Textos clásicos


Álvar Gómez de Castro

De las aves de volatería

Introducción

Antonio Manzanares Palarea, en la introducción titulada «Breve reseña de los libros de cetrería en España» con la que se abre la reedición del Libro de cetrería Juan de Sahagún1, cuenta que:

Por la misma época, es decir a mediados del siglo XVI, Alvar Gómez de Castro publica unos Libros de Cetrería no muy bien estudiados2.

Esta es una de las muchas citas de libros de cetrería que se hacen sin ni siquiera haber visto los manuscritos. No es la primera vez que se habla de los libros de cetrería de Alvar Gómez de Castro, baste decir que en su catálogo el padre Julian Zarco Cuevas puede inducir al error ya que al describir el contenido del manuscrito escurialense K.iii.31, que titula de manera genérica [Apuntes varios, por .......], dice:

1.‑ [Aves y animales de caza: halcones, gerifaltes, neblíes, azores ...; sus propiedades, enfermedades, hechos famosos...]3.

Titulillo sugerente que de ser cierto podía ser muy significativo por hallarse esta obra en el paso obligado del medievo a la Edad Moderna. Pero nadie se había tomado la molestia de leerlos y de ahí procede el error.

Lo único que representan estos supuestos libros es la insaciable curiosidad que los humanistas del siglo XVI tenían. Los manuscritos de Álvar Gómez de Castro son bastentes en número y de contenido muy heterogéneo4, tratan de todas las materias, divinas y humanas, desde los deportes o simple anécdota a la cuestión bíblica o teológica. Dentro de esta multitudinaria balumba se hallan los libros de cetrería que no son otra cosa que breves notas, algunas veces personalísimas, es decir, criticadas, aclaradas o añadidas por él, de libros cuya fama llegó hasta su época.

Dos son los obras básicas de las que extrajo estas notas: el Libro de la caza de las aves de Pedro López de Ayala y el Libro de cetrería de Evangelista.

Para comprobar este aserto, pues no valen las simples afirmaciones, entresaco algunos párrafos de Álvar Gómez de Castro y los enfrento a los correspondientes de López de Ayala5, con lo que creo mostrar la evidencia:

En Francia qualquier señor aunque muchos neblís tenga, siempre terná vna copla de bornís, que son dos. Dize el author del libro de la çetrería que vio en París valer la copla dellos, que son dos torçuelos bolantes, çinco francos de oro (fol. 4v).   E en Françia qualquier señyor, aun que muchos neblis tenga, sienpre terna un par dellos, e toman sienpre los mas granados. E yo vi en Paris un par dellos, torçuelos bolantes, [valer] çien francos de oro (VI, p. 78).
Otros falcones que son llamados entrecelis, dizen que son de boltura de tagarotes e alfaneques, e son muy buenos, pero pocas uezes parecen. Dize este author que estando él en Abtante, que es en Aragón ribera de la mar, llegó vn nauío que venía de la Beruería y traýa muchos falcones alfaneques, y el s[eñor] y maestre del nauío le dio vno que dezían que era entreçeli, el talle y manos e rostro era de tagarote, mas las plumas de su cola eran de alfaneque; y dize que le hizo perdiguero, y aquesto fazía muy bien (fol. 4v-5r).   Otros falcones ha que son llamados entreçeliz; dizen que son de boltura de tagarote e alfaneque, e son muy buenos, pero pocas vezes paresçen. E estando yo en Alicante, que es en Aragon, ribera dela mar, llego ay una nao que venia dela Berveria y traya muchos de los alfaneques, e conpre dellos, e el señyor e maestro dela nao diome uno que dizia el que era entreçele, e en verdat el talle e manos e rostro era de tagarote, mas las plumas e su color era de alfaneque; e tovelo gran tiempo, e yo non cure de fazer del al salvo perdiguero, e aquello que fazia el muy bien, e era muy ligero (VII, p. 79).
Dize que vido en casa casa del rey don Pedro vn alfaneque terçuelo muy pequeño que llamauan Pica el figo, que auía sido de don Errique Enrríquez y mataua bien vn par de ánades sin compañía, como vn neblí, e mataua grua prieta (fol. 5r).   E yo vi en casa del Rey don Pedro un alfaneque torçuelo muy pequeñyo que llamavan Picafigo, e fuera [de don Enrrique Enrriquez], e matava bien asy un par de anades sin compañia, como un nebly, e matava cuerva prieta (VII, p. 80).
Para escoger el girifalte, mirar lo primero los pies si ha clauos en ellos, y si los tiene finchados, que es comienço dello. Por las façiones cátalo que sea derribado de las espaldas y no sea corcobado, y que sea de buena carne, y de buena coxa y buenas uentanas, y buenas manos y los dedos cortos y gruessos, al contrario del neblí (fol. 6v).   E quando quieres escojer el girifalte, lo primero que faras, catale por los pies, si ha clavos en ellos, o los tiene finchados, que es comienço dello. [...] E por las façiones, catalo que sea bien deribado de las espaldas, non sea corcobado, e que sea de buena carne e de buena coxa, e buen çanco, e buenas ventanas, e buenas manos, e los dedos cortos e gruesos, al contrario del nebli (IV, p. 73).
Acaeçe algunas uezes traer el falcón las tripas entre cuero y carne como aconteçe algunos buyes, que otro buey le da con el cuerno e le forada la ijada y no el cuero, e trae las tripas entre el cuero y la carne (fol. 10r).   Otrosy te digo que acaesce algunas vegadas traer el falcon las tripas fuera entre el cuero e la carne, asy como veras algunos bueyes a que otro buey da con el cuerno e le forada la yjada e non le forada el cuero, e trae las tripas entre el cuero e la carne (XXXVI, p. 172).

He extraído algunos ejemplos que demuestran perfectamente mi afirmación. Para ello me he valido de los párrafos más característicos y significativos del Canciller, es decir, de aquéllos que le pertenecen total y absolutamente y en los cuales hay alguna indicación histórica o curiosa que muestran su personalidad, algunos han sido pasajes de tipo autobiográfico6.

Las diferencias que se pueden observar son mínimas: çinco en lugar de ciento; Abtante por Alicante; grua por cuerva; par de ellos por copla (esta última se debe al manuscrito utilizado en la edición que manejamos ya que los mss. FHLMNOT7 dicen copla).

No todo lo que recoge Álvar Gómez de Castro entre sus papeles acerca de la cetrería procede de estos dos textos. Como cualquier renacentista ávido del conocimiento toma cosas de autores clásicos como Plinio o Aristóteles. Así, pues, su interés no se centra única y exclusivamente en la cetrería propiamente dicha, sino que sus intereses le llevan a hablar acerca de todas las aves de presa, con lo que se adelanta a muchos de los cetreros actuales, quienes además de cazadores son expertos en las aves de presa en general. Son pasajes con los siguientes:

La águila, como dize Plinio, sale de su nido pleno foro, y así es bueno madrugar para bolarle porque es buena costumbre, y aún no pareçen las águilas8.

El milano es enemigo p[arti]cular del cueruo, porque quita el milano al cueruo todo lo que tiene, porque asi en las vñas como en el uolar le haze uentaja y así la comida les causa enemistad. Aristóteles en el libro 9 de Animalibus cap[ítulo] 19.

También dize en el libro 28, cap[ítulo] 8 que dize Demócrito, que el camaleón tiene propiedad grande contra los halcones porque si andan uolando sobre él, los atrae a sí y se dexan despedaçar de los otros animales10.

También incluye anécdotas tomadas de quién sabe qué fuente o qué relato oral:

Lo del açor del Duque del Infantadgo, que yéndose el villano con la perdiz aviéndole preguntado el Duque si la tenía, y él, negándolo, le dexaron ir. El açor por las espaldas se asió dél con las patas, y la cabeça hazia baxo gritando al Duque. Tornaron a mirar al villano y halláronle la perdiz en el seno11.

Creo que queda suficientemente demostrada mi afirmación y puedo concluir que el famoso Libro de cetrería de Alvar Gómez de Castro no es más que una serie de notas, muy abundantes, entresacadas de la obra de Pedro López de Ayala, con ligeros errores, algunas veces, y con determinados aspectos o, mejor, párrafos de su conocimiento libresco o vital, que dan un carácter sui generis al escrito.


1 Juan de Sahagún, «Libro de cetrería» de …, «Glosas» de don Beltrán de la Cueva seguido del «Discurso del falcón esmerejón» del conde de Puñonrostro, Madrid, Caïrel Ediciones, 1984. Esta edición se basa, por no decir que es una copia, de la que publicó José Gutiérrez de la Vega en La Ilustración Venatoria, 8 (1885): 9‑10; 17‑19; 25‑27; 33‑35; 41‑43; 49‑51; 57‑59; 65‑67; 73‑75; 81‑83; 89‑91; 97‑99; 105‑06; 113‑15; y 121‑23.

2 Antonio Manzanares Palarea, Juan de Sahagún, «Libro de cetrería» de …, p. 9.

3 Julián Zarco Cuevas, Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El Escorial. Madrid, 1926. II, p. 209.

4 Los manuscritos autógrafos de Álvar Gómez de Castro conservados son 7869, 7897, 8624 y 8625 de la Biblioteca Nacional de España; K.iii.26, K.iii.28, K.iii.29 y K.iii.31 de la Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial. El que aquí interesa es el K.iii.31 ya que es el que contiene las anotaciones sobre cetrería.

5 Pero López de Ayala, Libro de la caça de las aves, ed. John G. Cummins. Londres, Tamesis, 1986. Los textos de la columna de la izquierda son los de Pero López de Ayala.

6 Está demostrado que el libro del Canciller es en parte traducción del Livro de falcoaria de Pero Menino. Véase Pedro López de Ayala, Libro de la caza de las aves, edición modernizada de José Fradejas Lebrero. Valencia, Castalia, 1959 (Madrid: Castalia, 1969), en la que lo que procede de Menino está impreso en cursivas; Pero Menino, Livro de falcoaria, ed. Rodrigues Lapa. Coimbra, Imprensa da Universidade, 1931, p. xxx.

7 Estas siglas corresponden a las utilizadas por Cummins en su edición del Libro de la caza de las aves (Londres: Tamesis, 1986) y han sido actualizadas y amplidas hasta comprender 35 elementos. Para una realción completa véase.

8 Álvar Gómez de Castro, fol. 7v.

9 Álvar Gómez de Castro, fol. 3r.

10 Álvar Gómez de Castro, fol. 3r.

11 Álvar Gómez de Castro, fol. 2v.

Creación / última revisión: 12.06.2012