Textos clásicos
Juan Vallés
Libro de acetrería y montería
COMIENZA EL QUARTO LIBRO
QUE TRATA DE CÓMO SE HAN DE ENXERIR LAS
PLUMAS QUE SE ROMPEN, Y ADREÇAR LAS QUE SE MALTRATAN, Y DE OTRAS COSAS
QUE HAN DE SABER LOS AÇETREROS, Y DE LAS QUE HAN DE ANDAR SIEMPRE
PROVEÍDOS
CAPÍTULO PRIMERO
De cómo se han de remediar las plumas quebrantadas y torçidas y que no se les acabó de romper la vinça
COMO quiera que qualquier caçador deva saber por prática y experiencia cómo se han de enxerir y adreçar las plumas, todavía he querido dezir la manera de cómo se ha de hazer, porque no quede cosa sin escrevirse de lo que toca a la arte de acetrería. Aunque la verdad es que como más abaxo en este libro diré, qualquier que quisiere ser buen acetrero deve deprender de enxerir y adreçar las plumas viéndolas enxerir a otro que lo sepa bien hazer, pero todavía travajaré de escrevirlo aquí de tal manera que el que no lo supiere ni lo hoviere visto hazer pueda atreverse a hazerlo muy bien.
Y en el remediar las plumas haremos dos diferencias: la primera será quando la pluma no se acaba de romper del todo y le quedó vinça o cubierta de encima más de que se torció o marrotó o quebrantó, y désta hablaré en este capítulo. La segunda será quando del todo se rompió, y désta y de la manera de enxerir a aguja y a cañón diré en el capítulo siguiente.
Pues si la pluma no fuere quebrada, sino solamente torcida, calienten una poca de agua limpia, y estando bien tibia échenla en un plato, y metan allí dentro la pluma, y ténganla allí un poco, y después que vieren que se ha bien enternecido, tráyanla graciosamente adreçándola con los dedos, y déxenla assí, que después la ave se la adreçará con el pico. Y si hoviere en la dicha pluma señal de quebrantamiento, y que ahún no estuviere del todo rompida la vinça o tez o cubierta de la pluma, tómese un troncho o penca de verça o una penca de acelga, y métase debaxo de rescoldo, y desque estuviere bien caliente sáquenla, y pártanla al largo por medios con un cuchillo, y pongan en medio della la parte rompida de la pluma, pero antes de ponerla laven primero la pluma con agua caliente, y en acabándola de lavar, le pongan la penca assada, y téngansela assí un rato hasta que sude, y con esto soldará. Assimismo es bueno para esto el çumo de la berça o de la acelga, lavándole con él la pluma que está sentida, pero ha de estar tibio el dicho çumo.
CAPÍTULO II
De cómo se han de enxerir las plumas que se rompen
HAVIENDO sido del todo rompida la pluma, de manera que con los remedios que se han dicho en el capítulo precedente no puede ser remediada, es menester acabarla de cortar y enxerirla, y en esto se ha de guardar esta regla: que quando la pluma se rompió por lo maciço se enxera con aguja, no porque el enxerir de aguja sea mejor que el enxerir de cañón, que mejor y más fuerte y seguro enxerir es el de cañón, pero porque enxeriendo primero de aguja, si alguna otra desgracia acaeciesse en aquella pluma, quédale el otro remedio, que es el enxerir de cañón, lo que no es en lo de cañón, que después que se enxerió de cañón, si el cañón se estraga no le queda otro remedio alguno. Y en qualquier destas dos maneras que se hoviere de enxerir se han de guardar estas reglas: La primera es que si la pluma rompida fuere de la ala derecha, la que se le hoviere de poner y enxerir sea tanbién de la ala derecha, y lo mesmo se guarde en las plumas de la ala ezquierda. La segunda es que la pluma que se trahe para poner y enxerir en la rompida sea del mesmo cuento que es la que se rompió, assí como si la rompida era cuchillo primero o segundo o tijera, assí sea tanbién la que se traxere para enxerir. La tercera es que se tome muy bien la medida de la pluma, para que ni quede más corta ni más larga de lo que era antes que se rompiesse, y esta medida podráse tomar en la pluma de la otra ala que es del mismo cuento si la rompida no estuviere entera para poderse tomar della. La quarta es que se mire mucho en que la pluma que se enxere no vaya torcida, sino que quede assentada de la misma manera que estava antes que se rompiesse, y como está su semejante en la otra ala, porque si se enxere como deve ni a la ave le hará falta para bolar, ni havrá hombre que pueda conocer que fue enxerida si no fuere cogiendo la ave y visitándola, y especialmente la que es enxerida de cañón. La quinta es que de qualquier manera que se hoviere de enxerir, siempre esté la ave con capirote, porque estará más assossegada quando la tienen cogida. Allende desto es menester que el caçador esté siempre provehido de alas y colas de açores, halcones, gavilanes, esmerejones, halcotanes, milanos reales, cuervos, algorrazos, cernícalos y aguilochos y semejantes para que se puedan ayudar destas plumas quando alguna se rompiere a su ave, y teniendo plumas de la misma especie y natura de aves, que es la ave de la pluma que se rompió, no se pongan otras, pero no teniéndolas, enxéranse de las que tuvieren; y ahun siendo de una mesma especie la una y la otra, se ha de procurar que sea de un mesmo color, assí como quando la ave a quien la pluma se rompió es polla, la pluma que se trahe para enxerir sea tanbién de ave polla, y no de mudada, pero no teniendo las unas tomen de las otras con las condiciones dichas.
La manera de enxerir de aguja será ésta: Siendo, pues, la pluma quebrantada por lo maçiço della, ahora sea por lo más gruesso ahora por lo más delgado, córtenle con un cuchillo muy agudo lo que está rompido, y adrécenle el canto de lo que queda en la ave de manera que esté liso y muy igual, y de la manera que abaxo se figura. Después tomen otra pluma que sea del mesmo cuento y de la mesma parte, y conciértenla con las otras de manera que ni sea más larga ni más corta que era la otra que se rompió, y tomen una aguja de enxerir, y pónganla a remojar un poco en agua y sal, porque se orinezca, o métanla dentro de un grano de ajo que es muy bueno, y después mojen con agua tibia los cabos de las dos plumas que quieren enxerir, para que se enternezcan y no rebienten. Y fincarán la metad de la aguja en la pluma que se trae para enxerir, y después la otra mitad en la pluma que está en la ave, y éntrese muy passito y con buen tiento porque no rebiente el canto de la pluma, y hágase de manera que las dos plumas se vengan a juntar en medio de la aguja, y que no quede torcida, sino derecha, y en la postura que ha de estar. Que si lo hizieren como se ha de hazer, y la pluma que enxerieren fuere del mesmo color y de la mesma especie de la ave, pocos devisarán que fue enxerida. Y miren que quando cortaren la pluma que quedó en la ave y la otra que traen para enxerir, las corten con muy buen cuchillo agudo, porque los cabos queden muy iguales, y guarden que quando las cortaren no corten las plumas menudillas de las dos plumas donde han de juntar, porque se conocería la enxeridura y parecería feo. Y las cortaduras de las plumas sean de una destas tres maneras que aquí están figuradas:
Y estas agujas han de tener de cada parte tres esquinas, y de las puntas hasta en medios tengan unas picaduras o melladuras pequeñas al contrario las de la una punta a las de la otra, a manera de sierra para que después de entrada en la pluma traven y no dexen salir la pluma, pero estas picaduras no estén muy espessas. Sean estas agujas más gruessas un poquito a la una parte que a la otra para que la parte más gruessa entre en la parte de la pluma que tiene la ave que es más gruessa que la que se trae para enxerir, porque desta manera conseguirá con las dos partes de las plumas que se enxeren. Y destas agujas deve estar provehido el caçador, y que tenga unas grandes y otras pequeñas, para que pueda enxerir en qualquier ave, y en qualquier pluma della, ahora sea en la ala ahora sea en la cola, que para la cola son menester mayores que para la ala, y ahun en la ala unas vezes serán menester grandes y otras vezes muy pequeñas, y para unas aves más pequeñas que para otras. Y siempre miren que no pongan la aguja más gruessa de lo que es menester, porque no rebienten los cabos de las dos plumas que ajuntaren y enxerieren.
La otra manera de enxerir a cañón es ésta: Quando la pluma se rompiere por lo hueco della es menester que se enxera de cañón como se ha dicho, porque de aguja no aprovecharía. Pero en este rompimiento se ha de ver si alcançó al cañón o no, y si alcançó y fue por junto a la vivo de la carne entonces no hay remedio alguno de enxerirse, y en tal caso hágase lo que abaxo, en el capítulo seguiente, se dirá. Pero si el rompimiento fuere por medio del cañón de manera que de fuera de la carne quedare sano parte dél, enxérase desta manera: Cojan la ave, y con un cuchillo muy agudo corten muy sotilmente la pluma rompida por junto a lo sano de manera que quede el ojo redondo y limpio, y tomen la pluma que traen para enxerir y córtenle aquella puntilla que se haze al cabo del cañón, porque quando entrare en el otro cañón que está en la ala de la ave entre hasta cerca de lo vivo, mas no llegue a ello que le daría dolor, y tanbién porque quedaría más larga de lo que conviene si no se le cortasse aquello poquito, y después que le hovieren cortado aquella punta hiendan todo el cañón de la mesma pluma que se trae para enxerir de alto abaxo, y quítenle aquel meollo que tiene dentro, y plieguen el cañón que se hendió como quien rolla o pliega un pargamino, de manera que se encoja bien para que pueda entrar en el otro cañón, y métanselo muy passito y con mucho tiento porque no rompan el cañón que tiene la ave ni le llegue a lo vivo. Este hender de cañón de la pluma que se trae para enxerir se haze porque, como he dicho, se pueda encoger y plegar, para que entre en el otro sin rebentarlo, que después que estuviere dentro, el mesmo se tornará a desplegar y hinchirá todo lo hueco del otro cañón, y después que ya hovieren assentado y enxerido la pluma en la manera que he dicho, tomen una alesna tan sotil y tan delgada como es una aguja de enxerir, y yo siempre lo hize de las mesmas agujas siendo finas, y passarán muy sotilmente los dos cañones que están enxeridos trayendo la alesna alrededor como quien barrena, de manera que no se abra el cañón que quedó de la pluma rompida, y después de bien passados o barrenados passen por aquel agujero una pluma de perdiz de las aguaderas o coberteras porque son correosas y no quiebran, y métansela poco a poco començando por lo delgado hasta que llegue a estar tiesta, y después córtenla por la una parte y por la otra, pero entiéndase que ha de ir alimpiada del flueque o plumas o pelos que la pluma tiene, y déxenla de manera que quede de la misma forma que queda un hierro de agujeta quando se le echa aquel clavillo con que se enclava, y échenle otro taruguillo desta misma manera por más abaxo, al contrario el uno del otro, para que tenga dos taruguillos desta manera:
Y si el rompimiento fuere por encima del cañón, de manera que el cañón quedare sano, no havrá otra diferencia en la manera de enxerirlo a la que agora se ha dicho, sino solamente en que se ha de cortar la pluma rompida por allí do comiença el cañón, de manera que quede el cañón entero, y quede el ojo redondo y abierto para que pueda entrar en él el otro de la pluma que se trae para enxerir; y quítenle a la pluma que se trae la puntilla del cabo del cañón como se hizo arriba, y hiéndase y quítesele el meollo, y encáxese como ha de estar, y pónganle dos taruguillos haziéndolo todo de la misma forma y manera que arriba se mostró; pero téngase aviso que antes de enclavar la pluma con estos taruguillos, suelten la ave y miren si assienta bien la pluma o no, y endréçenla si fuere menester, y después que vieren que cae bien enclávenla. La verdad es que los más de los caçadores no acostumbran echar taruguillos quando el cañón de la pluma rompida quedó entero, sino que en lugar dellos hinchen de trementina el cañón de la pluma que se lleva para enxerir, y no le hazen otra cosa, y tanbién lo escriven assí Joan de Safagún y Pero López de Ayala, pero yo siempre acostumbré poner taruguillos y no curé de la trementina, y lo tengo por muy mucho mejor y más seguro, porque con los taruguillos queda la pluma tan fuerte y tan firme como qualquier de las otras sanas, y si no fuere tirando adrede y arrancándole el cañón de la pluma que se rompió, no caerá ni saldrá la que se le enxerió.
CAPÍTULO III
De lo que se ha de hazer a la pluma que se rompe por el cañón y no se puede enxerir
QUANDO la pluma se rompiere por junto a la vivo de la carne, ningún remedio hay de enxerirse ni de remediarse. Y lo que en tal caso se deve hazer es una de dos cosas: o arrancársela luego, o dexársela assí hasta el tiempo de la muda. Y si se la arrancaren sea con una tenaças que no sean agudas ni puedan cortar, y luego en arrancándosela le pongan dentro en el agujero de donde la pluma salió un grano de cebada mondado y untado con miel porque no se le cierre, y denle a la ave muy buenas viandas para que salga la pluma nueva y la govierne bien. Y si se la dexaren assí hasta el tiempo que la quisieren poner en la muda, es menester que antes que la pongan en ella se acuerde el caçador de coger la ave y arrancarle la dicha pluma y ponerle en aquel agujero el grano de cebada que se ha dicho, porque si esto no se hiziesse, quedaría en grande ventura aquella pluma de no mudarse. Y la razón que los caçadores dan para esto es que como la ave no puede travar de aquel cañón con el pico como haze a las otras plumas quando las ha de mudar quédasele dentro y no la muda. Pero yo visto he que muchas, y la mayor parte de las plumas que mudan las aves, se les caen sin travarles con el pico. Todavía tengo por más seguro arrancársela.
CAPÍTULO IV
De cómo se ha de quitar qualquier manzilla de grassa o de otra cosa que cayere en la pluma
TÓMESE tierra blanca de la de los pelaires y destémplenla con agua, y pongan della sobre la manzilla y déxenla estar assí hasta el tercero día, y después tomen lexía tibia, y un poco de xabón rallado y atado en un paño limpio, y lávenle aquel barro con la lexía y con el paño en que está el xabón, pero si el xabón fuere blando no es menester ponerlo en paño, sino lavar la mancha o manzilla con él y con la lexía callente.
Otra manera de quitar manzilla: Tomen hojas de moral y májenlas y echarán en ellas lexía porque salga çumo de ellas, que de otra manera no saldrá, y echarán este çumo en una redoma, y pongan dentro della tres maravedís de xabón deshecho y molido con una poca de tierra de los pelaires, y después echarán dentro della una hiel de buey o de vaca y laven con ello la pluma. Y si fuere en tiempo que no hoviere hojas de moral pongan en su lugar çumo de limas o limones grandes, poniendo dos partes de limones y una de lexía. Y tanbién quitarán qualquier manzilla lavándola con çumo de ortigas o con çumo de acelgas, y después con lexía.
CAPÍTULO V
De cómo se ha de adovar el cuero para hazer lonjas y pihuelas
EL mejor de todos los cueros para lonjas y pihuelas es el de perro porque es más rezio y dura mucho, ahunque se moje y seque. Pues tomen el cuero del perro luego en fresco después que le han dessollado si le pudieren haver antes que se seque, y pónganle en cal a pelar, y si fuere verano ténganlo allí doze días, y si fuere invierno quinze, y passados estos días sáquenle de aquella cal o pelambre, y quítenle el pelo y échenlo en otra nueva, y esté allí otros tantos días quanto estuvo la primera vez. Después llévenlo a la agua y descárnenlo muy bien, que no le dexen gordura ni pringue ninguno en la carne, especialmente azia las ancas y azia el pescueço que es adonde más lo suelen tener, y déxenle el pescueço lo más delgado que pudieren, y desque el cuero estuviere bien descarnado y purificado no le lleguen mucho a los lomos. Fecho esto pónganlo dentro de un esportón y en una corriente de agua que caya de alto abaxo, acocéenlo una hora de manera que quede el cuero muy blando, y la corriente de la agua se lleve toda la suziedad dél. Después denle un cuchillo por la flor, que es la parte donde tenía el pelo, y tórnenle luego acocear media hora en la mesma corriente y en el mesmo esportón. Después denle seis tejas y en cada teja acocéenle muy bien, porque todo el primor de estar bien adobado un cuero consiste en acocearle mucho, porque acoceándolo mucho queda después tan blando como una seda.
Después de fecho esto, pongan el cuero en un tinajón, y echen allí tanta agua quanta pueda cubrir bien el cuero, y echen allí dentro medio celemín de salvado y déxenlo estar assí ocho días si fuere en invierno, y seis días si fuere en verano, y dende a los tres días que lo hovieren puesto en la dicha agua y salvado, visitenlo y si vieren que está brozno sáquenlo de allí y denle un cuchillo o teja o dos hasta que vean que está blando, y después buélvanle a aquella agua y salvado donde estava, y déxenle estar allí hasta que haya cumplido los ocho o seis días que arriba se dixo que havía de estar.
Después de fecho esto, llévenle otra vez a la agua adonde primero lo llevaron y labraron, y acocéenlo allí medio quarto de hora, y quanto más lo acocearen será mejor, y después de acoceado denle un cuchillo por la flor y otro por la carne, y después llévenlo a casa y pónganlo dentro de un cocino, y tomen tres açumbres de agua o algo menos, y pónganla a calentar en una caldera, y desque estuviere caliente tomen quatro onças de alumbre de roca, que por otro nombre se llama xebe, y muélanlo y échenlo dentro en la caldera, y menéenlo, y assimesmo echen un puño de sal allí dentro, y después tomen un quartillo de harina cernida o algo más, y tomen la quarta parte de una escudilla de azeite y media dozena de yemas de huevos, y en un grande barreñón o en un caldero batirán muy bien la harina y las yemas de huevos y el azeite, y después que estuviere muy bien batido echarán poco a poco allí dentro la agua de alumbre y sal que está a calentar, y como vayan echando, váyanlo trayendo a una mano de manera que se deshaga muy bien, y desque estuviere bien deshecho y encorporado todo en uno, echarán poco a poco deste adovo en la artesa sobre el cuero, y como vayan echando dello, vayan sobando muy bien el cuero con este adovo hasta que le paren tan blando como una seda, y que vean que ha bevido todo el adovo, y miren que ha de ir tibio y no frío, y después que le hayan bien sobado, y que haya bevido todo el adovo, estírenle bien al largo y al través, y desque le hayan estirado bien, échenle de poquito en poquito harina limpia y cernida hasta tanto que se cubra el cuero con la mesma harina, y cada vez que le echaren la harina, sóbenle muy bien porque beva toda la harina que cada vez le echaren.
Después de fecho esto, dóblenle por medio y pónganlo a enxugar, si fuere en invierno al sol y si fuere en verano a la sombra, y desque estuviere quasi enxuto, tomen dos onças de alumbre de roca o xebe y desháganlo en otra tanta agua como arriba dixe, o más si fuere menester, y echen allí dentro un medio puño de sal, y tomen tres yemas de huevos, y la metad de la harina que echaron primero, y desháganlo como hizieron primero, y ressoben el cuero en el cocino con este adovo de la mesma manera que hizieron primero hasta tanto que quede muy blando y muy gentil, y estírenle como hizieron primero, y échenle una poca harina si pareciere que fuere menester, y ressóbenle con ella, y tórnenle a tender, y desque esté seco déxenle assí ocho o diez días, y passados aquéllos si fuere en invierno pássenle dos vezes por una poca de agua tibia en un cocino para que le puedan desplegar, y esto se ha de hazer de prima noche, para que de mañana le puedan desplegar, y pónganle aquella noche debaxo de ropa si fuere en invierno, y si fuere en verano pássenle una vez sólamente por agua fría de prima noche, como he dicho, y échenlo en un suétano o soterraño que esté húmedo, y a otro día despléguenle, y si estuviere mojado demasiado en alguna parte enxúguenle, y desque estuviere enxuto rehórtenle; pero si vieren que está muy blando no le rehorten mucho, y si estuviere tiesto rehórtenle hasta que esté blando. Después ráspenle, y no le raspen mucho azia el lomo sino azia el pescueço y azia las ancas de manera que le adelgazen allí lo más que pudieren hasta que lleguen a lo perfecto del mesmo cuero.
Después de fecho todo esto, tomen quatro yemas de huevos y una escudilla de azeite, y otra de lexía, y tráyanlo con un palo a una mano siempre hasta que se haga como ungüento. Después que estuviere hecho ungüento engrassarán con él el cuero por la una parte y por la otra, echándole el ungüento poco a poco con un trapillo o estopa hasta que lo haya bevido todo, y rehórtenle hasta que el cuero haya bevido toda aquella grassa en la rehorta donde le rehortaron primero, y déxenle una noche debaxo de ropa.
Si el cuero no fuere fresco sino que estuviere ya seco, ténganlo a remojar en agua clara tres o quatro días, y denle dos cuchillos hasta que esté blando, y después échenlo en la cal o pelambre de la mesma manera que se ha dicho, y harán todo lo que suso dicho es.
El cuchillo desto no ha de ser como el de los curtidores, porque el de los curtidores es cuchillo cortante, y el de los guanteros ha de ser cuchillo que se pueda passar el dedo por el corte sin que corte.
Éste es muy gentil adovo para hazer lonjas o luengas y pihuelas, el qual me lo mostró a hazer en Ocaña un muy gentil oficial guantero, adonde por sólo saberlo y poderlo escrevir fielmente en este libro fui sin tener otros negocios que hazer en Ocaña, pareciéndome que es cosa necessaria para la acetrería para que estando el caçador en parte que no pueda haver buen cuero adovado, que él lo sepa hazer, que hallándolo a comprar por muy mejor lo tengo que no enbarcarse el caçador en ello. Pero el que lo quisiere adovar tenga por cierto que guardando la orden que yo he dicho lo hará tan bien quanto pueda ser, que yo lo probé, y ahun más digo, que por la misma forma si quisieren pueden adovar el cuero del cabrón para hazer muy excellente cuero para guantes y para botas que sean del mesmo cuero que se hazen los guantes, salvo que no se le ha de dar este engrassamiento postrero que se da al cuero del perro con el ungüento de la lexía y azeite y huevos, sino solamente darle una poca de tez por la parte de la carne con un pañico de lino mojado en agua clara.
Pero háse de advertir que el cuero de cabrón es mucho mejor seco que fresco, y háse de secar desta manera: Luego que le hayan dessollado estiéndanlo muy bien y échenle sal por todo, y después cójanle assí rebuelto todo, y déxenle estar assí siete o ocho días, después dóblenle por el lomo de alto abaxo, y assí doblado pónganle a secar en una soga, a la sombra y no al sol, si no fuesse en invierno, que en invierno como no tiene fuerça el sol no le haze daño, pero en verano diz que lo echa a perder. Después que estuviere ya seco pónganlo a remojar tres o quatro días, y denle dos cuchillos y martillos, y después échenlo en la cal o pelambre.
CAPÍTULO VI
De las cosas que el caçador ha de saber hazer por vista y prática
AHUNQUE la theórica es el principal fundamento en qualquier sciencia y arte, muchas cosas hay que si los hombres no las ven hazer y deprenden por prática y experiencia, ahunque tengan noticia dellas y las entiendan por la theórica y sciencia que deprendieron, no las acertarán a hazer como deven. Y porque me pareció que hazía mucho al caso advertir a qualquier persona que se quisiere hazer caçador con este libro de las cosas que deve deprender y saber hazer por experiencia y prática, quíselas poner aquí para que se exercite y instruya bien en ellas viéndolas hazer a otros caçadores.
Primeramente ha de saber llevar muy bien la mano en que lleva la ave para que vaya muy segura, assossegada y descansada en ella, porque en una buena mano irá una ave mucho camino sin quebrantarse, y en otra en muy poco se quebranta y gasta.
Item, ha de saber hazer muy bien capirotes, pihuelas y lonjas o luengas, assí para halcones y esmerejones como para açores y gavilanes.
Item, ha de saber poner los cascabeles, y quáles han de ser para açor prima, y quáles para torçuelo, y quáles para gavilán, y quáles para halcón, y quáles para cada especie de halcones, y quáles para esmerejones, y que sepa assimismo escogerlos, que el uno sea prima y el otro bordón porque suenen mejor.
Item, ha de saber echar muy bien el capirote a qualquier ave que sea, porque es muy grande falta a un caçador no saberlo echar, especialmente al que tracta los halcones, porque si no lo saben hazer, resabian el halcón y escarmiéntanlo y házenlo mal capirotero, y no puede tener mayor falta. Y para que lo sepan bien hazer dévese de probar muchas vezes en los gavilanes y esmerejones porque en ellos se haga diestro para los halcones.
Item, ha de saber enxerir muy bien las plumas quando se rompen, assí de aguja como de cañón, ahunque arriba va escrito tanbién y tan largamente la manera de cómo se ha de hazer, que qualquier caçador, si no es de muy boto ingenio, lo sabrá hazer.
Item, ha de saber hazer y afeitar el pico y las uñas a la ave quando le crecieren, guardando que no llegue a lo vivo y le haga sangre.
Item, ha de saber coger muy bien la ave sin que le haga daño, assí para hazerle el pico y uñas como para enxerirle alguna pluma, o para darle el baño, o para darle alguna medicina o otra cosa semejante.
Item, ha de saber manjolar la ave de las dos maneras: La una para llevarla cogida en una cesta o colgada de vara; la otra para que pueda ir assentada en la mano con su capirote, como van las que no van manjoladas, y ésta es muy buena manera de llevar aves.
Item, ha de ver cómo se da el baño, y sabérselo dar como arriba, en el tercero libro, se ha dicho.
Item, ha de saber hazer muy bien y dar qualquier curalle o pluma a la ave, ahora sea de estopa, ahora de algodón, ahora de lienço delgado, ahora de pluma.
Item, ha de saber conocer muy bien si la ave está sana de sus mienbros, y si pone bien las alas en su lugar, y para esto vea el capítulo octavo del primer libro y el capítulo quarto del libro segundo.
Assimismo ha de saber el cuento de todas las plumas de las a las y de la cola de qualquier ave, para que quando la comprare vea si le falta alguna y no le engañen, y para esto vea lo que escrivo en el dicho capítulo octavo del libro primero.
Item, ha de saber sacar la perdiz o presión de las manos al açor o halcón o gavilán, sin hazerle demasía ni maltrato, como algunos caçadores lo hazen, de lo qual suele acaecer arrancarle la uña o desconcertarle la mano, y ahun estragarle las plumas y rompérselas.
Item, ha de ver y saber cevar muy bien el açor o halcón en la perdiz dándole lo que della se ha de dar, y haziéndole regalos con los sainetes, obispillo y cañadillas o tuétanos, y sabérselos sacar y dar porque, allende que el açor o halcón recibe mucho plazer en ello, es gentileza del caçador saberlo bien hazer, y assimesmo a los halcones en las presiones que los han de cevar.
CAPÍTULO VII
De las cosas que el caçador ha de estar siempre proveído
QUALQUIER caçador acetrero deve de estar proveído de buenos capirotes, assí para halcones y esmerejones como tanbién para açores y gavilanes, porque ahunque los açores no son amigos de capirote ni están hechos a él, todavía lo han menester quando los llevan largo camino, especialmente saliendo de la muda, y ahun tanbién quando acaece tomar al caçador en el campo algún aire rezio con el qual suelen los açores venir debatiéndose muy a menudo, y despedaçando y quebrantándose.
Item, deve de estar proveído de buen cuero para capirotes y moldes para hazerlos y labrarlos, y una buena raspa o lima para hazer moldes dellos, para toda especie de aves. Y el mejor cuero de todos quantos hay para hazer capirotes es el de bezerro que traen de Francia, al qual antiguamente solían llamar cuero de abadía.
Assimismo ha de estar proveído de pihuelas y lonjas, assí para açores y gavilanes como para halcones y esmerejones, que para los unos se hazen de una manera y para los otros de otra. Y en estando las pihuelas duras las quiten a la ave porque de la mala y dura pihuela se suelen hinchar las manos, para lo qual ha de tener siempre en su casa buen cuero de perro muy bien adovado.
Item, ha de tener muy buenas tijeras y cuchillo y punzones, assí de hierro como de box o marfil, para hazer las pihuelas y lonjas.
Item, ha de estar siempre proveído de tornillos y muy buenos cascaveles, grandes y pequeños, para toda suerte de aves; y de hevillas para las pihuelas de halcones y esmerejones.
Item, ha de estar proveído de buenos guantes para llevar su ave en la mano, y darle de comer. Y assimismo de señuelos para llamar los halcones y esmerejones.
Item, ha de tener muy buenas burchacas de lienço en que haya dos bolsas: La una para poner la caça que matare y llevar la vianda para la ave; la otra para llevar gallina viva o perdiz o paloma o para esconder ánade viva.
Assimismo ha de tener toda la ferramienta que es menester para la acetrería, es a saber: dos pares de turquesas o tenaças: Las unas que no corten para travar y arrancar el cañón de la pluma que se rompió por parte que no se pudo enxerir; las otras que sean muy agudas y cortantes para hazer y afeitar el pico y las uñas, y para esto mesmo ha de tener buen cuchillo y buena lima.
Item, cuchillo para cortar los capirotes, y unos hierros con labores para labrarlos y hermosearlos con huego.
Item, ha de tener los hierros que están figurados en el libro tercero para labrar o dar botones de huego quando fuere necessario.
Item, ha de tener un enbajadorcillo o enbudillo muy chiquito y sotil para echar en estentino de gallina las aguas y bevidas que se dan a las aves.
Item, ha de tener una xeringa para echar cristeles a las aves quando adolecen y fuere menester.
Item, ha de tener agujas de coser heridas, aparejadas con su hilo de seda o de lino que esté encerado.
Assimismo ha de estar siempre muy bien proveído de agujas de enxerir plumas para quando alguna se le rompiere, porque no pueden haver en toda parte sino con travajo; y déstas unas sean grandes y otras pequeñas porque pueda enxerir con ellas en qualquier especie de aves, y en qualesquier plumas. Y para esto mesmo ha de tener dos o tres alesnas muy sotiles y delicadas para barrenar y passar los dos cañones, y poner los taruguillos que se dixeron quando se enxiere de cañón. Y estas alesnas no han de ser mayores que agujas de enxerir.
Item, ha de estar siempre muy proveído el caçador de alas y colas de açores, halcones, gavilanes, esmerejones, milanos, cuervos, cernícalos, buharrillos y de otras aves semejantes de rapiña para enxerir con ellas las plumas que a su ave se rompieren; y ha de tener mucho cuidado de tener estas alas y colas colgadas en parte que estén muy bien guardadas, y donde les dé el aire, porque no se gasten ni se coman del polvo y polilla.
Assimismo ha de tener el caçador su buen cuchillo de monte con su punzón y buenos cuchillos, para hazer las plumadas y curalles y otras cosas que fueren menester.
Item, ha de tener siempre muy buena estopa de lino sin ninguna ariesta, y algodón o paño de olanda muy usado para hazer curalles y plumadas.
CAPÍTULO VIII
De las cosas de medicina de que el caçador ha de estar proveído
LOS caçadores que residen en las ciudades y buenos pueblos donde se hallan qualesquier medicinas y cosas que son necessarias para curar las aves quando adolecen, o para governarlas de manera que se les guarde y conserve la salud y que no adolezcan, poca necessidad tienen de proveherse dellas. Pero los que viven y residen en aldeas y otras partes, donde no se pueden haver quando son menester, siempre deven andar proveídos ahunque no de todas, que esto sería fexuga o enbaraçosa cosa, pero al menos de algunas que cada día son necessarias. Pues paréceme a mí que las medicinas de que siempre el caçador deve estar proveído son éstas:
El açúcar rosado hecho de sólo çumo de rosas y açúcar como se dixo en el capítulo veintinueve del libro tercero, o en su lugar açúcar candi de xarabe rosado.
Deve de estar tanbién siempre proveído el caçador de açúcar candi porque es una de las medicinas que más contino se da a las aves, y ahun la mejor de todas.
Item, tenga siempre consigo simiente de oruga, y mostaça, y de alholvas, y de perexil, y de zaragatona y de favarraz.
Item, tenga siempre buena alquitira, assí para dar rezio temple a la ave como para desbucharla.
Item, tenga buen azívar cicotrino y epático, y encienso, y almástiga, y bolarméñico, y todos los polvos que para golpes y heridas y rompimientos, assí de piernas o alas como de dentro del cuerpo, están ordenados en sus capítulos proprios, porque quando estas cosas acaecen quieren ser curadas con mucha presteza. Y especialmente deve siempre el caçador estar proveído de quatro cosas, y jamás estar sin ellas: La una es los polvos con que se hazen las pilmas para los rompimientos de las piernas y alas; la segunda es los polvos que se dan en bevida quando la ave dio golpe cayendo de alto o encontrando en árbol o peñisco, y ahun jamás deve de andar sin ellos porque en el campo los pueda echar a su ave con orinas por la garganta, que no valen menos que otras aguas; la tercera es los polvos de las sueldas que se han de dar en la vianda en todos los rompimientos y golpes, y señaladamente las raízes de la tormentilla y de la arzolla porque no se hallan en toda parte; la quarta es la agua ardente sacada dos o tres vezes por alambique si possible fuere, y echados en ella los polvos y puesta en estiercol como se dixo en el capítulo cinqüenta y tres del tercero libro para las heridas, porque las cura con grandíssima presteza; y si no se pudiere haver agua ardente sacada dos o tres vezes, háyase de la otra con tal que sea muy buena.
Item, deve tener siempre el caçador un pedaço de paño de grana muy fina para quando fuere menester quemarla para heridas, porque mezclada con la canela es muy singular, y si no tuviere paño de grana tenga la grana en grano o polvos de grana que tanto montan.
Item, estando el caçador en aldeas o lugares donde no hay apothecarios, tenga tanbién una buxetilla de trementina que sea muy buena.
Assimismo deve el caçador tener en su huerta, si la tuviere, assensios porque son maravillosos para golpes y heridas, y para filandrias, y sacar agua dellos por alambique o alquitara porque es maravillosa para el buche, y ahun deve de sacar çumo y secarlo al sol y guardarlo que es muy singular para muchas enfermedades que en el tercero libro se han dicho. Y tanbién deve tener ruda porque vale mucho y hay mucha necessidad della para agua vedriada y huérfago y otras enfermedades que se han dicho en el libro tercero.
Assimismo deve el caçador tener enxundias de garça, y de grua, y de ánsar, y de ánade, y gallina, y capón, y texón, y conejo, y osso, y cavallo y semejantes para las hinchazones y apostemas que se hazen a las aves en los çancos y manos porque no se hallan en toda parte, y estas de garça y semejantes aves se guardan desta manera: Tomen el papo y buélvanlo del envés y pongan dentro la enxundia, y guardarse ha muchos días.
E porque las agua de la tormentilla y de la arzolla y de la dragontia menor tienen notable propriedad para soldar por de dentro qualesquier rompimientos y heridas como se escrivió en el capítulo cinqüenta y siete del tercero libro, y en pocas botigas de medicina se hallan destilladas, deve el caçador destillarlas en su cassa y guardarlas para quando sean menester.
CAPÍTULO IX
De las cosas que deve el caçador llevar consigo a la caça
HA de llevar el caçador su burchaca, y en ella carne o ave para llamar su ave. Item, si fuere a bolar con halcón no se olvide el señuelo, y lleve siempre sobrado un capirote, para que si se le cae y pierde el que llevava se socorra del otro, y ahun los que buelan con açores no deven ir al campo sin él porque quando se levanta aire rezio no vienen assossegados en la mano sin capirote. Lleve siempre un buen cordel porque muchas vezes haze falta en el campo. Nunca vaya sin hurón para sacar la perdiz, o liebre, o otra ralea que se encabare. Y el que fuere a bolar perdizes con açor o halcón en el tiempo que haze grandes calores lexos de donde hay agua, lleve siempre consigo una buena bota de agua para dar a bever a los perros, y una escudilla de palo en que bevan si quisiere que duren y no cansen los perros, porque no hay cosa que tanto les haga afloxar y desmayar en la caça como es la sed, especialmente los días que haze grande calor, pero por esto no se entiende que el caçador se ha de descuidar de llevar otra bota de vino para sí.
Item, jamás deve de ir a bolar el caçador que no lleve consigo los polvos que se dan a las aves en bevida quando caen de alto o encuentran en árboles o peñiscos para echárselos a la ave por la garganta con unos tragos de orinas acaeciendo alguna desgracia en el campo. Ni menos deve ir sin los polvos que se escrivieron para las heridas.
CAPÍTULO X
De los remedios que hay para oxear o ahuyentar las águilas de donde se buela con los açores y halcones
Amuchos caçadores y otras personas he oído certificar que la causa de la enemistad que las águilas tienen con los açores y halcones con que se buela en esta caça de acetrería es llevar puestas las pihuelas en los çancos, que como las águilas se las veen colgando piensan que llevan alguna presa, y por quitárseles arremeten y van para los açores y halcones y los matan; y el argumento de que esto sea asssí es que a ningún halcón ni açor de los bravos que andan sueltos en el aire ni en el monte hazen daño alguno las águilas. El mejor remedio que yo hallo para oxear o ahuyentar las águilas de donde el caçador bolare con su ave es llevar una escopeta y tirar con ella un tiro o dos azia la águila, porque huyen mucho del trueno, y se avientan y se van, y si la escopeta fuere de pedernal será mucho mejor porque va más apunto para quando se ofrece la necessidad, sin embaraço de mecha ni huego.
Los caçadores tienen tanbién algunas devociones para este efecto, y una dellas es ésta: Hazen la señal de la cruz azia la águila, y dizen estas palabras: «Ecce crucem domini nostri Jesu Christi, fugite partes aduersae, vincit leo de tribu Juda radix Dauid alleluya, alleluya, alleluya» y luego, tras desto, dizen un paternoster y una avemaría, y esto se ha dezir tres vezes, con lo qual a mí me ha acaecido muchas vezes haver ahuyentado las águilas y no bolver más en todo aquel día adonde yo bolava, y no es de maravilla pues Nuestro Señor Dios, usando de su grande misericordia con nosotros, quiso para todas nuestras necessidades poner tan grande virtud y poder en su sanctíssimo nombre todas las vezes que con entera fee fuesse invocado.
Otros tiene por devoción de dezir estas palabras: «Christus Jesus fuit incarnatus ex Maria virgine, Christus fuit excanatus, Christus fuit passus et sepultus, Christus resurexit a mortuis tertia die, Christus ascendit ad celos. Por virtud destos misterios te conjuro que te vayas y no empezcas a cosa alguna. In nomine Patris et Filij et Spiritus Sancti, amen». Y esto se diga tres vezes.
Otros tiene por devoción de rezar el evangelio de señor sanct Joan.
CAPÍTULO XI
De cómo se hará çebadero y butrera para matar las águilas
PUES tanto daño hazen las águilas matando açores y halcones de mucho precio, justo es que se escriva contra ellas alguna cautela para matarlas. Hágase una buitrera en el lugar donde ellas más continúan, haziendo la puerta de la cava por parte que se pueda entrar en ella sin que las águilas vean al hombre que les hoviere de tirar, y pónganles por cebo un perro dessollado y un poco assado, que según me certificó un caçador viejo y experimentado en esto diz que no quedará águila en toda aquella tierra que no acuda a este cebo, y no teniendo perro póngaseles otra carne, y quando estuvieren comiendo en ella, tírenles con vallesta, y no con escopeta, porque el trueno della escarmienta las aves y haze que no buelvan ni vengan al cebadero.
José Manuel Fradejas Rueda
Creación / última revisión: 07.12.2015