Textos clásicos
Diogo Fernandes Ferreira
Arte da caça de altaneria
Quarta parte
En la qual se trata de todas las enfermedades que los gavilanes, açores y halcones pueden tener, y de los remedios para cada una
Capítulo primero
Cómo se limpia el halcón de los piojos
En viniendo el halcón a mano del caçador, le dé vaño para limpiarlo de los piojos, porque todos los traen, assí los de ultramar como los tomados çahareños en estas partes, porque los de fuera vienen muy juntos y unos los pegan a otros, y los çahareños tomados en estos reynos los tienen, que se les pegan de las aves que matan en que se ceban. Conócense en los halcones si cocearen y están inquietos en la alcándara, y no estando limpios desta inmundicia no andarán obedientes, porque con el sol se calienta aquella plaga y los inquieta, y a las vezes son tantos que se dexan ver entre las plumas del halcón. El baño se da de dos maneras: la una tomarán onça y media de oropimiente bien molido y cernido, teniendo el halcón derribado por persona que sepa. Estos polvos le echarán [fol. 99r] por todo el cuerpo del halcón, apartando las plumas para que mejor se haga. Este se da a los pollos porque es mejor para ellos y limpia bien el piojo. Y tomándolo en la mano luego se biene andando por cima de la pluma y con una cañita los echan fuera. Y estando el halcón bien mudado, vestido de hermosas plumas, porque no se tiñan con el oropimiente, tomarán una onça de pimienta bien molida y dos otavas de adormideras, todo bien molido y pasado por cedaço, lo atarán en un paño de lino limpio y delgado, y quanto quepan los polvos, y lo echarán en quartillo y medio de agua, y medio de bino blanco, y se calentará el agua en un cacito limpio, y harán que los polvos se cuelen del mismo paño, y quede el baño tivio y con la fuerça de los polvos. Con esta agua, teniendo el halcón derrivado por persona que sepa, se bañará el halcón mojando un pañito y corriéndole con él todo el cuerpo, advirtiendo que en las espaldas y en los encuentros de las alas tiene poca pluma, y no lo refrieguen de suerte que lo desuellen, guardando los ojos. Assí en este baño como en el otro, estando bien bañado, se envolverá en una toalla limpia de lino con las manos atadas en la lonja, y lo pondrán [fol. 99v] assí emborujado encima de un paño de color grande o en la capa del caçador, y lo cubrirán con una punta, quedándole la cabeça descubierta de la ropa pero teniendo el capirote en ella, y de aý a un poco se pondrán con él al sol, y teniéndolo en la mano le harán como arriba é dicho. Dixe que se avía de derrivar el halcón, estando él en la mano del caçador le tomarán por las espaldas, los dedos índices asirán las alas por donde se doblan, y los pulgares quedarán por las caderas y con la demás mano tirando hazia abaxo un poco, tomarán las alas con las piernas, salvándole quanto fuere posible el pecho, y luego en derrivándolo el que lo tiene en la mano, con la que le queda libre tomará las del halcón y las embolverá en las lonjas, y desta manera se le dará el baño.
Capítulo segundo
Cómo se cura el agua común de los halcones que no está vidrada, [a quien los castellanos llaman morrión]
Las personas que tratan en halcones y los tienen para bender, por escusar gastos les dan a comer viandas de poco precio como carne de baca, de obeja y de [fol. 100r] perro, la de perro se tiene por mejor, y no les dan plumadas, ni los ponen al sol, ni a desplumar, y los tienen encerrados a las vezes donde les da humo, y assí adolecen de morrión fácil de curar. Y se conoce dándoles de comer, saliéndoles por las ventanas y sacudiendo la cabeça, rocía el rostro del caçador y estornuda. Esta se cura echando unas gotas de agua ardiente en las ventanas y algunas vezes dándole a desplumar, y sus plumadas, y a comer buenas viandas, gallina. Y si el agua fuere gruesa den de adormideras bien limpias, mojadas en agua caliente, y en cada ventana le echarán su par de gotas, y si el halcón estuviere gordo hasta quatro. Y se pondrá un poco al sol, y le pondrán en la alcándara hasta que haga sus babadas, y bien tarde le darán de comer una pierna de gallina. Algunos caçadores untan el cielo de la boca del halcón con miel con el dedo metido en la boca, y le ponen encima mostaça molida que les haze purgar. Y para escusar en adelante esta enfermedad den siempre a desplumar al halcón dos vezes al día por lo menos, guardándolo [fol. 100v] del humo y malas comidas, que con esto se preservará de semejante dolencia.
Capítulo tercero
Cómo se cura en el halcón el [morrión o] agua vidrada
Esta agua se engendra en la cabeça del halcón y se llama vidrada por ser tan gruesa que tapa las ventanas al halcón, y es como muermo, y una de las peores enfermedades que acontecen a las aves, porque estando la cabeça doliente, el cuerpo padeze y luego el halcón muestra el semblante triste y los lagrimales de los ojos hinchados, y el pescueço grueso, y quando se abate o quando dexa de bolar, ba con la cabeça abaxo, y da en el obero con el pico, y quando come o despluma no muestra tanta fuerça como solía, y assí crece este mal. Para curarla, a las noches, quando no tuviere papo, échenle unas gotas de agua tivia avinagrada por las ventanas, o de çumo de cáscaras de naranjas, tomando las cáscaras y esprimillas en las ventanas del ave, que caigan algunas gotas dentro y se ponga en [fol. 101r] la alcándara, y déxenlo sacudir, y después tómenlo en la mano y denle a que tire un poco en el roedero, y a desplumar. Otro día le den una poca de miel dura y, metida en la boca, la tapen, que eche la miel por las ventanas. Y estará en la alcándara hasta que se sacuda de aquella agua, y denle a comer esse día a la tarde, y en el mismo día, después de comer, le probean agua, y beba della si quisiere. Hecho esto tomarán espique, clabos de jarofe y canela y flor de canela y atarlo todo en un lienço delgado; hierba en una caçuela limpia hasta qu’el agua tome sabor de las especias, y en esta agua tivia le den de comer una pierna de gallina mojada en aquella agua, y también se le dé la pechuga mojada en aquella agua como queda dicho. El agua de la çarçaparrilla haze el mismo efeto y la tengo por buen remedio para esta dolencia. Y refriéguenle el cielo de la boca con mostaça majada, que también ayuda a adelgaçar los umores. Desta agua se causa otra qu’es más vidrada [y gruesa] que la sobredicha, y con esta se procederá con los mismos remedios; tiene las mismas señales, salbo que los lagrimales de los ojos se hinchan y hazen como fuelles, y quanto más el halcón se abate, tanto más los lagri[fol. 101v]males se hinchan, y las ventanas se le tapan con el muermo quajado, que no sale fuera. Es enfermedad muy peligrosa. Chuparle á el caçador las ventanas con la boca, y echarle á dentro çumo de yerba santa, qu’es caliente y adelgaça el umor y es remedio experimentado, haziéndolo cada semana una vez hasta que sane, estando el halcón sin papo, y darle an siempre a tirar y a desplumar, y trairán ramos de ruda en qu’él pique, y porque semejantes enfermedades de la cabeça proceden de humores que suben del buche, le darán la carne embuelta en polvos de peregil tres vezes en la semana, y sus plumadas de algodón, y dentro, en ellas, tanto como una uña de pimiento y guarecerá.
Capítulo quarto
De la purga común del halcón
Necesario es purgar el caçador su halcón por las raçones ya dichas y para poder dél hazer a su voluntad, porque teniendo el buche sucio de las malas viandas, de no darle las plumadas necesarias, bienen llenos de humores y enchar[fol. 102r]cados con agua, puesto que no lo muestran, y es buen consejo purgarlos luego porque con la purga se desminuyen, y después, con el regimiento que con ellos se tiene, se acaban de gastar y se preserban de enfermedades futuras, y obedecen, y se les haze hambre verdadera, por lo qual deve luego ser purgado considerando la persona del halcón, y si tiene carnes o está falto dellas, porque conforme a la disposición se aya con él, notando también la voluntad que muestra de comer, y si buela como de antes acostumbrava, y si desecha las prisiones, y si no lo haze por orgullo y gordura y estar sobrepuesto, de creer es que lo haze por estar lleno de malos humores. Entonces se deve purgar notando juntamente las tulliduras, si son feas y mal ordenadas y de mal color. La purga se le dará dándole primero un coraçón de carnero deshecho en pedaços, en cocimiento de xarabe tivio de malvas o de borrajas o de raízes de lirio como queda dicho en la purga de los açores en el capítulo 17. [fol. 102v]
Las purgas destas aves son píldoras que se hazen de acívar y de mechoacán hecho polvos. Los antiguos davan a los halcones tártaros, que no aconsejo se den, que purgan con behemencia y estragan los halcones, y assí dize Pedro López de Ayala en el Tratado de la caça de halcones. Las píldoras se hazen, las de acívar, hecho polvos con el dedo mojado en miel, se juntan y dellos hazen las píldoras para los halcones, que basta sean las del gerifalte o sacre del tamaño de una abellana bien grande, la que se diere a los demás basta ser del tamaño del meollo della. Esta píldora se dará embuelta en un pellejo de pescueço de gallina o de otra qualquier ave a las diez oras de la noche, teniendo el halcón el papo gastado, metiéndola por la boca como las plumadas, y al siguiente día se le dará de comer de una pechuga de un pollo caliente [que esté] passada por agua tivia a las diez oras del día y, no aviéndolo, de un coraçón de carnero limpio de nervios; a la noche de comer de lo mismo que se le dio [fol. 103r] pasado por agua tivia, dándole un pedaço de açúcar candi; al segundo día y después que le ayan dado de una parte de gallina, le pondrán agua, y si la quisiere tomar o beber lo dexen, y de allí adelante procederán con buen regimiento. Esta purga se dará a la entrada de la muda y a la salida, y mostrando señales de enfermedad, que tal puede ser ella que sea forçado remedio más poderoso, y conforme a eso se procederá con la elección del caçador.
Capítulo quinto
Del halcón que enflaqueze
Muchas vezes por no aver purgado al halcón en tiempo combeniente, no darle de comer a sus horas, y muchas por poco y viandas frías, y carnes no frescas, vienen a enfermar los halcones, y enflaquezen y se desecan y puédenseles engendrar lombrices y filomeras. También sucede desecarse por estar heridos y mal curados, lo que algunas vezes acontece por descuido del caçador, por no mirar a su halcón, [fol. 103v] quando anda a golpes con las aves, a ver si está herido para curar dél, y andando así doliente se conoce por tener el semblante triste y se seca de carne y no despluma y ba enflaqueciendo. A esta dolencia si no le acuden de principio es mala de curar. Teniendo estas señales que dixe, si se enflaqueziere por causa de la herida, vea si es penetrante y en qué parte, y si estuviere soldada no le haga cosa alguna, aunque sea penetrante, más que darle buenas viandas. De todas las carnes, la de puerco fresco es la que más engorda, principalmente tocino fresco, el qual le pueden dar dos o tres picadas entremetiendo otras viandas, qu’ellas la comen de buena voluntad, y palominos y tórtolas y todas estas frescas y calientes, porque con ellas se remedian assí las heridas como las enfermedades causadas de las comidas destempladas, porque si la herida por de dentro tuviere alguna parte lesa, ayudado el halcón con comidas frescas y calientes dan fuerça a naturaleza y mejora. Algunas vezes le darán de un güebo duro [fol. 104r] limpio de la tela que está entre la cáscara y la clara, majado con manteca de bacas cruda, y deshecho con leche de cabras, de arte que no quede blando, y échenle un poco de açafrán molido, y de tercer a tercer día se le dé a comer mezclado con la carne.
Capítulo sexto
Del halcón asombrado
Muchos hombres quieren ser caçadores de aves y, por no saber la plática de la caça ni la orden que se tiene con los halcones, los enojan al ponerles el capirote, principalmente al principio, y le quitan el capirote muchas vezes delante de gente pensando que hazen bien, y el halcón, viendo cosas desacostumbradas, se abate, y el nuebo caçador no le acude poniéndole el capirote dulcemente, y queda el halcón tan escandaliçado que en viendo rostro humano y la mano grita echándose della abaxo, y los halcones que más presto se asombran son los gerifaltes, principalmente los torçuelos, y el caçador que ve assí el halcón asombrado se enoja con él dando bueltas con la [fol. 104v] mano en que lo tiene, y con esto cada vez más se asombra y enoja. Y para remediar mal tan grande combiene sean los remedios al contrario de los yerros hechos. Tomará un capirote bien hecho y que por él no vea cosa alguna, y bien cerrado, que aunque acocee y se sacuda no lo eche de la cabeça, y no se lo quitará sino para comer, y quando lo haga sea en una cámara escura, sin persona alguna, pero con una candela de poca luz, y allí le dé de comer después que aya entendido que tiene grande hambre, porque con ella olvide el escándalo y miedo que antes tenía, y déxenlo limpiar el pico y sacudirse, y pónganle el capirote dulcemente, hurtando la mano, que no la vea, y no lo entreguen a persona que haga yerros con él, y de noche, a la luz, le dé a tirar y sus dulces, y antes que amanezca lo tomen en la mano, y quando se baya asegurando le muden el capirote, y sea más avierto, que vea por él, y baya perdiendo el miedo que tenía antes de la gente, y así se procederá hasta que esté del todo seguro. Y siendo ya amigo se procederá con buen tiento. Los halcones neblíes quieren caçador sufrido, el qual no le quitará [fol. 105r] el capirote sino quando quisiere bolar y le diere de comer y a probar el agua en la alcándara y en el prado como ya diximos, lo que no tienen todos los demás halcones que sufren ver gente y estar sin capirotes en la mano. Quando el halcón fuere tan duro de condición que no obedezca por la regla de arriba, se abrá el caçador con él al contrario: a la noche lo lleve donde aya lago de agua o en casa en una vacía grande o lebrillo bien lleno de agua, y tómelo por los çancos ambos, rebolviendo en ellos las lonjas, y con la mano derecha assí atado lo suma todo en el agua dando con él algunos golpes que lo quebrante de modo que no se pueda él tener en pie y tiemble y esté a peligro de muerte, y quando esta obra se hiziere no tendrá nada en el papo, ni capirote en la cabeça, y á de estar con carnes y fuerças para sufrir el trabaxo, y lo enxugará al fuego, y déxenlo aquella noche sin comer mas con el capirote en la cabeça, y en amaneciendo le darán a degollar un pollo, y coma el coraçón y higadilla, y beba de aquella sangre, de todo poco, y como fuere gastan[fol. 105v]do vayan teniendo cuidado, dándole viandas buenas de gastar, y traerlo en la mano y procediendo como queda dicho. Yo hize esta buena obra a un gavilán y se enmendó. Pedro de Herrera, mi padre, la hizo en un sacre, y desde el día que lo compró al alemán, al sétimo día entró en el milano en el aire, y me dixo estando sumergiendo el sacre en una laguna en Almerín: "é de asombrar a estos caçadores del rey, los quales, saviendo que al sétimo día treináramos el sacre que era compañero de los suyos, que aun no les saltavan en la mano, lo tuvieron por cosa nueba".
Capítulo sétimo
De las gomas
Gomas son unas postillas que nacen en la boca y oídos de los halcones. Proceden del agua que les corre por las narices y ventanas en la boca y con el calor se engendran. Son fáciles de curar. Tomen un lienço delgado y límpienlas y sáquenlas, y rocíenle la cabeça con agua ardiente o bino hasta que sane.
Otras gomas nacen [fol. 106r] de ser los halcones tragones, que con la carne comen los güesos y se hieren en la boca. También estas no son de peligro. Quitarlas an sutilmente con una pajuela después que ayan hecho materia y que no hagan sangre, y pónganle encima una poquita de miel y sanará.
Otras ay que nacen en la cabeça y oídos, estas aun los que no son cazadores las conocen porque están en la cabeza y oídos, con postillas pequeñas como granos de mijo, y las tienen también por toda la boca, y entran hasta la garganta, que son malas de curar. Quítense con una pagita, también se quitan con una pluma aparada, trabajando quanto fuere posible por no hazerle sangre, y échenle encima un poquito de piedra alumbre molido en polvos en los lugares de adonde se quitaren las gomas, y estará el halcón derribado un poco hasta que los polvos hagan su efeto, y hazerle an esto de tres en tres días. Limpias las de la cabeça y de la boca, le untarán con gilipliega y sanará. Estando primero limpias con la pajuela, que haga sangre no importa.
A las gomas que estuvieren en las orejas no se les hará más [fol. 106r] que quitarlas con la pajuela y ponerle un poquito de algodón encima; y se hará dos vezes al día.
Sucede muchas vezes aver gomas debaxo de la lengua, y el halcón que las tiene trae la boca avierta. Derribándolo se las quitarán con la lanceta o con la pluma cortada a modo della, y las untarán bien de miel, y porque los halcones que las tienen en la boca no quieren comer, les meterán dentro la comida con el dedo porque no mueran desamparados.
Capítulo octavo
De los halcones que amanecen con papo
Muchos caçadores piensan que hazen regalos a sus halcones, principalmente quando matan alguna prisión de gusto, les dan grandes papos descuidándose de la ora en que les dan de comer, y qué vianda sea, y sucede no poder llebar al buche ni gastar lo que el caçador les dio porque ay unos halcones que más depriesa gastan la comida que otros, y dándoles de comer sin consideración, como digo, amanecen con el papo por [fol. 107r] gastar y es peligroso porque de semejantes yerros nacen dolencias. A esto se acude con mucha facilidad. Derrivarán el halcón y le echarán el papo fuera, como dixe en la criança de los gavilanes siendo pequeños, adonde lo verá el caçador. Siendo yo moço, saliendo a caça con Fadrique de Meneses, caçador del deán de Évora, largó el açor a una perdiz qu’él llebó en las manos, y quando lo hallaron la tenía toda en el papo. El pobre caçador, por traer perdizes para el amo, le echó el papo fuera estando yo presente, y después de sacudido tornó a caçar y tomó aquel día diez perdizes con él. Después de averle echado la comida fuera del papo, se pondrá de allí a un poco en el agua, y désele a comer de alguna cosa buena de gastar, pollo o tórtola o de ave pequeña y nueba que se pueda sospechar ser alguna indisposición, y se pondrá al sol, y procediendo con él hasta qu’el caçador conozca si procedió de comer mucho o de alguna indisposición, y si procedió de alguna indisposición le darán a comer de un coraçón de carnero quitándole la gordura y nerbios en agua tivia un par de días, y después como queda dicho. [fol. 107v]
Capítulo nono
Del halcón que tiene el papo lleno de viento
Viendo al halcón que tiene el papo lleno de viento y, aunque coma, no sale, le acudirá el caçador dándole a comer palomas y palominos vivos. Y coma quanto quisiere, y las más plumas que se le pudieren dar a comer envueltas con la carne se le darán, y esto harán tantas vezes hasta que sane, que pueden ser tres o quatro.
Capítulo dézimo
Del halcón que tiene plumadas viejas
De no advertir los caçadores cada día si los halcones tienen hechas las plumadas dándoles de comer teniéndolas en el buche, y a la noche pareciéndoles que su halcón la tiene hecha, la noche antes le da otra encima, y el yerro es no tener memoria de mirar cada día si hizo el halcón aquella mañana plumada. Esto se conoce por la orden siguiente: el halcón que las tiene, estando ya las plumadas podridas, no puede comer como acostumbrava [fol. 108r] antes que las tuviesse y se entristece y le güele mal la boca. Entonces le apalpen el lugar donde tiene el buche y deste modo, hallándole el buche duro, se conoce esta dolencia. El remedio es tomar manteca fresca de bacas y, no hallándola fresca, se labará en nuebe aguas, y della le den por la boca tanta cantidad como una nuez, y aquel día no coma cosa ninguna; otro día luego le den los tártaros, como queda dicho en el capítulo quarto de la purga, o le den polvos de tabaco (que yo tengo por mejor), cantidad de un grano de lenteja enbuelto en la carne. Esto le darán antes de comer cosa alguna, que no dudo que en menos de media ora eche lo que tuviere en el buche, y si se emborrachase con esto, no piensen qu’es de muerte. Después le den de comer de un coraçón de carnero labado en agua tivia, bien limpio de gordura y nervios, y nótese qué tulliduras haze. A otro día se le dé una presa de gallina, y mostrando mejoría le den del coraçón labado como digo, interpolando los días, a ora dél a ora de [fol. 108v] gallina, y algunas vezes un terroncillo de miel primero que coma, y le darán siempre a comer tales viandas que no lleben nervios ni güesos ni plumas. Y los halcones enfermos deste mal, aunque guarezcan, no se les dará plumada, y siendo necesaria sea pequeña y de algodón o de pellejo de liebre (digo de los pelos de la liebre). No le falte sol ni agua.
Capítulo onze
Del halcón que tiene el buche hinchado y grueso
Esta enfermedad se conoce quando pierde la voluntad de comer y haze las tolleduras gruesas y en ellas viene materia negra entre la blanca, y se ben unas güérmeces como de ratón, y el halcón tolle de rato en rato, a la qual se acude purgando el halcón. Tome açúcar candi molido menudo porque mejor ba al buche, y métanselo en la boca, y quando hiziere la tollidura del açúcar estará al sol siempre, hasta que haga tollidura como antes acostumbrava, y pruébele al agua aquel día en ayunas, y se le dé de comer de un coraçón de carnero limpio de nervios y gordura embuelto [fol. 109r] en çargatona, y se purgará como queda dicho en el capítulo de las plumadas viejas. También se purgue tomando dos partes de hermodátiles y una de túrbit y tres de açúcar blanco, estas cosas todas majadas y cernidas se darán al halcón conforme tuviere el cuerpo. Al gavilán se dará cantidad de una plumada de gavilán, los polvos embueltos en un pellejo de pajarillo; al halcón, cantidad de la plumada que se le acostumbra dar embuelta en un pellejo de pescueço de gallina, y lo mismo se hará a cada ave que se le quisiere dar. A otro día por la mañana le darán sus picadas de coraçón lavado, y de aý adelante su vianda ordinaria, y esta purga es sin peligro. Y el día que se le diere coma de un coraçón de carnero labado en agua tivia, y después su vianda ordinaria. La causa desta enfermedad es yerro del caçador, dándole de comer demasiadamente al halcón, dos vezes al día, pareciéndole que acierta, y deste comer mucho todos los días se hinche el buche y tripas de materia y assí pierde la voluntad de comer. [fol. 109v]
Capítulo doze
Del halcón que tiene lombrizes
Por no averse purgado los halcones a su tiempo y tener el buche sucio se engendran las lombrizes. Que esto sea verdad se prueba purgando algunas vezes los caçadores a los halcones con los tártaros, ignorando aver lombrizes, porque con los tártaros las echan no estando aún vivas, mas ya engendradas, que si ellas estuvieran vivas no las matarían los tártaros, mas mortificarlas ían por algunos días, aunque digo más, que quando dan los tártaros, echa la semilla de las lombrizes solamente vermejas como granos, y quando están engendradas son malas de echar. Estando vivas conocerá tenerlas el halcón porque ba muchas vezes con el pico al obero y se rasca en él y entre las piernas y en el papo. Algunas vezes no muestra estas señales y tienen lombrizes, y assí el caçador mire muy a menudo la tullidura de su ave, y si el halcón las tiene, luego se ven en la tullidura algunas vermejas como gusanos, y se conocen quando esto hazen que las tienen [fol. 110r] vivas, las quales se engendran de vianda gruesa y dulce, y se an de curar deste modo. Tomen açafrán y métanlo dentro de un coraçón de gallina, y quando el caçador aya entendido que está ya desmolido en el buche, tomen simiente de yerba lombricera, y déla en coraçón de gallina, cantidad que se pueda bien encubrir la yerba, y no aviendo esto tomen leche de cabras en un baso limpio, y póngase sobre fuego manso, y en esta leche se echen dos yemas de güebos y menearse an hasta que se quagen, y destos güebos se dé a comer al halcón, y quando no tuviere nada dello en el papo, le den la yerba lombricera o polvos de encienso metidos en una tripa de gallina que haga el bulto de una abellana, porque están las lombrizes movidas con el açafrán y regaladas con el dulce, y yendo lo amargo las mata, para lo qual se darán también las píldoras de acíbar hechas como enseña el capítulo de agua vidrada y la hinchaçón del buche. [fol. 110v]
Capítulo treze
De las filandras o filomeras
Esta enfermedad por la mayor parte es mortal en los halcones, y por ser al principio escura y dificultosa de conocer. Quando estas filomeras se engendran da el halcón mucho con el pico en la espalda y a menudo, y se sacude muchas vezes, y aprieta la mano del caçador y se estremece, y este se entiende ser el principio dellas. Y el caçador se deve reber en su ave como la muger en el espejo. A esto se acude dándole a comer tres días de la pechuga de un pollo mojada en xarave tivio de lirio, como dixe en la purga de los açores, y harán nueve píldoras de acíbar sacotrín, del tamaño cada una de un garbanço pequeño. Destas le darán tres cada día en nuebe días, un día sí y otro no. Y quando las metieren en la boca, si las quisiere echar, le taparán el pico, y este es el remedio que tiene esta enfermedad, y el tiempo más peligroso es en la muda, al derrivar las tiseras. Los franceses, por huir este peligro, compran por más precio los halcones después de mudados que antes. Y para [fol. 111r] evitar esta dolencia, que por la mayor parte es mortal en los halcones, se le dará sangre de gallina tres vezes en la semana, y beba de aquella sangre como queda dicho en la regla de los neblíes.
Capítulo catorze
Del halcón que tiene piedra
Esta piedra vi yo muchas vezes en los gavilanes nuebos quando los prendía y le ponía el capirote con la mudança de estado, estando más tiempo sin hazer tolledura de lo acostumbrado, se le engendrava esta dolencia. En los halcones se engendra por comer malas viandas y gruesas, y se ajunta en la tripa que ba del buche al obero, y se haze una piedra como lapis de sastre. El halcón que la tiene acomete a hazer tollidura una vez y otra, y no echa por el obero más de quanto le ensucia las plumas, y acude con el pico a aquel lugar y menea la cola y da con ella en el guante. Acúdese con darle a comer semilla de peregil mezclada con la carne o en un coraçón de gallina, porque con [fol. 111v] esto se dispone la materia, y después de hecho esto le den una poca de miel dura, tanta como una nuez, en pedaços, y viendo que haze la tolledura de la misma miel, denle coraçón de carnero con çargatona, y no la aviendo se le dará manteca cruda, y si la piedra estuviere ya junto al obero y de grande no la pudiere echar, derríbesse el halcón y lábenle el obero con agua tivia, y tiéntesele aquel lugar, y hallando la piedra, apriétenla mansamente con los dedos como quien exprime un nacido y con esto saldrá, y el mismo día le darán miel y coraçón de carnero con la çargatona, y de aí adelante se govierne con buenas viandas. Dura cosa me parece en las aves usar de hierro, mas si con los remedios no se pudiere el caçador valer, hará como se acostumbra con los capones, que los abren para quitarles los genitales. La avertura se haze por lo güeco de la barriga, por un flanco, trasquilando la parte, y para asegurarse el caçador se meterá de cada vanda de la avertura un hilo con una aguja, y atrabesada se ajuntarán las puntas de cada parte y abrirán el golpe, y con el dedo [fol. 112r] vea el caçador si la puede encaminar al obero, y no pudiendo ser se rompa con lanceta el lugar donde estuviere la piedra, y sacada se cosa assí el lugar de donde se sacó la piedra como avertura y le echarán sangre por encima, y la suelda de que habla atrás el capítulo de pierna quebrada, y se govierna con buenas viandas. Ya se á hecho y vivió el halcón.
Capítulo quinze
De la fístola que se haze en la herida del halcón
Muchos halcones se hieren viniendo cayendo a las aves con fuerça, por encontrarse con ramas de árboles o matas, y muchas vezes por quedar heridos de las garças y grullas, y por ser las heridas mal curadas se afístolan. Siendo hechas en partes nerbosas son duras de curar con medicamentos. A estas se acude con fuego. Tómese un botón de hierro (no del todo caldeado) y póngasse en la parte afistolada sotilmente, y si en el lugar de la fístola ubiere carne crecida se quemará con una paleta no caldeada del todo con el fuego, [fol. 112v] y encima desta quemadura se untará con aceite o manteca cruda, y le echarán encima polvos de albayalde, y criará postilla gruesa, y si en ella criare alguna materia la quitarán sotilmente, y échenle polvos [de albayalde] dos vezes al día y assí guarecerá.
Capítulo diez y seis
De la começón de los halcones que tienen en las plumas y las arrancan y comen
En el tiempo que los halcones mudan las plumas, tienen todo el cuerpo movido en sangre nueba, y con la mucha abundancia della y con darles viandas calientes para que les crezcan las plumas se les causa una começón en el lugar donde las plumas de las alas y cola le apuntan. Estando assí en sangre, van con el pico a ellas y las arrancan y comen, y es gran daño. El remedio que ay para acudir a esta começón es tomar polvos de acívar sacotrín embueltos en miel, y pónganlos en aquel lugar donde tuviere la començón y començaren a nacer las plumas [fol. 113r] y para aplacarle la sangre le darán a comer pollo pasado por agua de malbas cocida, y lo trairán de contino en la mano hasta que se descuide el halcón y se aplaque la começón. El acívar amarga mucho y con la miel puesta en aquel lugar, yendo el halcón con la boca, gustando lo amargo, no buelva como solía; también los polvos de la coloquíntida que ay en la botica harán lo mismo, que son mucho más amargos.
Capítulo diez y siete
De la uña que se quita o cae al halcón
La principal cosa que combiene tener el caçador es ser sufrido, porque las aves carecen de raçón y con el mayor sufrimiento y paciencia hazen los halcones todo lo que dellos quieren los hombres. Y no aviendo sufrimiento es muy al contrario, por la qual razón encomiendo a los caçadores el sufrimiento, que ay muchos halcones tan mezquinos, hambrientos y agarradores, que estando aferrados en el ave que matan no los pueden desaferrar della, y lo mismo [fol. 113v] hazen quando les dan de comer, hiriendo las manos del caçador, y el mal sufrido los desaferra sin tiento, y por estas ocasiones sucede arrancárseles las uñas a los halcones en todo o en parte, y si estuviere aun todavía pegada y no salida del todo, derríbese luego y córtenle la dicha uña con las tenazas, que no llegue a lo vivo, y tomarán sangre de drago, y volo arménico, y acívar, y todo molido suelda muy bien y de aquel polvo se eche encima de la uña poniéndola en su lugar primero, y con un lienço delgado se coserá que quede bien compuesta y apretada, y huelgue hasta nuebe días teniendo siempre el paño cosido. Y si la uña estuviere arrancada del todo, tomen los dichos polbos y cubran con ellos la uña metiéndola donde salió, y tomen el más delgado cuero de guante que se hallare y cósanlo muy bien hasta por cima de la junta. También poniéndole encima hiel de qualquier animal, con un pellejo de gallina por cima, haze el mismo efecto cosido como queda dicho. [fol. 114r]
Capítulo diez y ocho
Del halcón que tiene clabos en los pies
Estos clabos acontecen en todos los halcones y se hazen en las plantas y fuentes de los pies unas postillejas del tamaño de clabos pequeños por que tienen este nombre. Y los halcones más sugetos a esta enfermedad son los gerifaltes, los quales son grandes y pesados, y con el peso del cuerpo y calor de los pies carnosos se les engendra esta enfermedad, y es de grande disgusto para los mismos halcones, los quales con el rezelo de dolerles las manos dexan de apegar en la caça. Esta dolencia es dificultosa por ser en los pies donde ay muchas juntas y nerbios, y con el peso del cuerpo de la ave se impide el efeto de la medicina y se alarga la enfermedad por más tiempo. Al principio, viendo que tiene las manos hinchadas, lo pondrán encima de una piedra redonda del grueso del alcándara, y encima della un paño de lienço doblado quatro vezes, mojado en binagre destemplado sobre el qual se pondrá el halcón, rociándole las manos a menudo con agua rosada, [fol. 114v] y, no obedeciendo, le pondrán çumo de limones mezclado con acívar hecho a modo de ungüento, que es remedio más poderoso y deseca los humores y los deshaze y resuelve, y lo pondrán dos vezes al día mojando los paños en el vinagre a menudo. Y siendo caso que la enfermedad ba adelante y los clabos están assidos y de mala faición, entonces le cortarán todas las uñas de las manos hasta que salga sangre y tomarán trebentina, y jabón francés, y ceniça de sarmientos; de la ceniça y jabón partes iguales, y de la trebentina mayor parte, y lo echarán todo en una caçuela nueba pequeña y se pondrá sobre las brasas y hierba meneándolo con un palo hasta que se haga ungüento un poco duro, y frío del todo se hará deste ungüento enplasto estendido sobre un cuero de guante bien delgado, del tamaño de la palma de la mano del halcón que tuviere los clabos, y por entre los dedos saldrán unas lenguas del mismo cuero para que se aten en el çanco y quede seguro, que no se afloje, y assí atado lo dexarán en la alcándara por espacio de tres días, y pasados [fol. 115r] se lo quitarán. Y si aquellas postillas se lebantaren como que se quieren arrancar, tienten con la espinça si lo quieren hazer y, no saliendo blandamente, le tornen a poner el mismo emplasto, y con esto saldrán los clabos, y después, de fuera, en el lugar donde estavan, se echarán polvos de cardenillo y de rasuras de pipa y de atutía, partes iguales, todo bien molido y cernido, y pondrán el mismo cuero con ungüento amarillo y de atutía y apostolorum mezclado partes iguales, labando la mano del halcón primero con bino cocido con rosas secas y romero, y agallas de ciprés. Sea el bino mezclado y meneado con agua, á de hervir todo, que mengüe la mitad. Deste labatorio se usará después que los clabos estén fuera del todo, qu’el labatorio se usa para limpiar la llaga que quedó de los clabos y desecar los humores, y de tres en tres días le pongan ungüento apostolorum, que tiene virtud de limpiar semejantes llagas, y procediendo desta arte sanará. Después se tendrá cuidado de ponerlo sobre los paños de vinagre o encima de una almohadilla de rosas secas, rociándole las manos con agua rosada o binagre que las resfríe. [fol. 115v]
Capítulo diez y nuebe
Del halcón que tiene los pies hinchados
Hínchanseles los pies algunas vezes a los halcones por tener las pigüelas apretadas y de mal cuero, y siendo el halcón debatidiço mucho más, lo qual se causa por culpa de los caçadores. Y si las pigüelas fueren causa de la hinchaçón, se cortarán y en su lugar le pondrán unas de olanda, y le cortarán todas las uñas de los dedos de la mano hinchada hasta que salga sangre, y después le untarán el pie doliente con ungüento de dialtea dos vezes al día. Y no desinchándose y haziéndoseles unos ñudos y borujones del tamaño de granos pequeños, tomen çumo de limones con polvos de la entrecáscara del alcornoque, con que curten las suelas, bien molidos y cernidos, y como emplasto lo pongan encima de los ñudos y dureças, que las deshará, y lo mismo la hinchaçón de las manos que aprietan y desecan mucho. Y quedando las dureças sin resolverse, no se canse el caçador, que estas se sacan con una lanceta y botones de fuego, mas antes que se eche mano al hierro procederán ablan[fol. 116r]dándolos [con ungüento de dialtea]. El botón de fuego que se diere será caliente, mas no hecho brasa. Y sucediendo qu’el ave que tales ñudos tuviere no dexe las aves y las tenga hasta entregarlas, disimulen con él, que puede suceder que siendo el fuego dado por caçador poco experto le haga el botón de fuego más mal que el que tenía antes, y si todavía le dieren botón de fuego le pondrán encima manteca cruda o unto de garça y albayalde.
Capítulo veinte
Del halcón que tiene pierna quebrada
Son tantos los casos que suceden en la caça y tan increíbles que si no se ubieran visto o contados a caçadores no se pudieran dezir, como aconseja don Jorge Manrrique: "las cosas de admiración no las cuentes, que no saben todas gentes quáles son". Contar que un halcón tan pequeño como es un tagarote de un golpe derribe un cisne y una garça y mata una grulla, abe tan grande como un hombre, que quien no lo viere no lo podrá creer. A un halcón mío, altanero, se le quebró una pierna golpeando las ánades aferrado en ellas en el aire, y venido abaxo traía la pierna quebrada por la rodilla. Acúdase [fol. 116v] a esto desta forma: tome incienso y almáciga y sangre de drago y piedra sanguina, tanto de uno como de otro, y molido todo bien, cada cosa por sí, lo mezclen con una poquita de harina de trigo, que sea la quarta parte de los polvos, y la amasarán con clara de güebo bien batida, de manera que se quite toda la espuma, y con la masa que de todo esto se hiciere, derriben el halcón, y si la pierna estuviere quebrada por la rodilla, trasquilarle an las plumas, y de cañas harán unas cañuelas de hechura de tablillas delgadas del largor necesario, que tome bien la quebradura, teniendo cuenta que quede la pierna bien limpia sin plumas, y úntenle la pierna con el sobredicho ungüento, y pónganlo a manera de emplasto, poniéndole encima estopas de seda blanda, sin ñudos, y cúbranlas de aquel emplasto, y después del emplasto puesto sobre las estopas se pondrán las cañas liadas alrededor de la pierna, y tomen un lienço del largor de las cañas y lo envolverá muchas vezes por cima de las cañas, apretando del modo que parezca ser necesario, y por cima apretarán con un hilo y lo [fol. 117r] coserán de manera que no sea floxo, dándole luego de comer suelda, cantidad de un garbanço, y si no la quisiere comer se la metan por la boca. La suelda mejor de todas se haze tomando momia, que la tienen los boticarios, y pez y çargatona y la semilla de la yerba menudilla que llaman suelda menor, y semilla de mastuerço y suelda rasa de Alemania. Y tomarán de la suelda menudilla una parte, y a respeto della la quinta parte de pez, y çargatona, y semilla de mastuerço, y de momia la otava parte, y cada una destas cosas molida por sí muy bien; y mezclarse an todos estos polvos y después de estar todos bien mezclados, se metan en un saquillo de cuero, y puestos al sol bien apretados con las manos, y si no hiziere sol méteselo en el seno a raíz de la carne. De mi consejo todos los caçadores, principalmente los mayores, tengan consigo esta suelda, qu’es excelentíssima, y, no la aviendo preparada, le pueden dar semilla de mastuerço, o suelda de momia de tres en tres días metida en un [fol. 117v] coraçón de gallina del tamaño de un garbanço. Sea la suelda que se diere como queda dicho. El comer sea pollo de gallina, tórtola, palominos, y la comida esté picada de manera que no tenga trabajo ni estribe sobre la pierna doliente. Y pasados veinte y un días se le desaten aquellas ataduras y le den de comer en la mano hasta que esté bien esforçado, y poniéndolo en la alcándara y de noche sobre una tabla, donde estará desde el principio de la cura para que si quisiere echarse lo pueda hazer, y assí guarecerá. Y estando quebrada por el çanco se curará de la misma manera, quitándole las pigüelas y el cascabel. Dixe que fuessen las estopas de seda por más blanda y amorosa, y en su lugar se pueden poner las del lino o el mismo lino.
Capítulo veinte y uno
Del halcón que se le quiebra el ala
En el capítulo pasado dixe las ocasiones [fol. 118r] por las quales sucedía quebrárseles las piernas a los halcones, las mismas, y aun más, acontecen en el quebrar de las alas, porque demás de que bregando con las aves se les quiebran, muchas vezes perseguidos los dorales y garçotas de los halcones, se acogen al ganado, pareciéndoles que pueden assí escapar la furia de los halcones, y los mismos animales con los pies las quiebran y aun los matan. A mí me sucedió largando un açor a un abe, ella de miedo se acogió entre unos puercos y se metió debaxo de uno. El açor la siguió y aferró en él, el qual con el dolor gruñó tan recio que juntó todo el rebaño, y quando saqué mi açor libre lo tuve a gran ventura. Y por semejantes sucesos y otros muchos se quiebran las alas a los halcones, a lo qual se acude deste modo: trasquilándole las plumas del ala quebrada, y después le igualan los güesos poniéndolos en su proporción, y le pondrán el emplasto por el modo que dixe en la pierna quebrada: con las cañas, estopas y ligaduras hechas con arte conforme a la quebradura, poniéndole [fol. 118v] las cañas encima de las estopas, las quales atarán con un hilo, que queden firmes, y por cima se pondrá un lienço delgado y limpio, y cásase que quede bien firme. Estando esto hecho, le encogerán el ala como el halcón la acostumbra a tener, enborujado assí en un paño cossiéndolo todo junto, del ala y del paño saldrá una tira del largor de un dedo con que, atravesando el pecho por debaxo del papo, ceñirán al halcón y, metiéndole la tira por debaxo del ala, tornarán a cosella en la misma tira, de modo que siempre quede el ala encogida en aquel lugar que conviene para soldar, y la misma quebradura enseñará el modo que se á de tener con ella, que lo demás dexo al ingenio de cada uno, y se le dará la suelda como queda dicho, y desde el primer día que se curare estará encamisado tanto tiempo hasta qu’el emplasto se seque, y estando seco se desencamisará el halcón y se pondrá encima de una tabla llana en que se eche si quisiere, atado por las lonjas, y estará assí veinte y un días. El comer sea según diximos en el de la pierna quebrada, y esté sin [fol. 119r] bolar hasta que pase la muda y cobre plumas nuebas, y no aya duda que guarecerá, que ya vi un halcón con una ala quebrada curado desta suerte y ser después tan bueno como antes era.
Capítulo veinte y dos
Del halcón que se le quiebra el ojo
Si por alguna ocasión se le quebrare algún ojo al halcón o a otra qualquier ave, se curará desta manera: tomen yerva de golondrina y bulça pastoris y magen cada una por sí y saquen los çumos, los quales juntos se echarán en el ojo del ave rebuelto con una gota de miel, lo qual se hará con una pluma estando el halcón derribado, y después de averle echado estos çumos le meterán el capirote. Y estése el halcón derribado hasta que le paresca que está el çumo consumido porque no lo sacuda. Y tengan por cierto que si la niña no está herida, que cobrará toda la vista, y si estuviere herida quedará con la hermosura del ojo, aunque no vea. Esta medicina se hará dos vezes al día hasta que el ojo esté con la hermosura que antes tenía, y quedándole nube le eche polvos de coral blanco molidos y bien cernidos, y así quedará sano. fol. 119v]
Capítulo veinte y tres
Del halcón que tiene hinchazón entre cuero y carne
Aconteciendo que tenga el halcón entre el cuero y la carne apostema llena de viento, qu’es muy feo en las aves, se curará muy fácilmente tomando una lanceta delgada y picándole con ella adonde está el viento, y salido el viento tomarán incienso cocido en bino blanco, y con este cocimiento tivio laben aquel lugar, y luego será sano.
Capítulo veinte y quatro
Del halcón que rebesa lo que come y tiene las tripas frías
Por descuido del caçador y no tener cuidado de dar en el invierno las plumadas necesarias a los halcones y açores, y darles a comer la carne fría en tiempo de invierno, y estar en casas ventosas y de teja vana en tiempos fríos, sucede adolecer desta enfermedad, y es muy peligrosa y mala de sanar porque les resfría [fol. 120r] el papo y el buche. Esta enfermedad se conoce quando el halcón rebesa a menudo y no logra lo que come, y muestra tener voluntad de comer, y buen semblante, mas como va enflaqueciendo se viene a entristecer. Combiene antes que tenga esta señal acudirle luego, porque después no tiene remedio, porque tiene el buche fruncido y encogido, y el papo no quiere recivir en sí cosa alguna. A esta enfermedad se acude por este modo: tomen palominos nuebos y ahóguenlos desta manera: quebrándoles el güeso del pescueço junto a la cabeça sin que se le rompa el pellejo, y estando cabeça abaxo llégasse toda la sangre en aquella parte del pescueço quebrado, y esta sangre assí quajada y caliente le darán a comer tres vezes al día, y dende en adelante la misma sangre y una tetilla, comiendo poco y a menudo, y buenas viandas, y porque no venga a mal tan grande harán como encomiendo en el regimiento y regla del açor. [fol. 120v]
Capítulo veinte y cinco
De la herida qu’el halcón tiene avierta o cerrada
Viendo al halcón herido, se trasquilará la parte donde estuviere la herida, y si fuere grande y larga y estuviere con plumas o tierra, la limpiarán y la coserán cogiendo con el aguja alguna pizca de carne para que así quede más firme y suelde mejor, y atarán cada punto sobre sí, y le echarán ençima la suelda que dixe en el capítulo de la pierna quebrada. Y, estando sana, le cortarán los puntos y le quitarán el lienço. Y estando la llaga avierta se lavará con cocimiento de incienso tantas vezes qu’el cuero que antes estava verde se ponga de color del otro, y si la herida o llaga fuere entrando por debaxo del cuero se le romperá y lo lavarán con el mismo cocimiento como queda dicho. Y si la llaga fuere honda, después de lavada le echen polvos de romero bien cernidos, y lo lavarán con el cocimiento de inciensos y bino tivio, y así procederán hasta que sane. [fol. 121r]
Capítulo veinte y seis
De las abatiduras y caídas del halcón
Sucede caerse la alcándara por descuido juntamente con el halcón y ser él abatidiço, y de la caída y abatiduras echar sangre por la boca. Para esto tomen sangre de drago y momia y açafrán, y todo majado junto se dará al halcón en una pierna de gallina quanto sea una plumada, y la carne que después se le diere sea pasada por cocimiento de yerba escabiosa y sanará.
Capítulo veinte y siete
Del halcón que tiene las tripas de fuera
Teniendo el halcón las tripas de fuera, se abrirá un palomino por las espaldas y assí caliente y casi vivo se pondrá sobre las tripas del halcón, y estando ellas calientes las meterá de adonde salieron y coserán la herida por cima, limpiándole primero la herida de las cosas estrañas y trasquilando las plumas del lugar de la herida, entonces le coserán [fol. 121v] el lugar por donde las tripas salieron como los curtidores cosen los pellejos, y sobre la costura untarán la parte con la sangre de palominos, y encima della se echará la suelda que queda dicha y polvos de incienso macho, y lo mismo harán polvos de romero bien cernidos.
Capítulo veinte y ocho
Del trópico del halcón o empançón
En los halcones se engendra idropesía como en los hombres, la qual dolencia los caçadores con nombre rústico llaman trópico o empançón, que queda casi respondiendo el nombre que verdaderamente es suyo de idropesía. A los halcones que padezen esta enfermedad se les hincha el vientre (como a los hombres la barriga y estómago) y se le secan las piernas, y las tolleduras son desvariadas, sucias y floxas y no pierden el comer, mas en el vientre tiene una apostema y vulto tan grande como un güebo. Los halcones a quien este mal más acontece son los gerifaltes, por ser pesados y ahogadiços, y de su naturaleça queximbrosos, y si con estos sucede descuidarse estando en la alcándara, se abaten y dan golpes que se quebrantan, y de no dárseles [fol. 122r] las plumadas necesarias, aviendo humores, y de comer desordenadamente, se le congela este mal escalentándose aquella begiga y apostema que trae en el vientre, de modo que abrasa y enpodrece las entrañas, hígados y buche del halcón y llega a lo último de la vida.
Acúdese a esta enfermedad derribando el halcón. Y átenle las manos con las lonjas y con unas tigeras buenas le trasquilen el bientre bien limpio de plumas y vello, y teniendo el vientre trasquilado le pongan las espaldas hazia abaxo, y el vientre hazia arriba y con una lanceta le abran el vientre, començando desde la punta del pecho en derecho del obero no llegando a él, que la avertura y golpe que se á de abrir no será mayor que quanto se cosa con tres puntos no aviendo más de entre punto y punto de medio dedo de distancia, y le echarán el agua de la apostema fuera del todo, y coserán la avertura como queda dicho en el capítulo del halcón de las tripas de fuera, que es como los curtidores cosen los pellejos, la qual [fol. 122v] obra para hazerse con arte hágalo un cirujano, que tiene aparejos y costumbre. Y por cima de la costura le echen sangre de una gallina y si digo que por cima le echen sangre es porque el vientre es lugar de poca sangre y tiene necesidad della para soldar, y cubrirán la parte herida y cosida con la suelda dicha en el capítulo diez y siete de la uña fuera, y después tomen de la suelda que habla el capítulo de la pierna quebrada, y desto se dé al halcón cantidad de un grano de comer metiéndoselo por la boca, y en todo este día no se menee y esté rebuelto en un lienço echado sobre un cabeçal, el vientre hazia abaxo, y a la noche se le dé a comer media pierna de gallina picada y esté quitado el escudete, qu’es aquella parte de fuera, y si no quisiere comer se le meterá por fuerça en la boca, y esté encamisado nuebe días, en ellos se le dé siempre de tres en tres días su suelda en un coraçón de gallina contía de un grano de comer, y al fin dellos se desembuelva y se ponga en una buena alcándara con su almohada debaxo de las manos. Á de ser de paño blando de la[fol. 123r]na, llena de la misma, y si no quisiere estar seguro se ponga sobre una tabla y plegado en ella un paño de muchos dobleces porque esté caliente, y la parte donde estuviere sin viento ni humo y caliente, y al dézimo día o a otro onzeno se cueça incienso en bino blanco en una caçuela pequeña, y hierba hasta que esté cocida, y con este cocimiento se lave cada día aquella llaga, y assí esté quieto, y coma picada la carne por diez o doce días. Sean las viandas buenas, y después coma por su pico, y no se le dé plumada. Y desta suerte se á de aver el que curare esta dolencia, antes qu’el hígado y buche se escaliente, y sanará. Y si el halcón tuviere el hígado y buche dañado, está en duda si guarecerá o no, por lo qual combiene qu’el caçador sea cuidadoso y vea si su halcón muda el semblante y qué dolencia tiene para acudirle a tiempo con los remedios necesarios, que a tiempo los pueden hazer que no aprobechen. [fol. 123v]
Capítulo veinte y nuebe
De cómo se deve hazer la muda al halcón
Los halcones baharíes y sardos, mallorquines y los tagarotes de Romania son los que más depriesa comiençan a mudar, y assí salen más tempranos. Yo vi un halcón baharí que en la primera semana de agosto salió de la muda desainado, y aquella misma semana lo cebaron; más comúnmente comiençan a mudar en la primera semana de junio, y unos son más tempranos que otros. La muda y parte donde an de mudar sea sin humo y quieta, y que no tenga más de una ventana, que se abra quando quisiere el caçador, porquel halcón esté quieto. La alcándara se hará alta de tierra por causa de la humedad, en tablas y palos recios y en la sala tenga alguna piedra, y esté siempre limpia, y tenga su arena, y de noche luz, y algunas vezes [fol. 124r] se le pongan terrones con yerbas verdes, que parezca campo, para que con aquella verdura tome plazer. Coma en la mano quando él quisiere, principalmente a la tarde, atendiendo a qué semblante tiene, porque estando triste, si ubiere menester curarle, se cure.
Capítulo treinta
De algunos halcones que no quieren mudar
Començando ya los halcones a derribar las plumas, como las corbas hazia los cuchillos, traigasse en la mano y no se ponga en la muda hasta que derribe las plumas de la cola, y coma quanto quisiere de buenas viandas, y quando las aya derribado se pondrá en la muda, y denle tórtolas bien cebadas y gordas, y palominos enjutos, principalmente quando governare las plumas mayores, y quando le dieren las aves sean peladas y bien [fol. 124v] limpias con un paño del piojo, y muchas vezes, aunque assí sean bien tratados, dexan de mudar por no entrar en la muda purgados, y otros por el escándalo que toman de la casa en que los ponen y si por causa de la dolencia dexare de mudar, considere el caçador quál sea, y conocida cúrela según queda dicho en cada capítulo, y si dexa de mudar por no estar purgado, no se halla el caçador sin culpa, y si el halcón dexa de mudar por orgullo y no quiere sosegar, a esto se acude sacándolo de la muda, dándole a comer poco, tres o quatro días, de manera que venga a tener buena hambre, y tórnese a la casa, y le irán dando poco de comer hasta que sosiegue, y no tan poco que enflaquezca, mas con moderación, y dende en adelante se le den buenas viandas y de ocho a ocho días se le dé un papo de carnes de carnero, de la pierna fresca y caliente, para assí desenfadarlo. Al principio de la muda le darán tórtolas que son muy buenas para que los halcones tomen carne. Des[fol. 125r]pués que comiencen a derribar las plumas reales, son buenos los palominos que ayudan a crecer las plumas grandes, en especial los cuchillos mayores, que están en lugar de poca carne, que son las alas, y an menester ayuda. Los palominos enjutos es la mejor vianda que se les puede entonces dar. Bueno es mudar las viandas porque no se enfaden; también es bueno darles las mollejas de los machos y cabras, las quales se hallan en el pescueço detrás de la garganta y en las orejas, y se le darán dos vezes en la semana, y de cada vez le darán su papo dellas, y si el halcón no las quiere comer, denle otras viandas, dándole tientos de quando en quando con las mollejas hasta que del todo comience a mudar bien. /Los ratones hazen mudar los halcones, estrañamente, dándoselos a comer con pellejo y todo,/ y no se olviden de darles palominos enjutos, porque con ellos se crían bien las plumas. [fol. 125v]
Capítulo treinta y uno
Cómo se abrá el caçador con el halcón después de mudado
Después qu’el halcón tiene derribado todo lo grande y está en el cuchillo último, y tigeras, quítesele la carne dándole menos de comer de manera que coma con hambre, y baya deshaziendo de su espacio la enjundia y aquel saldrá de la muda más seguro, que fuere tratado assí, porque saliendo cargado de carnes es muy peligroso, porque si se abate se le quiebra la enjundia, y aquel año no anda como deve, ni el caçador lo puede ordenar como combiene, y quando tenga los cuchillos y tigeras derribadas, y la punta del largor de dos dedos, quítese de la muda de noche, y ande parte della en la mano y a la madrugada. La comida sean pollos pequeños ahogados en agua fría para refrescar, y dellos se le haga buen papo. Y el alcándara esté [fol. 126r] segura y en parte segura, en la qual no entre cosa que lo espante. Y la tarde lo tomarán en la mano y irán procediendo de manera que se le gaste la enjundia y no quede flaco, y quando estuviere desainado lo llamarán al señuelo a tirada de cerca, y sea hazia arriva porque así se desaine. Y no se olviden plumadas de los güesos de las cojunturas, majadas y mojadas en agua tivia quando tenga hambre, que mientras no la tuviere no las querrá tomar.
Capítulo treinta y dos
De las plumas quebradas y cómo se inxieren
De muchas maneras se les quiebran las plumas a los halcones y açores. A algunos tomando aves grandes como son grullas, abutardas y patas bravas, andando en aquella lucha agarrados, antes que sean socorridos, se les quiebran las plumas de la cola y de las [fol. 126v] alas; otras vezes por descuido del caçador dexando olvidada su ave en la alcándara se abate, y con las abatiduras las plumas se le tuercen y quiebran. Si después de torcidas y quebradas no les acuden y las enderesçan, es grande culpa del caçador.
También se les quiebran a las que vienen de ultramar traídas por persona que no los deva traer. Yo vi algunos tan maltratados que no tenían plumas en las alas ni en la cola que estuviessen sanas. Algunas vezes quiebran por de dentro de la carne hasta lo vivo dellas en redondo; otras se hienden por medio a lo largo y algunas de modo que se puede temer que puedan mudar por no poderse valer el ave del pico por estar muy assidas con la carne; el remedio que en este caso se tendrá es tomar unas tenaçuelas pequeñas hechas a modo de espinças, y no sean agudas que corten las plumas. El ave que tal pluma tuviere quebrada se derrive y con las tenaças asgan de aquellas pluma y sáquenla, y en el [fol. 127r] agugero se le meta un grano de cebada mondado y limpio por que el agugero de donde salió la pluma no se cierre y suelde una carne con otra, y no bolarán con el ave a quien esto aconteciere hasta que vean que la pluma le va naciendo del todo. Esto se haze a las plumas mayores, que están asentadas en los lugares pobres de govierno, y le darán a comer buenas viandas para que salga la pluma bien formada, porque si no fuere bien governada puédese temer que no le nacerá la pluma como conviene. Y sucediendo que dentro de la carne le quede el cañón redondo de manera que se le pueda poner otra pluma semejante, si el halcón fuere neblí la pluma sea de neblí, y si de gerifalte de gerifalte, si fuere prima el halcón la pluma sea de halcón prima, y si fuere de torçuelo sea de torçuelo, y siendo de ala derecha la pluma que faltare, la que se le pusiere sea de la misma ala, y si posible fuese, aviendo mudado sea la pluma del halcón mudado, y siendo pollo lo mismo. Y no aviendo [fol. 127v] tal pluma, se abrá de otra semejante que mejor quadre, por lo qual deve el caçador guardar las plumas para semejantes casos. Y teniendo semejantes plumas se igualarán aquellas que están quebradas, en las quales se an de poner o enxerir las que se pusieren, y sea la que se pusiere del ala semejante, como ya dixe, si faltare pluma de ala derecha sea la que se pusiere del ala derecha y del mismo lugar, y si es cuchillo primero, si segundo, y allí tomen la tal pluma y henderse á de modo que pueda entrar dentro en el otro cañón hasta junto de lo vivo, y no se hará esta obra entrando tanto la pluma que se quexe el ave a que se pusiere. Y a la pluma hendida que se á de meter dentro del cañón se le pondrá una poquita de trebentina en la cisura que se le haze y assí se á de meter en la pluma del ave para que quede firme y conglutine, y después tomarán una alesna muy sotil, y con ella atrabesarán el cañón que tiene dentro, y la pluma que se le [fol. 128r] metió, y atrabesarán con el cañón que tiene dentro la pluma que le inxirieren, y por los agugeros de la alesna meterán de las plumas de la perdiz las que trae en las alas junto a la cola, que son correosas y blandas y se dobliegan sin quebrarse, y primero las limpiarán del polvo que tienen, después que las ayan metido córtense con un cuchillo junto al cañón, donde queda hecha la obra, advirtiendo que se á de tener cuenta que quede la pluma bien derecha como las demás, y assí deste modo se haze la obra excelentemente, y si la pluma estuviere quebrada entre la pluma y el cañón de modo qu’el cañón quede entero, entonces tomarán la pluma que se traxo y se hará como ya dixe, hendiéndola a lo largo, metiéndola por el otro cañón del ave de modo que encage bien una con otra, y tal como está no tiene necesidad de alesna porque, entrada en el cañón de otra ave, se hincha y con esto se afirma, advirtiendo que quando se entraren estas plumas por las otras [fol. 128v] encojan el cañón de las plumas que se ubiere de meter, y para esso se mandan hender, porque no rebiente el cañón en que se meten, las quales después destar metidas hinchan y endurecen y no es inconbeniente la cisura, y toma mejor la trebentina. Las plumas que estuvieren quebradas fuera del cañón, por lo maciço o por qualquier lugar que sea, o delgado o más grueso, tomarán la pluma que ubieren de enxerir y la medirán que quede del mismo largor, ni más ni menos, y cortarse an las plumas también del ave, igualadas de tal arte que no se corten las plumas menudas, que queden justas ambas, assí la que se ubiere de poner como la del halcón o açor u otra qualquier ave, que las que estarán en el ave si se cortaren redondas quedan muy feas y no se haze la obra según el arte, por lo qual advierto al que esta obra hiziere que resguarde las plumas menudas pegadas a lo firme, que quede a manera de la horca con que rebuelben el trigo, y para que se haga sin cortar las plumas menudas, [fol. 129r] las pueden cortar con cuchillo bien agudo, y mogen las dos plumas en el lugar en que se á de meter la aguja con agua tivia.
Estas plumas se enxieren con agujas de dos puntas, las quales el caçador tendrá, unas mayores y otras menores, y otras más pequeñas y delgadas, las mayores para las plumas gruesas, las demás cada una para su lugar, y an de ser de tres esquinas de punta a punta, unas poco levantadas de en medio con algunas picaduras al revés, como las que tienen las limas, porque después que entren en las plumas no puedan salir; estas picaduras no sean muy ásperas ni se hagan sino junto a la mitad de la aguja, adonde an de ser un poco más gruesas, y afirmo que estas muy pocas vezes se hallan hechas como combiene, y assí se an de mandar hazer y traerlas el caçador consigo, y no sean muy largas. Y quando se pusieren, sepa el caçador escoger el aguja para el lugar y pluma en que se á de enxerir; quando la metieren en la pluma se mojará en sal y agua o en un ajo [fol. 129v] porque se meta la aguja en la pluma que se á de enxerir y juntar con la del ave, llebándola el caçador en la mano y la enxiere con facilidad. Y hazerse an todas estas cosas con buen tiento, y no se enxerirá torcida ni fuera de medida, y quien lo supiere hazer bien no se conocerá si fue enxerida siendo la que se pusiere del mismo color, y para esto siempre andará el caçador apercebido de buenas agujas de todas suertes como é dicho, mayores y menores y agudas, para plumas y cuchillos y tixeras, y las trairá el caçador andando a caça de invierno porque siendo necesario acudan luego al remedio. Y para evitar el quebrarse las plumas del ave, el caçador tendrá cuidado de las aves que tuviere a cargo, viendo si tiene las plumas torcidas o magulladas, y viendo que ay en ellas retorceduras, entonces tomen agua caliente, poco más de tivia, y échenla en una porcelana limpia, y en esta agua meterá la pluma que quisiere concertar, y quando esté bien blanda, con la mano se endereçará, con los dedos mojados en el agua propia caliente, y con estopas, corriendo la pluma con ellas mojadas en la dicha agua, y después [fol. 130r] el ave tendrá cuidada, y la correrá con el pico. Y si por ventura la pluma estuviere magullada y quebrada, pero de manera que no esté del todo partida, tome entonces un tallo de verça, caliéntese en un poco de rescoldo, y estando caliente se quite y ábrase a lo largo. En aquella avertura y hundidura se meterá la pluma magullada y casi quebrada y soldará estando la pluma metida en el tallo por un poco en aquella hendidura de la verça y tallo.
Capítulo treinta y tres
De la tiña que puede acontecer a las aves de la caça de altanería
Al ave que tiene esta dolencia le nazen postillas por las piernas y cabeça y alrededor del obero y del pico, y son a modo de una lepra que adonde está, en las aves, se come la pluma y en los çancos, las conchas. Y quando las aves tuvieren tal enfermedad, derrivarse á y le untarán estos lugares donde esta lepra y sarna estuviere con aceite común [fol. 130v] o manteca cruda, y el día siguiente la derriben y con un cuchillo que tenga buena punta le limpien de toda aquella inmundicia y lepra, y no estando blanda, que con facilidad se desarraigue y quite, lo tornen a untar como de antes, y otro día lo torne a quitar lo mejor que pudieren, y teniendo hecho esto tomen una lima, y con el çumo della le refrieguen las partes donde la quitaron, muy bien, de suerte que no se maltrate el ave. Y si de la primera vez no sanare, continúen con el çumo de la lima, que con él sanará. Y si fuere tiempo de muda mejor, que mudará las plumas comidas y también sanará y le saldrán las plumas hermosíssimas fuera de la muda. Yo le hize [este remedio] a un açor y fuera de la muda le tornaron a nacer las plumas vellíssimas.
Capítulo treinta y quatro
Que enseña cómo se hará hambre verdadera a las aves saliendo de la muda
Tomen alquitira y alholbas y açúcar candi partes yguales, y açúcar blanco dos partes y mágenlo todo junto y ciérnanlo, y assí se pondrá aparte, y después se tome de acívar sacotrín y çargatona [fol. 131r] y semilla de mastuerço que no se á de majar, y de la çargatona se tomará tanta cantidad quanta quepa en un real sencillo, de los mastuerços la mitad desta cantidad, de la çargatona y del acívar del tamaño de un grano de comer, y de los polvos de los açúcares y alholbas que dixe fuessen majados, tomarán cantidad de dos dedales y lo mezclarán en el acívar y las demás cosas, y se hará plumadas dellos, y los darán embueltos en un pellejo de pescueço de gallina o del cuerpo della o de otra qualquier ave bien limpio de las plumas. Esta plumada se dará a la noche aviendo el halcón comido aquel día de un coraçón de carnero labado, y otro día por la mañana le darán antes que coma de un terrón de açúcar candi del tamaño de una abellana, y quando aya purgado con él le darán de comer de un coraçón de carnero labado. Y siendo el halcón neblí se pondrá en agua primero que le den el coraçón lavado, y si fuere ave que no tome agua le den agua tivia por la boca, y así queda purgado [fol. 131v] y limpio el buche. El que purgare el ave considere la persona della como queda dicho en el capítulo quarto de la purga común del halcón.
Título de las recetas
Receta primera
De los sainetes
Toman los halcones tanto gusto y sienten que los caçadores huelgan con lo que ellos hizieron y se le dan las canillas de las prisiones que matan, que dexan de comer la carne y miran a las manos de los señores en quanto las disponen; y los caçadores famosos, para tener las aves amigas, hazen sus dulces, a los quales el castellano llama sainetes, y se hazen [assí]: tomen enjundia de gallinas y póngase al sereno en tiempo de invierno, majada con canela fina, mezclado todo con açúcar blanco, todo bien majado y puesto algunas noches al sereno, que se yele la enjundia con la demás mezcla, y desta masa haga el caçador piñones y los dé a su ave, que toman grande sabor con ellos y conocen que huelgan de lo qu’él haze, y quedan siempre siendo amigos. [fol. 132r]
Receta segunda
Para mudar el halcón por industria del caçador, aunquel halcón no lo haga naturalmente
Si el halcón o otra ave, estando en la muda, no quisiere mudar con la orden que manda la regla, harás deste modo: buscarás un galápago vivo, y quitarle as ambas conchas, y la carne dél se embuelve en un lienço delgado y se pondrá entre dos tablas, como en prensa, y le pondrán un peso encima, de manera que quede exprimida de la humedad, y mógesse, en aquel agua que saliere de la carne del galápago, la carne y mudará.
Receta tercera
Para lo mismo
Tomen los pezes menudos del río de agua dulce y séquenlos, y después de secos los hagan en polvos y dénsele al ave con la comida y vianda que se le diere y mudará.
Receta quarta
Para lo mismo
Tomen un lagarto y pónganlo en una olla [fol. 132v] nueba y tápenla, y métasse en el horno [de fuego], y esté allí hasta que se haga carbón, y esto hecho polvos se dé a comer y mudará.
Receta quinta
Para lo mismo
Ay unos gusanos vermejos que se hallan en los malbares y por las paredes de berano, a quien llaman los portugueses bueyes de Dios y los castellanos baquetas. Dadas a las aves hazen mudar. Los ratones y sus carnes dadas a las aves es bueno.
Receta sexta
Para lo mismo
Tomen una culebra y córtenle la cabeça tanto como una mano atravesada, y del rabo lo mismo, y métase en el horno en una olla nueba y, seca, se harán polvos, y, molidos, les echarán dellos mezclados con polbos de coral blanco, tanto de unos como de otros, y dellos darán al halcón cantidad de media nuez y mudará.
Receta para la sarna y arestín de los podencos
Los podencos son muy necesarios en la caça del açor, y los galgos para socorro de los halcones, [fol. 133r] por lo qual no es fuera de propósito tratar de sus dolencias. Las ordinarias en ellos son sarna y arestín, a la qual muchos tienen por vejez, otros por ser cálidos. Y en la caça de açor acontecerles faltarles el agua, y con la calma se calientan (y a las vezes ravian), se hinchen de sarna y arestín. A esta dolencia (proceda de lo que fuere) se acude tomando piedra açufre y aceite común, y sebo de macho y pez y azinhavre partes iguales, y las que tuvieren necesidad de molerse se muelan, y todas se derritan, y hecho ungüento caliente, trasquilando el perro que tiene el mal, le untarán las partes donde está y sanará sin duda. Para lo mismo dizen qu’es bueno el çumo del tabaco.
Receta para quartos de caballos
Los caballos también padezen males, y son el todo en la caça, y con el trabajo muchas vezes se les hiende el casco de los pies y manos. A aquellas rajas a que llaman quartos se acude con este remedio: tomen sebo de macho, unto sin sal, [fol. 133v] aceite común y miel, sebo de bela, trebentina, ungüento dialter, gorvión, sangre de drago, almáciga, incienso, ajos mondados, cera bieja. Desto hecho ungüento y derretido y caliente, se eche en la raja, hendedura o quarto del caballo, y su casco cerrará luego. Áse de limpiar la raja y quarto de las cosas estrañas.
FIN DE LA QUARTA PARTE
Edición de Beatriz TOURON TORRADO
Creación / última revisión: 08.06.2012