e la madre por sus fijos e los tornan a governar. E así provee Dios a ombres e animalias e aves, segund que en muchos logares se podría poner enxenplo. E así las aves por el instinto de la natura buscan su vida e su mantenimiento en la morada del invierno e del verano, ca las aves que crían en Noruega así como neblís, sacres, bornís e otras aves con el invierno, porque es muy frío, salen de allí, de Noruega, e de aquella tierra muy fría e vienen con otras aves buscar tierra caliente, e vienen caçando e çevándose en aquellas aves que vienen en su conpañía, e assí derraman por muchas tierras donde los toman. E otras aves que, maguer son en tierra más caliente, buscan aún otra más, así como las çigüeñas e ánsares bravas e garças e alcaravanes e sisones e otras. Muchas aves crían en esta tierra de Europa que contiene en España, Françia e otras tierras e quando viene el ivierno passan allende la mar en África, porque es más caliente e después el verano tórnanse. E yo vi por el estrecho de Marruecos que es entre Tarifa e Çepta passar las çigüeñas al cabo del verano que se tornavan para África, que tantas eran que non podía ombre contarlas, que duravan grand trecho por el çielo, que iva la nuvada d'ellas, e eso mesmo las garças e otras aves, e así dizen que lo fazen las codornizes, ca muchas vezes falla ombre con un viento muchas d'ellas, e pues que otro viento viene parten de allí e vanse en este tienpo mucho. Otrosí, vi yendo el rey don Pedro por la mar, aviendo guerra con el rey de Aragón, e travesando del cabo de Martín a Iviça, que es traviesa de doze leguas, e vi que en la galea de un cavallero que llamavan Orejón, bien a seis leguas de tierra, cayó una codorniz, non sé si ivan otras pero dizen que passan la mar. Otrosí, vi en el camino de la traviessa de mar que se faze entre Bermeo, villa de Vizcaya, e La Rochela, que pueden ser ochenta leguas o poco más, yendo yo en una galea, a la media vía de mar, que podrían ser quarenta leguas de tierra de cada parte, fallé garças que llevavan aquella vía mesma, e así andan buscando su vía e su paso las aves por su naturaleza, e así los neblís siguen estas aves e atraviesan todo el mundo. E yo ove un falcón neblí que era muy buen altanero e llamávanlo Pocarropa e fue tomado en Plazençia e díxome el redero que lo tomo que cayera en la red con unas palomas torcazas en pos que él venía e dezía que las palomas traíen los papos llenos de la fruta de la haya que llaman ho e aquella mañana la avían comido, e non fallamos que oviese haya fasta Villafranca de Montes de Oca que avía bien sesenta leguas de allí, e por tanto puedes entender la traviessa que las aves fazen. E non ha dubda que muchos falcones neblís son tomados en las Roçinas e en el canpo de Santarén con el pelo blanco con que nasçieron en la cabeça, e verás si han bolado e atravessado tierra de Noruega aquí. Otrosí, vi en tierra de Toledo, un año que fueron tomadas muchas tórtolas en el mes de setienbre, que venían posar en las olivas e matávanlas los vallesteros, e muchas d'ellas traían ençienso en los pies pegado, e dezían que podía ser que venían de la tierra donde era el ençienso e que posavan en los árboles do ello era. Otrosí, en tierra del soldán de Babilonia ha comarca que suelen venir grúas en tienpo çierto de passo, e dizen que pasan la mar, e quando allí llegan que vienen muy cansadas en manera que non pueden bolar sinon muy floxo e baxo, e el soldán tiene sus atalayas en aquel tienpo por todas aquellas comarcas do ellas suelen venir, e va allá e lieva muchos girifaltes e dezen que dura aquel passo quinze días fasta que las grúas son descansadas para passar dende que van para otra tierra, e con aquellos girifaltes toman muy muchas d'ellas. E yo vi en París un mercadero ginovés que dezía que morava e tenía su casa con sus mercadurías e de su conpañía en Damasco, que es del dicho soldán de Babilonia, e tenía en París entonçe omes de Alemaña que levavan girifaltes para el soldán, e eran los que yo vi en quatro caxas que ellos llaman, que nos dezimos como varas, ochenta girifaltes e eran todos rocazes e dezíame que le avía bien enbiado otros tantos e quando allá legavan que tanto le davan [e pagavan] por el que muría en el camino como por el que llegava bivo, e esto fazía porque los mercaderos non dexasen de le llevar falcones, por quanto de Noruega e la alta Alemaña, donde los traían, a Damasco es muy luenga tierra, e por tierra e por mar. Otrosí yo vi veniendo de La Rochela en España, bien a veinte leguas de tierra, venir a mi galea un çernícalo e muy muchos paxarillos pequeños, e posavan en el árbol de la vela e luego que callavan e abaxavan el mástel bolavan un poco fuera de la galea, por sobre la mar, e de sí tornávanse a la galea e tomávanlos a manos, e estos non sé si passavan en otra tierra e dizen algunos que muchas aves buelan por la mar cuidando que es más estrecha e desque cansan caen e piérdense en la mar, e si fallan algund navío vanse para allá e posan allí e paresçe que el cuervo que Noé envió por quanto falló la tierra cobierta de las aguas e non falló do posar se tornó al arca. E así como avemos dicho de muchas maneras pasan las aves e atraviessan el mundo e con aquellas vienen los falcones çevándose en ellas e los más d'ellos, pollos.
Capítulo XLVI
De como se deven enxerir las péñolas quebradas
Como quier que el enxerir de las péñolas del falcón e del açor, todos los falconeros e caçadores comunalmente lo sepan fazer, enpero, pues en este libro avemos fablado de todas las cosas e curas que pertenesçe a las aves de caça, pornemos aquí la manera e plática como las péñolas quebradas de las aves se deven enxerir porque las aves cobren todos sus buelos enteros ca paresçe muy feo quando el ave trae el ala mellada e menguada de sus plumas, [e] es grand daño al ave, lo uno non buela tan bien ca non resçibe tan bien el viento en la ala aportellada como quando la tiene çerrada e guarnida de sus péñolas, otrosí desque una péñola se quiebra, las otras péñolas que están a par d'ella peresçen e van a mal, ca unas a otras se ayudan e se sostienen. Otrosí, non es honra del falconero e del caçador en que su ave ande así e paresçe en ello mucho la su negligençia, o que la guadó mal e se marrotó por su culpa, o que non pone en ello remedio qual cunple, e por ende deves saber que por muchas guisas se quiebran las péñolas a las aves, lo uno por el traer quando los mercadores traen muchas aves ayuntadas en uno e luengo camino, e non pueden así curar de tantas aves ayuntadas, demás que non vienen en la mano salvo en aquellos gavios que les fazen, e por ende las aves como vienen çiegas con los capirotes e así allegadas marrótanse mucho. Otrosí, se marrotan las aves e quiébranseles las péñolas por muchas vezes tomar grand prisión e bolcarse con ella, por non la poder tener a su voluntat, así como quando toma el açor abutarda o ánsar brava, o el falcón neblí quando toma por ralea alguna tal presión. Otrosí, pierde e quiébraseles algunas vezes la péñola e péñolas al ave por mengua e negligençia e poco saber del caçador, dexándola en la alcándara olvidada e debátese e non la torna nin cura d'ella e tuérçensele las péñolas, e non cura de le acorrer e de gelas aderesçar, e dende vienen a quebrar e dende adelante vienen aquellas péñolas toda vía marrotar más fasta que se fienden e llegan así ronpidas e trençadas fasta lo bivo; e si acaesçiere que la péñola sea así quebrada e ronpida fasta lo bivo, estonçe non ha remedio para se poder enxerir e finca la tal péñola en aventura de la mudar el ave, ca quando viene a la muda non se puede ayudar del pico e travar d'ella para la mover como faze a las otras péñolas. E si es al comienço del caçar non buela el ave como deve e las otras péñolas andan en ocasión por ella; e el remedio que aquí se puede poner es este: toma unas turquesas pequeñas que llaman tenazas como aquellas del meneter de los falcones con que les cortan las uñas e el pico, mas cátalas que non sean agudas nin corten e derriba tu falcón e cógelo e trávale de aquella péñola con aquestas turquesas e sácagela, ca con los dedos non podrás tirárgelas, e de sí ponle en aquel poro forado por do salió un grano de çevada pilado porque se non çierre, e de sí dale buenas viandas e escúsalo de trabajo fasta que la péñola venga nueva, ca esto es en las péñolas mayores e son assentadas en logar que es pobre de govierno si non le esfuerças con buenas viandas que le des. Otrosí, si la péñola es quebrada en guisa que ronpió todo lo maçiço e alguna cosa del cañón, para fincar quanto la meitad del cañón estonçe tomarás otra tal péñola de otra ave como la has menester para allí, si cochillo, cochillo, si tisera, tisera e faz mucho que sea del plumage de la tu ave, ca non deves enxerir al girifalte péñola de neblí nin al neblí del girifalte, ca non se faría bien, mas a cada ave busca péñola de su semejança; e si es pollo faz mucho porque sea la péñola que has de enxerir polla, o si mudado, mudada e estonçe toma el cuchilo que fallesçe e iguálalo con la péñola quebrada do se ha de enxerir, e conçiértalo bien con ella, e sea de aquella e de la tal ala como fallesçe, si esquierdo sea de ala esquierda, si derecho sea del ala derecha e de aquel cuento de logar si es el cuchillo primero o el segundo o dende adelante. E toma la tal péñola e córtala por el cañón en guisa que quando entrare por el otro cañón llegue fasta [çerca] de lo bivo, mas non llegue a ello porque le non duela, e fiende la péñola que traes de fuera por el cañón a luengo, e sácale aquel meollo que trae dentro e ponle de la trementina un poco, e estonçe métela por el cañón de la ave segund dicho he. por quanto, como he dicho, el cañón fincó corto e la péñola que enxirieres non toma tan grand asentamiento que pueda estar firme, si el ave se bolcase con una presión o se debatiese, que luego la derribaría. Para que esté firme forada con una alesna muy delgada, trayéndola como para fuso, aquellos dos cañones que están juntos en dos lugares en esta guisa
e por aquellos dos forados, mételes sendas plumas de perdiz de las que trae[n] en las alas contra la cola porque son correosas e non quebrarán, e mésalas primero del floxel que tienen, e desque las metieres fasta que atiesten córtagelas de cada cabo a raíz del cañón con un cañivete bien agudo. Otrosí, si la péñola fuere quebrada entre el cañón e lo maçiço, en guisa que todo el cañón finca entero, entonçe tomarás la péñola que traes para poner e faz d'ella como avemos ya dicho e úntala con la trementina fendiéndola e métela por el otro cañón de la ave en guisa que se encorpore bien una con otra, e tal como ésta non ha menester tarugos ca ella entra tanto por el cañón de la ave que estará asaz firme, e guisa sienpre quando metieres así estas péñolas por las otras que entren retorçidas e encogida el cañón de las péñolas que traes porque non fagan rebentar la péñola del ave, ca después que dentro fuere ella se soltará e finchirá todo el cañón, e por ende la fiende, lo uno porque tome mejor la trementina e lo segundo porque la apriete ombre e la encavalgue para la meter. Otrosí, si la pluma o péñola es quebrada por lo maçiço, por qualquier logar que sea quebrada, o por lo más delgado o por lo más gruesso, taja lo que estoviere marrotado e toma la otra péñola que traes e conçierta las péñola[s] en guisa que vengan nin más nin menos de lo que ha menester e taja las dos péñolas, tan bien la del ave como la que traes, sosquinas, por esta guisa
ca se juntan mejor. E guisa que les non cortes las plumas menudas de qualquier de las péñolas çerca del logar do han de ser juntadas ca paresçerían feas e non se encobriría bien la enxiridura. E faz aquella cortadura de las péñolas con cañivete bien agudo e moja las dos péñolas, en el logar do se han de enxerir, con agua tibia porque enterneçen e de sí toma el aguja de enxerir que es fecha así
E estas agujas han de ser bien delgadas, las unas más gruesas que otras, e otras de las pequeñas, cada una segund la péñola que se deve enxerir. E sean todas de tres esquinas de cabo a cabo. E de las puntas fasta medio tengan sus esquinillas levantadas al revés las unas de las otras, porque entre[n] en la péñola e después non puedan salir; pero estas picaduras de la aguja non sean muy espessas. E bien te digo que pocas vezes las falla ombre quales cunple, por ende, do las fallares tómalas e guárdalas bien. [E sean bien fechas e las esquinas non sean mucho luengas], e sean tan grandes e tan gruessas como pertenesçen en el logar do han d'estar, non rebiente la péñola. E con aquella aguja mojada en la sal e agua, porque orinesca, junta las péñolas una con otra, que entre tanto de la aguja en la una como en la otra e se vengan a juntar en medio de la aguja. E en todo esto así para mientes de lo fazer con buen tiento de non enxerir torçido nin fuera de medida la péñola. E si lo bien fizieres pocos devisarán si es enxerida, e para esto sienpre anda aperçebido de buenas agujas, mayores e menores, delgadas e gruesas e de péñolas, cuchillos, tigeras, e trayas contigo quando andovieres en el invierno al caçar, porque si menester fuere pongas luego remedio. Otrosí por estas ocasiones que vienen así de se quebrar las péñolas deves sienpre catar e requerir tu falcón quando alguna péñola se tuerçe. Si vieres que non ha otra livor en ella, salvo torçedura, toma estonçe el agua caliente, poco más que tibia e mójale, e desque vieres que enternesçe tréngela quedo, enderesçando, e después el ave misma la endresçará. E si por aventura oviere en ella livor, quiere dezir quebrada, pero que non es la péñola partida, [toma estonçe un troncho de berça de col o la foja penca si es gruesa e ponla en el rescoldo, e desque fuere caliente sácala e ábrela e toma entre ella aquella quebradura de la péñola e tenla allí una pieça fasta que sude allí e de sí luego soldará].
Capítulo XLVII
De las cosas e melezinas de que el caçador deve andar aperçebido e traer consigo para sus aves
Todo caçador deve estar muy apostado en sus aves, ca pues lo toma por aver plazer e faze costa en conprar e buscar nobles falcones. Deve eso mesmo traerlos bien guarnidos e bien apostados, e para esto deve andar bien aperçebido de traer buenos capirotes e bien fechos e de todas guisas, grandes e menores, así para girifaltes, neblís e açores e otros falcones. E cada ave ha la cabeça a su talle, pues ha menester capirote a su façión. E deve traer cuero bueno para los fazer e el mejor cuero que en el mundo ha para ellos son unos cueros de bezerros que traen de Françia que llaman cueros de abadía e dízenlos así porque los monges de las abadías dizen que los adoban para sus çapatos e sus botas. Otrosí deve el caçador traer muchas piyuelas, señuelos, luvas, lonjas, atanbor, cascaveles de milana doblados, grandes, menores e pequeños, tornillos para açores e gavilanes, ferramental del menester de los falcones en que aya turquesas, buen cañivete, punzón para coser señuelo, cuchillo para tajar, capirotes e pihuelas; los fierros para adobar segund suso están figurados, lima para adobar las formas de los capirotes, si menester fuere muchas formas de capirote, cada una de su guisa, cordeles para señolar. E cada falconero deve traer sus cañivetes muy grandes para aparejar la vianda de su falcón e fazer juntas e plumadas. Otrosí deve traer sus pequeñas linjaveras de lienço, bien fechas, para traer al costado do acorro ha menester e esconder el ánade o la ralea que el falcón tomará, porque la non vea do traya la vianda para su falcón, e sus roederos, e el capirote sobrado, e cascaveles si quisiere cargar o descargar su falcón. E deven traer una linjavera grande do trayan sus gallinas muertas e plumas e roederos [e] sus viandas para quando han de dar a comer a sus falcones. Otrosí deve traer unas que se llaman tajetas que se fazen de barva de ballena, fechas d'esta guisa:
e las fazen de madera e son para traer gallina biva que non se afogue para que pueda acorrer a su falcón si viere que lo non puede coger e non trae prisión que le echen, e lo vee ir a perder por miedo de águila. Otrosí deve andar el caçador aperçebido de traer consigo melezinas para su aves, las cuales son estas:
- Muy buena mumia, que es la más preçiosa melezina para los quebrantamientos del falcón, que pueda ser e es fecha de carne de ombre [confeçionada, e la mejor d'ella es de la cabeça].
- Azargatona, que tienen los boticarios.
- Simiente de mastuerço.
- Pez luziente o virgen.
- Simiente de perexil.
- Aziche.
- Casca de enzina.
- Çumaque.
- Suelda de rata.
- Sangre de dragón.
- Açíbar cicotrín.
- Açíbar pátigo.
- Bolarménico.
- Miel dura en terrón.
- Ençienso.
- Almástiga.
- Piedra sanguina.
- Clavos de giroflé.
- Canela.
- Flor de canela.
- Espique.
- Nuez de India.
- Nuez moscada.
- Maçiz.
- Açúcar blanco.
- Açúcar candi.
- Açafrán.
- Yerva lonbriguera.
- Çumo de codesso, adelante diremos qué es.
- Pinpinela, bursa pastoris, yerva de golondrina, todo es uno.
- Coral blanco.
- Cardenillo, otros lo llaman verdetis.
- Alunbre, otros lo llaman alumen.
- Simiente de yerva menudilla.
- Çumo de finojo.
- Alosna que es ansenxo amargo.
- Xabón francés.
- Trementina.
- Çeniza de vides.
- Sevo de carnero.
- Azeite.
- Alvayalde.
- Enxundia de garça.
- Dialtea.
- Ungüento çetrino.
- Alcateniz.
- Leche de cabras.
- Mirra.
- Estopas de seda.
- Fabarráz.
- Tártago.
- Buenas tiseras para trasquilar plumas.
- Un peso pequeño para pesar espeçias.
- Lançetas.
- Agujas de enxerir.
- Agujas para coser ferida.
- Píloras de açíbar cicotrí son buenas para purgar del agua vedriada e de la cabeça, todo de fita; e fallarás como se fazen en el capítulo XI.
- Píloras de açíbar pátigo son buenas para el purgamiento del cuerpo; e fallarás como se fazen en el capítulo onzeno.
- Suelda para feridas del falcón e es en polvos; e fallar lo has como se deve fazer en el capítulo XXVIII.
- Suelda que dan a los falcones en la vianda por los quebrantamientos del cuerpo; fallarás como se deve fazer en el capítulo XXVIII.
- Agua de espic que es buena para el falcón que tiene comienço de agua vedriada; fallarás en el capítulo onze.
- Polvos para quando el falcón regita; fallarás en el capítulo XXXIII.
- Codesso es una mata que tiene la foja menudilla como trébol e el madero es como blanco e dizen que con el madero d'ello que lo tuerçen e que atan en alguna tierra las cubas con ello e el çumo que manda poner dél para las lonbrizes ha de ser de la raíz e nasçe comunalmente en las riberas del agua; e si non lo fallas aprovéchate de la yerva lonbriguera ca esto era para las lonbrizes.
- Polvos para la uña del falcón; [fallarás como se fazen] en el capítulo XXV son buenos para feridas de la caça.
Si quisieres que el ave mude aína, mediado febrero mételo en la muda e dale a comer toda carne fasta mediado marco e después ponle una escudilla de agua e dale más a comer que suele; e si vieres que no muda, toma la miel e la leche e cuécela un poco en uno e con esto unta la carne, [fol. 76r] úntale e dale a comer, e ansí mudará aína. E por ninguna cosa no le saques la muda fasta que la péñola sea tan cunplida, e quando lo sacares guárdalo de la calentura e no lo tengas en ella, e dale a comer carne de pollo que lavada en agua e tenlo en la mano e no vayas con él a cacar fasta que sean pasados quince días. E el que fuere maestro aséñelo a su voluntad, que el falcón no puede ser malo si no fuere por su culpa.
Aquí se acaba el Libro de la caça de las aves, e fue fecho e acabado en el castillo de Óvidos, en Portogal, en el mes de junio, año de M trezientos e ochenta e seis años, era de M ccc xx iiii años.
José Manuel Fradejas Rueda
Creación / última revisión: 17.12.2013